Borrar

'We are not family'

PERMÍTAME QUE INSISTA ·

Yo creo que con la serenidad de Illa y las gracietas de Fernando Simón ya vamos bien

Miércoles, 4 de noviembre 2020, 02:20

En junio, tras el confinamiento domiciliario, cuando según Moncloa «habíamos derrotado al virus y salíamos más fuertes», el presidente del Gobierno de España definió a Fernando Simón y a Salvador Illa como «un aragonés y un catalán serenos, educados y que no pierden la paciencia». Aquello me recordaba a la frase de un amigo: «Como lo único que digan de ti es que eres buena persona, estás 'apañao'».

Es evidente que vivimos en una sociedad falta de educación, serenidad y paciencia, y, aunque las tres virtudes son esenciales, cuando uno pretende gestionar debieran estar yuxtapuestas a muchas otras como conocimiento, profesionalidad, anticipación y sinceridad.

El presidente Sánchez, que es el jefe del aragonés y el catalán, y que los puso donde están o los mantiene ahí, no mencionó calificativo alguno que nos hiciera pensar que estábamos en las mejores manos posibles. Y por entonces, ya había 35.000 muertos oficialmente declarados. 35.000.

Y muy poquito después, en este terrible escenario, lleno de simpáticos con los que sin duda una se iría a tomar un café, pero saturándose los hospitales de medio mundo, con sus UCI y mortuorios, la Organización Mundial de la Salud nos dice que nos pongamos a cantar. Sí, a cantar.

La musiquita seleccionada es 'We are family', del legendario grupo Sister Sledge. La letra dice algo así como «unidos somos más fuertes porque somos familia» y eso que cuando la escribieron Iván Redondo no había nacido.

Realmente es insultante. La Organización Mundial de la Salud, que si no existiera habría que inventarla, es una de esas instituciones que han conseguido hacernos descreer. La incompetencia de sus dirigentes cubriéndose bajo sus prestigiosas siglas, nos dirige el foco a cuestionar esta agencia especializada de Naciones Unidas. Una organización que, solamente por haber llevado la vacunación a cada esquina del planeta, merece nuestro máximo reconocimiento. Su historia la avala, pero no justifica la pésima gestión de sus gobernantes actuales que, por cierto, en algunos escalones son los mismos protagonistas de la histérica y ¿corrupta? gestión de la gripe A en el año 2009.

Ahora sus dirigentes deben haber coincidido con Pedro Sánchez, su moral de victoria, su Iván Redondo y su «España puede» en algún aeropuerto y pretenden ser también megasimpáticos. Vale, acertar no aciertan mucho, pero... buen rollito.

No. Yo creo que con la serenidad de Illa y las gracietas de Fernando Simón ya vamos bien. Mejor dejamos al grupito americano y hasta al Dúo Dinámico y su 'Resistiré'.

No queremos cantar. Ni siquiera aplaudir. Sabemos que nuestros excelentes profesionales sanitarios están desbordados y agotados. Pero aplaudir o cantar aportan poco y mucho menos quemar contenedores.

Hay una sociedad, maravillosa y paciente, indignada cuando contempla por las noches a cachorros aburridos que, tras el toque de queda, destrozan mobiliario urbano gritando «¡Libertad!». Qué disparate utilizar tan hermosa palabra para justificar en su nombre hacer lo que me dé la gana, aunque esto implique contagiarse y contagiar a los demás. Y mientras, nuestros muertos crecen. Y algunos políticos, parece ser, han construido un discurso que justifica la actitud de los nenicos. Deplorable.

La historia juzgará a nuestros representantes por el número de muertos, como en toda guerra, pero también nos juzgará a todos por nuestro comportamiento, no lo olvidemos.

Cuando finalizó el confinamiento domiciliario, el consejero de Salud de la Región, Villegas, afirmó enormemente serio: «La sociedad no sale de la pandemia, sale en y con pandemia». Ganas de tomarnos un café con él y con su equipo, no daban, desde luego. Tampoco nos dijo que cantáramos, más bien al contrario, que no nos confiáramos. El presidente regional, López Miras, no definió a su equipo sanitario como «megaguays» o superhéroes, pero no nos mintieron. No lo han hecho, ni lo hacen y sospecho que no es fácil acertar, ni decir siempre la verdad.

No, no somos familia, ni de Simón, ni de Illa, ni de la OMS, ni de los que queman contenedores o los que les alientan. Ni siquiera de los que han intentado gestionar del modo más profesional y honesto posible. No, no somos familia, ni falta que nos hace. Cada uno tenemos la nuestra y es a la que queremos proteger. Bastante difícil lo tenemos con la que está cayendo.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

laverdad 'We are not family'