Fútbol y medicina
Desde siempre y, por parte de algunos colectivos y personas con intereses no vinculados a la salud, se han producido intentos de banalizar esta profesión
Me es incómodo, pero pienso que necesario, describir aquí el itinerario y el tiempo que se precisa para ser médico. Los estudios abarcan un mínimo de 11 años entre el estudio del grado y la especialidad (formación MIR). Transcurrido ese tiempo es cuando el médico comienza a ejercer propiamente la medicina de manera autónoma, pero nunca lo hace aisladamente. Sigue estudiando, participando en sesiones clínicas en su centro de trabajo, asistiendo a congresos, simposios, etc. y así durante toda su etapa activa. La misión del médico es prevenir la enfermedad y tratar la misma, tanto de manera individual y personalizada, como colectiva. Su misión es promocionar la salud, que la sociedad sea una sociedad saludable. Para eso interviene tanto en los procesos preventivos como curativos. Su misión es salvar vidas y, si no se prepara para ello, su fracaso se trasladará a la salud individual y colectiva de las personas de las que es responsable. Ese es su reto diario. Esa es su gran responsabilidad, no comparable con ninguna otra profesión.
Sin embargo, desde siempre y, por parte de algunos colectivos y personas con intereses no vinculados a la salud, se han producido intentos de banalizar esta profesión, incluso de poner en duda el objetivo único de la misma, salvar vidas, y para ello han utilizado los medios que cada época de la historia ha puesto a su disposición y que hoy en día están al alcance de todos.
La principal herramienta del médico para su toma de decisiones diaria es la evidencia científica, pero la evidencia científica crea a partir de muchos hechos repetidos que relacionan causa con efecto sobre un acontecimiento concreto.
Va siendo hora de que se deje la medicina fuera de la sabiduría popular. La medicina salva vidas
La Covid-19 era una gran desconocida hasta hace un año. Su conocimiento y manejo se localizaba en laboratorios superespecializados (nivel de bioseguridad cuatro). Aún no se sabe con certeza, no hay evidencia, de cómo se produjo el salto a la raza humana, se está investigando y buscando ese importantísimo eslabón de la cadena que permitiría avanzar en el conocimiento del desarrollo de esta pandemia. Sin embargo, sí que se ha avanzado y descubierto, hay evidencia científica, cuál es su mecanismo de transmisión entre personas: por contacto directo con las gotas y las microgotas (aerosoles) respiratorias que expulsa la persona contagiada, con síntomas o asintomática, a través del aire y que pueden infectar/contagiar a otras personas cercanas, entre un metro y medio y dos de distancia, si esas personas no están debidamente protegidas.
Llegado a este punto, ¿cuál es misión de las autoridades sanitarias? Indudablemente poner todos los medios a su alcance para evitar su propagación, doblegar al bicho y hacerlo desaparecer. Parece una reflexión de perogrullo, pues resulta que las autoridades sanitarias tienen unas determinadas herramientas para utilizar en ese combate, pero en el caso de la Covid-19, la principal herramienta la tenemos los ciudadanos, y aquí incluyo al ciudadano de a pie, al que representa a instituciones, a sectores productivos y a cualquier colectivo. Se dice pronto. Está en nuestras manos desterrar al bicho. Está en nuestra actitud, en nuestro comportamiento, en el cumplimiento de las normas y consejos que emanan de las autoridades sanitarias. Ante esto no cabe mirar a otro lado. No se puede, y sin embargo se está haciendo, se está poniendo en duda por parte de algunos representantes de sector o sectores productivos, que no tienen ningún conocimiento sobre sanidad ni salud, esas normas y consejos que nos vienen de las autoridades sanitarias, anteponiendo a las mismas los intereses económicos del sector o sectores productivos que se hayan visto especialmente afectados por las normas de índole sanitario, normas que solo buscan y persiguen salvar vidas.
Dice el refrán que «de fútbol y medicina todo el mundo opina». Va siendo hora de que se deje la medicina fuera de la sabiduría popular. La medicina salva vidas. Es su única misión y para eso se necesita la complicidad con toda la sociedad, sin exclusiones.