El golpecito de estadito
Ninguno de los dos ha dimitido todavía. Los dos dormirán esta noche y la que viene, después de la mayor chapuza política que recuerdo
En febrero de 2002 Gema García Marcos obtuvo el título de Miss Alicante 2002 gracias al pago de 27.000 euros a la organizadora de ... la gala, María Elena Dávalos, y se clasificó para competir por el título de Miss España. Todo fue obra de periodistas de 'El Mundo' que prepararon un documental con cámara oculta. Quien vio aquello lo recuerda, fue uno de los hitos televisivos de la época y demostró hasta qué punto era corrupto el sistema de las misses. De todo aquello me quedó una frase de Dávalos. Mientras fumaba sin parar dijo, con voz portuaria: «Si lo hacemos mal, vamos a hacerlo mal de verdad». Más allá de la literalidad de la cita, el contenido moral era demoledor.
Hace dos semanas se anunciaba la moción de censura de Ciudadanos y PSOE al Gobierno de Murcia. Fue el bombazo del día y provocó la disolución de la Cámara de Madrid y la convocatoria de elecciones anticipadas, amén de poner en una situación casi imposible al PP nacional. Al día siguiente, un periódico se marcaba una portada con la carátula de 'House of Cards' sustituyendo a Franck Underwood (Kevin Spacey) por Ana Martínez Vidal, exconcejala del PP en Murcia, antigua portavoz del Gobierno regional y mujer de confianza de Inés Arrimadas en la Región. Ella y Diego Conesa impulsaban una moción de censura para acabar con 26 años de Gobierno del PP en Murcia. Todo muy sabido ya.
Yo soy un mindundi, pero sabía desde el primer momento que había dos diputados de Ciudadanos que, probablemente, no votarían a favor, lo cual dejaba el triunfo de la moción en un margen de un diputado. Ellos (Ana y Diego) también lo sabían, ya que contaron con los votos de Unidas Podemos para compensar la posible traición. Siendo un comentarista político de tercera entendí que las posibilidades de éxito eran muy frágiles y me hice varias preguntas. Esta gente habría contado con que, si ganaban, la Administración regional quedaría paralizada hasta septiembre. La administración no se para nunca, pero todo lo que dependa de firma irá al limbo en medio de una pandemia que tiene a la mitad de la industria pendiente de acuerdos y ayudas. La respuesta es obvia, lo sabían y entendieron que su triunfo era mejor que el daño causado a la Región. La segunda pregunta era una obviedad: ¿y si pierden? A raíz de esa, la tercera: ¿cuáles serán las repercusiones de un fracaso de la moción?
Si algo ha quedado claro es que no importamos lo más mínimo. Que somos números
En 24 horas, el PP anunciaba que nombraba a dos diputados consejeros y mantenía a Isabel Franco en la vicepresidencia. Todo el mundo se echaba las manos a la cabeza (todo el mundo del 50% que vota a la izquierda) ante tamaño caso de transfuguismo. Era una opinión ingenua que no entendía que estábamos en el terreno de la 'realpolitik' y el PP hizo lo que tenía que hacer para mantener el poder. La política como ejercicio de los ideales es una cosa del siglo XIX, hoy vivimos una situación bien diferente, y quien no lo entienda habita el pasado. La moción debió quedar descartada, pero Conesa y Martínez Vidal siguieron adelante intentando ¡que los tres diputados de Vox votaran a favor! ¿A quién se pretendía engañar? Se celebró la moción con un tono de insultos inaudito. Creo que es lo que quería Conesa, ya que perdía, al menos poder llamar corrupto al Gobierno. Los tres expulsados de Vox hicieron lo que también tenían que hacer en el campo embarrado de la política real: aprovechar su posición para conseguir una consejería. El PP no podía permitirse perder esto y Teodoro García Egea fue a fondo. Habrá a quien le caiga mejor o peor, pero ha hecho una exhibición descomunal. La portada de 'House of Cards' debería ir con su foto sentado en el trono de Lincoln, él sí ha aprendido la lección de Franck Underwood.
La imagen de la Región por los suelos, un terremoto político interno en medio de una pandemia, el total desánimo en el electorado... todo para que Ana Martínez Vidal fuese presidenta en vez de portavoz, de la misma manera que Iznogud quería ser califa en lugar del califa. Su ambición personal, asentada sobre un incierto apoyo de un partido que sabe que desaparecerá en breve, ha asolado la Región. Lo peor que ha hecho nadie por la Región en siglos. Diego Conesa, cabeza del PSOE, no ha tenido el mínimo reparo en secundar esta aventura sin medir las consecuencias, hundiendo el partido en una crisis de imagen lamentable.
Ninguno de los dos ha dimitido todavía. Los dos dormirán esta noche y la que viene, después de la mayor chapuza política que recuerdo. No ha habido épica en todo esto, ni dignidad, ni altura política, ni sentido de la historia. Estos son los personajes de la tragicomedia acaecida estos días, pero falta uno: usted y yo. El pueblo. Si algo ha quedado claro es que no importamos lo más mínimo. Que somos números, argumentos en un debate en la Asamblea Regional, que no importa lo mucho que podamos avergonzarnos de ellos.
Todo ha sido por nosotros, para nosotros pero sin nosotros. Esa es nuestra realidad. Al final no hemos avanzado tanto estos dos últimos siglos, por lo que se ve.
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