O llevarás luto por mí
Así me parece ·
La disolución de las Cortes y la convocatoria de elecciones generales era la decisión más razonable que podía adoptar Pedro SánchezDominique Lapierre y Larry Collins, biógrafos de Manuel Benítez 'El Cordobés', cuentan que, cuando el torero se iniciaba en tan arriesgada profesión, le prometió a ... su hermana que saldrían de la pobreza y que le compraría un piso. Y añadió: «O llevarás luto por mí». Al disolver las Cortes y convocar elecciones generales para el próximo 23 de julio, Pedro Sánchez nos ha venido a decir a todos que continuará en la Presidencia del Gobierno, o llevaremos luto por él.
La sorpresa inicial fue tremenda. Cuando anunció su decisión, nadie se lo esperaba. Ni los de derechas, ni los de izquierdas; ni en el PSOE, ni en el resto de la sociedad. No obstante, la reacción inmediata de los líderes de las derechas fue muy positiva. Santiago Abascal se felicitó por la decisión. «Cuanto antes, mejor», nos dijo. Y Núñez Feijóo expresó su conformidad con que vayamos a las urnas en julio.
Sin embargo, esta inicial conformidad de Feijóo y Abascal empezó pronto a ser matizada. Se critica que, con la disolución de las Cortes, Sánchez está intentando opacar el desastre electoral del PSOE y el arrollador triunfo del PP, de modo que no se hable de esto, sino de las elecciones generales anunciadas. Se ha dicho que Sánchez es todavía muy peligroso, y que puede aglutinar el voto de las izquierdas; que el 'sanchismo' no está aún 'derogado', y que hay que seguir trabajando. Incluso, en un impostado fervor partidista, se ha llegado a decir que convocar elecciones en julio, cuando media España está de vacaciones, busca obstaculizar la participación, y que esto es contrario a la democracia.
En fin, desde la serenidad, sin estar atrapados todavía por la buscada espiral del odio a Sánchez, y pasada la sorpresa inicial, quizás podríamos concluir que la disolución de las Cortes y la convocatoria de elecciones generales era la decisión más razonable que podía adoptar Pedro Sánchez. Porque, ¿qué hacer si no? Si esperaba a diciembre, el presidente tenía que estar dispuesto a soportar unos meses terribles. Todas las semanas, en el Congreso y en el Senado, el PP y Vox estarían pidiendo su dimisión; le estarían exigiendo que convocase elecciones, que el pueblo ya se había pronunciado el 28-M, y que quería votar. A este desgaste político y mediático habría que sumar las censuras en el interior del PSOE. Muchos dirigentes socialistas han perdido el poder en sus regiones y en sus municipios. Y como la campaña de las municipales y autonómicas se planteó como unas primarias de las generales, como un debate nacional sobre las políticas del Gobierno, a nadie le cabe duda de que han sido los errores del Gobierno de Sánchez la causa determinante de la debacle socialista. Solo García Page ha resistido en Castilla-La Mancha, precisamente el dirigente más crítico con Sánchez. Por lo demás, este razonamiento les ha venido muy bien a muchos para no tener que reconocer abiertamente sus propios errores. En cualquier caso, estas críticas internas le iban a suponer a Pedro Sánchez un tremendo desgaste. En las filas socialistas, la noche del 28-M ya proliferaba la palabra 'dimisión'. Y esta crisis interna hundiría mucho más al electorado socialista en la depresión y el desaliento. Así que lo razonable, para aplazar este debate interno, era convocar elecciones generales.
Solo García Page ha resistido en Castilla-La Mancha, precisamente el dirigente más crítico con Sánchez
Había, sin embargo, un problema: a partir del 1 de julio, y hasta el 31 de diciembre, le corresponde, por turno rotatorio, al presidente del Gobierno de España la presidencia de la Unión Europea. A primera vista, pudiera parecer poco adecuado celebrar elecciones generales durante este periodo. No obstante, peor hubiera sido que la presidencia de la Unión Europea la ostentara una persona que encabeza un Gobierno inestable en su país, al que, desde dentro y desde fuera de su partido, se le está pidiendo todos los días que dimita. Mejor aclarar las cosas.
Ahora bien, que la decisión de convocar elecciones generales sea razonable, no impide que a la vez sea audaz, incluso temeraria. Sánchez se lo juega todo a una carta. Le endosa a la sociedad española toda la responsabilidad de decidir qué gobierno quiere: si de izquierdas o de derechas. Sánchez lo arriesga todo. Está dispuesto a morir en la plaza, y a que los suyos lleven luto por él.
Lo curioso de la situación es que también Feijóo se lo juega todo en este envite. En el pasado era costumbre en el PP darle varias oportunidades al candidato a presidente del Gobierno. Las tuvo Aznar; y las tuvo Rajoy. Dos elecciones generales perdió Pablo Casado. Pero ahora las cosas ya no son así. Feijóo sabe que a su espalda espera Ayuso. Y que, si no alcanzase La Moncloa, la líder de Madrid se alzaría con el santo y la limosna. Y pediría su cabeza. Así que, ahora, Feijóo también tiene que echar toda la carne en el asador. Porque sabe que, o en julio gana y llega a presidente del Gobierno, o las gentes de derechas llevaremos luto por él.
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