Ideas para un discurso
Así me parece ·
El PSOE no puede pretender que el PP acepte con naturalidad el pacto con Junts y Esquerra, o que considere razonable que se amnistíe a delincuentesPara hoy domingo, a las doce de la mañana, el PP ha convocado manifestaciones en todas las capitales de provincia, a fin de expresar públicamente ... la discrepancia con la amnistía pactada por el PSOE con los separatistas catalanes. No sé si en esas reuniones públicas está previsto que se pronuncien discursos. Si llegaran a pronunciarse, a mí me gustaría que, al menos, se dejasen claras algunas ideas:
1. Los asistentes no deben dejarse amilanar por los reproches y temores que están exponiendo algunos medios de comunicación y algunos partidos políticos. La reunión pública para dejar constancia de una opinión contraria a la amnistía supone el ejercicio legítimo de un derecho reconocido en el artículo 21 de la Constitución española, y perfectamente regulado en la Ley Orgánica 9/1983, de 15 de julio. Por supuesto, todo derecho tiene sus límites. En este caso, uno de ellos es la violencia sobre las personas o sobre las cosas. Pero los manifestantes no han sido convocados para quemar mobiliario urbano, agredir a persona alguna o coaccionar a nadie. Y el otro límite que no debe rebasarse es el respeto a los derechos y libertades de otras personas, y a las instituciones. No es lícito cercar y acosar las sedes del PSOE, o el Congreso de los Diputados. El mismo respeto que reclaman para sus ideas los manifestantes, ha de observarse en relación a aquellos que tengan ideas diferentes.
¿Lograremos convencer a Pedro Sánchez de que esta vez se ha pasado? Me temo que no
2. El partido convocante, el PP, tampoco debe dejarse amedrentar por aquellos que se arrogan en exclusiva la expedición de carnets de demócratas. Los seres humanos somos todos iguales, y moral y políticamente nadie está por encima de otro. Así que no haga caso el PP cuando se le reproche que con estas manifestaciones que ha convocado está contribuyendo a radicalizar la vida social y política española. Lo que no puede pretender el PSOE es que el PP acepte con naturalidad ese pacto con Junts y con Esquerra, o que considere razonable que se amnistíe a delincuentes, condenados o prófugos, relacionados con el 'procés'. Y, ni mucho menos, se puede esperar que diga el PP a sus electores que lo que procede, en aras a la paz social, es aguantarse y callar. En mi opinión, el PP está haciendo lo que debe. No sería lícito que recomendase a sus votantes el silencio de los corderos. Por coherencia, por dignidad, y por valor cívico, el PP hace bien en pedirle a los españoles que se manifiesten y que den testimonio público de su discrepancia con la amnistía. Si Pedro Sánchez no hubiera llevado las negociaciones con los separatistas a estos extremos; si no hubiera permitido que Puigdemont humillase al Estado español, no hubiera sido necesario convocar estas manifestaciones. Quien está agitando el enjambre no es el PP, sino Pedro Sánchez.
3. No sé cuántas personas acudirán a esas manifestaciones. Seguramente serán miles. Y no todas votantes del PP o de Vox. Ni falta que hace. Bastará con que se trate de gente con cierta capacidad de análisis crítico, que no se haya dejado convencer por la apabullante propaganda del Gobierno en funciones. Porque no es necesario ser de derechas, o de izquierdas, para tener sentido común. Y el sentido común nos dice que no es cierto que la amnistía se haya pactado para normalizar la vida política en Cataluña. Se ha pactado exclusivamente para que Pedro Sánchez sea investido presidente del Gobierno con los catorce votos de los separatistas catalanes. Todas las demás justificaciones que se están dando no son más que pamplinas. Si Pedro Sánchez no necesitase los votos de los separatistas, nadie en España estaría hablando de amnistías.
Y que no se diga que cuando no se tiene mayoría parlamentaria hay que pactar, porque el problema no es el pacto. Nadie niega que Pedro Sánchez tenga derecho a intentar pactar su investidura. El problema no es el pacto, sino el precio que se está dispuesto a pagar. Y a ese precio exigido, no se puede pactar con los separatistas sin incurrir en la indignidad personal y en la inmoralidad, y sin llevar a todo el Estado español a una humillación histórica y a un insoportable escarnio político. Porque hay algo que nadie puede negar: con esta amnistía se está infringiendo abiertamente el principio del artículo 14 de la Constitución de que todos los españoles son iguales ante la ley. Con la amnistía pactada, habrá delincuentes a los que se les aplique la ley y se les encarcele; mientras que otros presuntos delincuentes se pasearán tranquilamente por las calles y plazas de Cataluña. Los españoles de buena voluntad, que tanto sufrimos con los lamentables hechos de septiembre y octubre de 2017, no nos merecíamos esto.
4. Y, por fin, ¿servirán de algo estas manifestaciones? ¿Lograremos convencer a Pedro Sánchez de que esta vez se ha pasado y de que debe retirar la propuesta de amnistía? Me temo que no. Pero hay que ir a la manifestación, aunque solo sea para dar testimonio de nuestra discrepancia, y por lo que pueda ocurrir en el futuro.
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