¿Arde el Mediterráneo? ¡Sí!
LA ZARABANDA ·
Quizás no habíamos previsto que el cambio climático traería fuegos terriblesMe temo que, en términos generales, que se dice, no habíamos caído del todo en la cuenta de que el cambio climático (que también padece ... de negacionistas) quemaría nuestros bosques.
–Es que...
Perdone que le corte con alguna brusquedad. Pero no hay 'es que' que valga. Los expertos vienen avisando de lo que nos puede ocurrir, si no paramos el calentamiento global.
–¡Hombre! Los coches eléctricos...
No, si le escucho. Lo que digo es que los coches eléctricos están empezando, y el Mediterráneo está ya ardiendo. Si no por los cuatro costados, por tres. Es una catástrofe descomunal lo que está pasando, sobre todo en Grecia y Turquía. Y lo que todavía está por pasar. En esos países y en otros donde están soportando temperaturas que pasan de los cuarenta grados, los incendios son catastróficos. No solo para ahora mismo, sino para el futuro de la Humanidad..., alegre y confiada.
La preocupación por el virus (donde la haya, que esa es otra) no debería hacernos olvidar el peligro que nos acecha por medio del fuego desbocado. No me gustaría a mí, lo digo como lo siento, que el lector tomara estas palabas mías como un sermón. Mucho menos como una regañina. Quién soy yo para reñirle a nadie, ni a ninguno. Solo aviso de algo que todos percibimos. Quiero decir que, bien mirado, esta llamada de atención sobra. Pero es que no puedo quitarme de encima esta preocupación. Que no es por mí, sino por quienes vienen detrás de mí.
Estaremos de acuerdo, creo, en que nos hemos demorado más de la cuenta en la lucha contra el cambio climático. Y, todo hay que decirlo, los primeros responsables son los que tienen mayor responsabilidad. Estoy hablando de los de arriba, los que nos mandan, dirigen y encaminan. ¡Anda que sí! Las cumbres al más alto nivel han dado como resultado el más bajo de los niveles. ¿En qué mundo vivimos? ¿Hay algún mindundi manejando las gobernaciones que piense en los que vienen detrás? No ya en los viejos carcamales, como yo mismo, que estamos con un pie en el otro lado de la vida. Digo nuestros nietos y los nietos de nuestros nietos. ¡Qué tristeza!
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