Nada será igual
Si alguien nos hubiera dicho cuando despedíamos 2019 que diez semanas después estaríamos confinados en nuestras casas, en ciudades cerradas, en un país aislado del mundo, con el Ejército y la policía vigilando el cumplimiento de unas normas promulgadas para contener un virus que ha matado a 500 personas y enfermado a casi 13.000 en España, nadie hubiera dado crédito. Pero esa es hoy la realidad de nuestro día a día. Nos enfrentamos a una situación inédita, difícil de imaginar para una sociedad del bienestar en la que existía la única amenaza de la economía y la del incipiente medio ambiente. Pero ha sido la alarma producida por una emergencia sanitaria que en cuestión de horas le ha dado la vuelta a todo y modificando hábitos, costumbres y rutinas. Nada se antepone a la máxima de salvar vidas y proteger a la población de un virus que aprovechando la globalización se extiende de forma rauda por el mundo.
En España, la pandemia es un hecho, lejos queda la fase de contención a la que el Gobierno apeló durante unas semanas para declarar un estado de alarma que recluye a la inmensa mayoría de la población en sus casas como medida de protección. Se ha reaccionado con lentitud, pero las medidas restrictivas que exige la situación están ya en vigor, y todos, todos sin excepción, debemos cumplirlas a rajatabla.
En la Región de Murcia, el presidente Fernando López Miras ha dado ejemplo de cómo actuar con contundencia. No le tembló el pulso para adelantar la orden de confinamiento cuando miles de madrileños llegaron a nuestra Comunidad Autónoma huyendo de la expansión del virus. Una medida que extendió a toda la Región al día siguiente.
La protección de la salud de la población está por delante de todo, pero no podemos obviar el impacto económico de estas circunstancias, tan excepcionales como extraordinarias. Autónomos, pequeñas y medianas empresas, profesionales liberales..., son muchos los que han cerrado su negocio, prescindido de empleados y de una jornada para otra carecen de ingresos.
El Gobierno de España ha reaccionado con un decreto ley que moviliza una ingente cantidad de recursos, aunque resulta insuficiente para algunos sectores como el de los autónomos. Y desde aquí, le pedimos que atienda sus demandas y suspenda el pago de cuotas como le están reclamando.
En muchas ocasiones nos hemos sentido orgullosos de nuestro sistema sanitario, y estos días se está demostrando su fortaleza. Detrás de los muros de los hospitales y las consultas de los centros de salud, miles de profesionales sanitarios se emplean en tratar y cuidar a los enfermos, jugándose su propia salud. Como lo hacen, los policías y Guardias Civiles, los conductores de ambulancias, el personal de limpieza, de los supermercados y farmacias, los transportistas, pescadores, agricultores o los ganaderos. A todos ellos, vaya desde aquí nuestro agradecimiento. Con disciplina y responsabilidad superaremos esta crisis sanitaria y saldremos más fuertes, aunque nada será igual.