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Juegos malabares

Lo decía muy bien Sánchez-Solís el otro día, la escuela debe empezar con medios. La pregunta es: ¿se han puesto los medios?

Lunes, 14 de septiembre 2020, 09:00

De un tiempo a esta parte, algunos partidos llevan pidiendo la jornada laboral de cuatro días. A Murcia ha llegado antes la escolar. En cuanto el cole empiece, vamos a ver a los padres haciendo malabares para poder conciliar a sabiendas que tampoco podemos jugar con los ases del balón: los abuelos y, a pesar de ello, habrá quien no le quede más remedio y tenga que dejar a los zagales en el vector clave que nos permitió superar la crisis de 2008 la solidaridad familiar.

La jornada escolar de cuatro días, en algún caso rotatoria o por sorteo, será en los colegios públicos, no así en algunos concertados y en algún privado, que han recibido en proporción más profesores que la pública, según los datos publicados. Una resolución, la de la semipresencialidad en cursos bajos, que ni públicos ni privados comparten, aunque puedan desdoblarse las opiniones como en el caso de la concejal de Educación de la capital, que defiende las resoluciones de la Consejería en los plenos municipales mientras como directora de un centro privado/concertado las arregla para que todos vayan al cole sin faltar un día, lo que tiene su aquel.

Sostienen algunos que es tema de dinero por la situación de las arcas públicas, pero revisados los números expuestos por Emilio Ivars, los cálculos de César Nebot y comprobando que en algunos centros de la Región el aumento de profesores no es tanto y las posibilidades muchas en espacios, contando con la buena voluntad de muchos docentes que han abierto la posibilidad de desdoblar líneas, parece que el problema monetario no es tal si contamos con las ayudas estatales, por lo que en realidad estaríamos hablando de falta de voluntad por parte de quienes nos gobiernan. Desde el PP pasando por Cs para llegar a Vox, a quienes la educación y los niños les interesa poco. Andan más preocupados por cambiar una ley para ver quién sigue ocupando el sillón.

Sostienen otros que esta es una política premeditada por parte de algunos partidos que buscan el adelgazamiento de lo público a costa del engorde de lo privado. Una política peligrosa en la que corremos el riesgo de convertirnos en el peor espejo de las rotas y polarizadas sociedades latinoamericanas que experimentaron esta doctrinas neoliberales con anterioridad. Ni la socialización de los medios de producción, ni el salvaje neoliberalismo, ni su mezcla en la realidad neoliberal-comunista china son ejemplos para una sociedad que debe aspirar a la idea de la libertad como no dominación de la que nos hablaba Isaiah Berlín y que necesita de unos adecuados servicios públicos: sanidad y educación.

Sea una cosa u otra, o la conjugación de ambas, la que inspira tal acción el resultado son malabares para miles de padres que no tendrían que hacer con una gestión adecuada que asegure menores ratios y mayor seguridad, como ha sucedido en otras comunidades autónomas cercanas. Este es un ejemplo más de una nefasta gestión que consiste en pasar la pelota, en desplazar las responsabilidades, en educación, en las residencias, a los equipos directivos, mientras las cosas por hacer –por ejemplo, las mascarillas que debería haber comprado la Consejería y haber hecho llegado a los centros educativos este septiembre– duermen en el sueño de los justos. Sucede algo parecido con las PCR olvidadas para los trabajadores de las residencias; la falta de rastreadores desde junio; la incapacidad manifiesta de planificar las acciones que son al final lo que nos ha llevado a la situación actual. Lo decía muy bien Manuel Sánchez-Solís el otro día, la escuela debe empezar con medios. La pregunta es: ¿se han puesto los medios?

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