Caravaca apaga la luz jubilar
El camino sigue abierto, como también sigue abierto el lugar, para cuantos en algún momento de su vida quieran encontrarse consigo mismos
El domingo, durante la ceremonia de clausura del Año Santo 2024, la luz, que a manera de antorcha, ha brillado a lo largo de todo ... el período jubilar en lo más alto del castillo de Caravaca, se apagó, dando a conocer a todos que el jubileo ha concluido, no encendiéndose de nuevo hasta el próximo, en 2031.
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La luz jubilar ha sido a lo largo de todo el año como la estrella de Belén, que ha señalado el lugar de la reconciliación, y ha guiado los pasos de cientos de miles de peregrinos que se han encontrado al pie de la Cruz, en una búsqueda individual o grupal del perdón divino; y también ha sido hoguera donde se ha consumido mucha suciedad espiritual que a muchos pudiera tenernos necesitados de la paz interior que rejuvenece el espíritu y lo fortalece, para recuperar las fuerzas perdidas y mirar con optimismo hacia adelante, con valentía y buen estado de ánimo, en el camino de la vida.
La luz jubilar se apaga, pero el recuerdo permanece en la memoria y en el corazón de los caravaqueños, que hemos visto llegar, y permanecer un tiempo entre nosotros, a tantos que han venido trayendo consigo lo mejor de sí mismos, en un sentimiento común de hermandad, uniendo voluntades, con lazos virtuales, a gentes de muy diversa procedencia y condición que se han sentido iguales en la presencia de Dios.
En Caravaca no se olvidará el apoyo de las instituciones regionales, ni de los medios de comunicación, así como de la Fundación Camino de la Cruz. Como tampoco olvidaremos momentos cargados de emoción y buen gusto estético como la presencia de la Asociación de Mayordomos de Yecla, de los tambores de Moratalla acompañando a la imagen de Jesucristo Aparecido, y de la Santa Cruz de Abanilla. De las cuatro órdenes militares españolas, del clero diocesano y de las monjas de clausura. De la Adoración Nocturna Española. De los cuerpos de la Guardia Civil, el Ejército y la Policía. De los nazarenos españoles y de las cofradías de Gloria. De obispos eméritos y en activo al frente de sus diocesanos. De los arciprestazgos de la diócesis de Cartagena. De las universidades católicas con estudiantes de muy diversas nacionalidades. De los medios españoles de comunicación social. De las asociaciones festivas de gigantes y cabezudos, siguiendo a «los más grandes» del país. De las academias científicas y de miles de grupos y cientos de miles de personas anónimas que han acudido a la diaria ceremonia del 'envío' (en la Iglesia Mayor del Salvador), y acompañados de voluntarios (que tan ingente labor han hecho a lo largo de todo el año) han subido juntas las pinas cuestas que conducen a la real basílica, intramuros del castillo, estuche de piedra de la Vera Cruz.
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La luz jubilar ha iluminado el camino. Ha señalado el lugar y también ha sido hoguera virtual donde se han consumido miserias humanas de todo tipo. La luz jubilar se apaga hasta dentro de siete años, pero el camino sigue abierto, como también sigue abierto el lugar, para cuantos en algún momento de su vida quieran encontrarse consigo mismos en la paz que proporciona el valle en que se ubica Caravaca, protegido por las sierras del interior de la Región, a casi setecientos metros de altura sobre el mar, donde el cielo es más azul y se viven en plenitud las cuatro estaciones climáticas del año natural. Donde se conservan como en ningún otro lugar tradiciones ancestrales propias de las tierras de frontera en las que siempre estuvieron nuestros antepasados como punta de lanza en la defensa de las tierras y gentes de antiguo reino y hoy Región de Murcia.
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