Calorazo y algo de política

–Fíjate. Hasta tres alcaldesas de pueblo han subido de rango.

Bueno. Es que hay alcaldesas 'de pueblo', como dice usted (y puedo mencionar como muestra a las de Archena y Jumilla), que lo están haciendo muy bien. Da gusto ver cómo ascienden mujeres que poseen la experiencia de llevar una alcaldía palante. A ver si fueran ellas las que tomasen el relevo al clásico tiaco (digo en general), que fue autoridad más por haber nacido macho que por eficiente, y consiguen aportarle a la política, tan denigrada, un estilo nuevo y feminístico.

Entre las ministras que se quedan tenemos una (María Jesús Montero, le dicen) contra la que no tengo nada, salvo que, como portavoz de Moncloa, resulta bastante cansina de escuchar. Refería lo acordado en Consejo de Ministros en plan predicación, de un modo innecesariamente ampuloso y machacón, como aquellos jesuitas que iban por los pueblos, recién terminada la guerra, haciendo propaganda del reino de Dios. Veo bien que se haya quedado en Hacienda, pero ya sin el encargo de pregonera.

Se preguntan los mentideros por qué habrán cesado a una Calvo tan omnipresente. O a un Ábalos tan arraigado que parecía el guardián de la Moncloa. O a un cerebrito como Iván, en otro orden de cometidos. En fin, personajes son que vienen y van, y no debe sorprendernos. Como dice el dicho, 'hoy presonas y mañana estautas'. Incluso los ministros de cuando Franco (que parecían para toda la vida) acabaron dejándolo.

En fin, señores: 'Beatus ille'.