La generación superviviente
La supervivencia es un instinto básico en el ser humano. Ser joven, un estado de ánimo que deambula a caballo entre distintas etapas de la vida. No se es joven solo por edad, se es joven dentro del proceso de aprender a vivir, a veces se es joven siempre y otras la juventud se acaba pronto. Es un proceso de construcción, una proyección de objetivos que vertebran las nuevas sociedades.
Tras 25 años de políticas sin un proyecto claro que defina lo que aspiramos a ser, añadiendo las consecuencias de las dos crisis económicas más graves de la historia reciente, ser joven y queriendo vivir en nuestra tierra se ha convertido en un imposible. Hemos padecido Gobiernos sin preocupación por atrapar el talento y sin intención de aprovechar las oportunidades y el conocimiento de una generación para mejorar nuestra Región.
Las políticas de Juventud son políticas específicas a la par que transversales. No haber planificado ni estratégica, ni económicamente, unas políticas de juventud que atacaran los bajos salarios, la falta de oportunidades, el acceso a la universidad para aquellas familias con menos recursos o asesorar la puesta en marcha de nuevos proyectos económicos provoca, de manera consecuencial, que seamos una de las comunidades autónomas con más gente joven de origen y que más talento expulsa.
Se suele asociar ser joven con un periodo de tiempo futuro, algo pretencioso cuando tenemos que mantener el presente. No trabajar implica no aportar a la estabilidad del sistema público de pensiones, pero también no aportar una visión diferente, como generación, a los nuevos retos que afrontamos y que serán la hoja de ruta de nuestro desarrollo personal y profesional.
Los Gobiernos se enfrentan a un doble dilema: romper las dinámicas de la situación económica y social de los jóvenes que arrastran la crisis de 2008, a lo que sumamos las consecuencias que sufriremos producto de la pandemia y los estragos que provoque en la economía y en la generación de nuevas oportunidades.
Pertenezco a una generación que necesita liderazgos sociales que entiendan que somos prioritarios y que tenemos que estar, de manera prioritaria, en la mesa de las decisiones. Necesitamos líderes que partan de la iniciativa de que el mundo que se nos viene plantea un horizonte fijo en la sostenibilidad. Exigimos contribuir en una sociedad que nunca nos ha preguntado como generación, solo padecemos la falta de iniciativas y necesitamos aportar soluciones que orienten a los que nos gobiernan.
Necesitamos un Plan de Choque por la Juventud, un pacto entre generaciones que garantice que las consecuencias de esta crisis no las pague la misma generación otra vez. Necesitamos vivir con garantías de no ser diferentes a las generaciones que nos precedieron. Si somos la generación mejor preparada, no podemos estar castigados con cada crisis, sin oportunidades ni futuro cerca de los nuestros. Seguiremos sobreviviendo, pero no estaría de más hacerlo aquí.