La buena Samaritana
LA ZARABANDA ·
Mi Semana Santa de cuando acabó la guerra aquellaMARTES SANTO. En aquel tiempo, el lunes no figuraba en el programa. Quiero decir que no había desfiles, aunque no me acuerdo si los Armaos ... salían de pasacalle. Mi pariente Pepe Sota, que regentaba un bar muy bien dotado, se los representaba como si marcharan por un polvoriento camino del Oeste americano, y a su paso el viento hiciera volar una bandada de salicornios. Era una forma de verlo, aunque algo sarcástica.
El martes en la mañana ya había procesión. Estaba dedicada a la Samaritana, que es la que desfila más veces. Se debe esto a que, en Jumilla, la Pasión funciona siguiendo rigurosamente el orden evangélico. Cristo muere en la cruz cuando le toca: el Viernes Santo. No sale jamás un Crucificado antes que un Prendido, no sé si me estoy explicando.
A la Samaritana la gobernaba el gremio de los panaderos, aunque su presidente, José González (Minchirón), no lo fuera. (Llevaba el negociado de los quintos en el Ayuntamiento). Mi amigo el Susi pertenecía a la Hermandad y su familia tenía horno. Los colores de las túnicas son mitad blancos (como la harina), mitad marrones (como el pan). Esta procesión, sin ser la más brillante, era la más esperada por tratarse de la primera. Con ella llegaban los caramelos, los capuruchos, las imágenes y las músicas. En mi pueblo, la Semana Santa es muy sonora. (Se contratan agrupaciones de otros lugares, desde Liria hasta Tobarra). Contribuye a esto que el maestro Julián Santos dirigía la banda municipal y había compuesto una colección de marchas fúnebres soberbias. Cuando las escucho se me pone un nudo en la garganta.
El Martes Santo ya descansan las empanás en la despensa. Hablo del que constituye el alimento fundamental durante esos siete días. Un par de ellas con un vaso de vino o un quintico sustituyen a una comida. Eso permite que el ama de casa descanse una miaja del trajín doméstico. La mercancía, si es auténtica, muestra el tamaño de una mano femenina. Por arriba, la masa es suave. El companaje: patatas fritas, atún en conserva, pimiento rojo, pimienta, piñones y perejil.
Y mientras te atizas la empaná, la Samaritana pasa con su aljibe, trayéndote un pozal de agua fresca, amén.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión