Disciplina nuestro orgullo es
LA ZARABANDA ·
Eso se cantaba entonces, incluso habiendo una mili tan disciplinatoria como aquellaLa disciplina en un país con fama de indisciplinado, casi todos se la toman con menos calor del que debieran. El modelo de docilidad ideal ... lo salvaguardó durante mil años la puta mili. Llegó Aznar, miró y se la cepilló.
–¿Aznar, dice? ¡Vamos, quite usted!
Lo que yo le diga. Fue el auténtico Aznar (José Mari, vaya, el del bigote y la circunspección rampante) quien se la limpió en dos patadas. Al desaparecer la mili, el mando en plaza cedió los trastos de la sacrosanta obediencia a la disciplina de partido.
La exclusivamente militar consistía, a grandes rasgos, en que el cabo primero obedecía (y sobre todo le hacía la pelota) al sargento, el sargento al brigada, el brigada al alférez (aunque, si este era de Milicias, ni caso), el alférez al teniente, el teniente al capitán, el capitán al teniente coronel, el teniente coronel al coronel propiamente dicho y así hasta el generalato.
–Y el guripa, ¿cómo practicaba la disciplina?
Pues sometiéndose al cabo primero, al sargento y al escalafón ya mencionado. Pero, más que nada, al cabo primero y al sargento. Los de ahí para arriba apenas si te los topabas por la compañía.
–¿Y cómo es que califica usted de puta a la gloriosa mili?
Pues porque me pasé veinte largos meses allí jodido. Me tuvieron disciplinado, lo digo en serio, desde las botas hasta el gorro, pasando por el correaje. Había que llevar la mugre reluciente. Suprimida la mili, la única disciplina que hizo furor fue la disciplina de partido, que para mi gusto es la mejor. ¿Y por qué? Pues porque puedes presumir de ella sin practicarla. La disciplina de partido es la 'bufa la gamba', 'la casa e la Pascuala' y 'el coño e la Bernarda'.
Una cosa me inquieta. A veces, montado en el dron y contemplando desde arriba la sociedad española, me embarga como una terrible sensación de disgusto. Porque la gente de hoy, esa pizca de disciplina cívica que se requiere para mantener tiesa la dignidad individual, se la pasa por el forro.
–¿Entonces?
¡Uf! Lo mejor es firmar la moción por disciplina de partido. Y a la misma vez no firmarla, también por disciplina de partido.
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