Hay dudas que no ofenden

Entre todas las vacunas anti-Covid que se han fabricado hasta la fecha, la que genera más dudas entre la población es la AstraZeneca. Y no por culpa de la gente, sino de quienes la enviaron a los mercados cojeando de una pata. A saber: que no era buena para viejos. Lo reconoció el mismo fabricante. Por tanto, no vengan ahora con coñas marineras.

Sabido lo anterior (amén de que solo era eficaz en un 65 por ciento), la autoridad sanitaria decretó, con buen criterio, que se la inyectaran únicamente a los menores de cincuenta y cinco años. Comoquiera que, por falta de previsión (y también por un desmesurado afán de ganancias), los laboratorios produjeron menos cantidad de lo contratado, en algunos países de la Europa más civilizada hay conato de colarles la dicha AstraZeneca a los ancianitos, argumentando que ahora ya se supone que pudiera ser buena para ellos.

Tremenda proposición, pues se han generado dudas en todos los estamentos sociales. También han divulgado que esa concreta vacuna pudiera haber provocado algunas trombosis. Y entonces ciertos intentos (de hace solo unos días) de vacunar con la AstraZeneta a personas de cincuenta y cinco a sesenta años, han quedado suspendidos.

Cuando las cosas se hacen mal desde el principio, conviene asumirlo y dejar de joder con la pelota, que dijo Serrat. La confianza de las personas es material delicado. Frágil de toda fragilidad. Cualquier patinazo puede generar ansiedad. AstraZeneca debió sacar su vacuna después de probarla también con los viejos. Pero, como no lo hizo y ahora dicen 'digo' donde antes dijeron 'Diego', han terminado sembrando dudas por todo el mundo.

Dejen ya de crear más ansiedad y aprendan para otra vez.