Turismo y paz
Viajar crea vínculos duraderos con otras sociedades y nos contagia de admiración por ellas
'Turismo y paz' es el lema con el que ONU Turismo (anteriormente Organización Mundial del Turismo) celebra mañana el Día Mundial del Turismo. Como ... organización perteneciente a las Naciones Unidas, su secretario general, António Guterres, nos recuerda que «el turismo une a las personas» y nos invita a reflexionar sobre «la profunda conexión entre el turismo y la paz».
Es cierto que debemos reflexionar. Los conflictos armados en el mundo están alcanzando su punto más alto. Entre los países implicados y los involucrados, actualmente estamos viviendo un deterioro significativo de la paz mundial. El Institute for Economics and Peace, en su último informe sobre el Índice de la Paz Global, publicado en junio de 2024, afirma que el mundo se encuentra en una «encrucijada» y advierte sobre el riesgo de que aumenten los conflictos. El informe indica que actualmente hay 56 en el mundo, la mayor cantidad desde la II Guerra Mundial. La internacionalización de estos ha llevado a que 92 países participen en ellos fuera de sus fronteras. El impacto económico mundial de la violencia en 2023, según el informe, asciende a 19,1 billones de dólares, impulsado en gran medida por un aumento del 20 % en las pérdidas del PIB debido a los enfrentamientos. Esta situación ha provocado un aumento en la disparidad económica entre los países, el agravamiento de las tensiones geopolíticas y el crecimiento de los conflictos de gobernabilidad en diversos territorios.
Como parte de sus consecuencias, tenemos presentes a más de 43 millones de personas refugiadas en el mundo, según la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), de las cuales más de 17 millones son menores. Es cierto que existen iniciativas que ayudan a paliar estas consecuencias y que están inspiradas en la paz, como la Plataforma UCAM por la Paz, cuyo objetivo es prestar ayuda a las víctimas de los conflictos bélicos, especialmente a estudiantes y sus familias, en colaboración con otras entidades y ONG. Estas acciones se convierten hoy en una gota de agua en el desierto para un río de consecuencias.
El turismo nos puede ayudar a sembrar en los jóvenes la capacidad de ver el mundo de forma diferente
A partir de esta realidad, nos damos cuenta de que el turismo puede y debe ser un instrumento para la paz. Desde el respeto, puede conciliar diferentes discursos, conservar y poner en valor los territorios y su multiculturalidad, promoviendo un desarrollo sostenido y sostenible, sensible a cada página de su historia. El turismo nos puede ayudar a preparar el terreno para sembrar en las nuevas generaciones la capacidad de ver el mundo de forma diferente y generar vínculos duraderos que garanticen la solidaridad entre los pueblos.
El anterior secretario general de ONU Turismo, Taleb Rifai, en su visita a la Universidad Católica de Murcia (UCAM) en 2015, durante la reunión que mantuvo con alumnos y profesores, dijo, entre otras cosas: «El turismo nos hace ser mejores personas». Viajar crea vínculos duraderos con otras sociedades y nos contagia de admiración por ellas. El turismo es un instrumento que nos ayuda a tener múltiples perspectivas y a admirar realidades diferentes, y poner en el centro a las personas.
En este sentido, el turismo tiene la obligación de mejorar la vida de estas personas y contribuir al bienestar social. Debe contemplarse como un agente de desarrollo que no solo transforma la manera en que percibimos el mundo, sino que también aporta un valor ético a nuestra existencia. Viajar fomenta experiencias que promueven el respeto y la inclusión, el turismo puede convertirse en una herramienta poderosa para construir puentes entre diferentes comunidades, enriqueciendo nuestras y otras vidas. Para lograrlo, es esencial poner el foco en la manera que tenemos de gestionar el turismo, con el objetivo de no perder su esencia, que debe tener su inspiración en el conocimiento, la admiración, el respeto y el entendimiento cultural.
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