Pedro Sánchez tuvo que pronunciarse ayer, a preguntas de los periodistas en su comparecencia en la cumbre del clima que se celebra en Brasil, sobre ... las consecuencias de la ruptura por Junts de su entente con el Gobierno. Pero no solo. El presidente se vio obligado a responder, una vez más, al último episodio en las causas judiciales que afectan a su entorno más personal, la fijación para el 9 de febrero del juicio a su hermano por presunto enchufe en el puesto que le otorgó la Diputación de Badajoz en un proceso de selección hoy bajo sospecha. La fecha de la vista oral que sentará en el banquillo a David Sánchez y, por añadidura, al líder del PSOE en Extremadura y candidato a las elecciones autonómicas del 21 de diciembre, Miguel Ángel Gallardo, ha coronado una semana en la que el juez Peinado ha ampliado el 'caso Begoña Gómez' imputando a una alto cargo de Moncloa; se ha iniciado el enjuiciamiento en el Supremo, inédito en democracia, al fiscal general; la Audiencia Nacional ha abierto una pieza separada por los pagos en metálico del PSOE a José Luis Ábalos y a Koldo García y por las supuestas bolsas de dinero llevadas a Ferraz por orden de Víctor de Aldama; el Ministerio Público cree que éste compró al exasesor ministerial para favorecer la colocación de mascarillas al Gobierno de Canarias presidido en pandemia por el hoy ministro Torres; el Supremo pretende sentar ya en el banquillo por los contratos de material sanitario a Ábalos, Koldo y De Aldama; y el fiscal Stampa ha añadido inquietantes mensajes ante el juez a los turbios manejos de la supuesta 'fontanera' de Ferraz.
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Se trata de tal multiplicidad de frentes que a Sánchez y su Gobierno no les alcanza ya el parapeto de refugiarse en el procesamiento por fraude fiscal del novio de Isabel Díaz Ayuso, de retrotraerse a la Gürtel o, lo más inaceptable, sugerir que determinados jueces practican el 'lawfare' contra el presidente. La evolución de los distintos sumarios evidencian que los tribunales superiores están avalando las investigaciones llevadas a cabo por los instructores. Sean, por seguir con esta última semana, las que conciernen a David Sánchez, al triunvirato Ábalos-Koldo-De Aldama o, en las filas de la oposición, a González Amador. Ayer, en Brasil, Sánchez volvió a conducirse como si el escenario fuera manejable, permitiéndose reclamar elecciones en la Comunidad Valenciana a las que él se niega para el conjunto del país. Y cuando la legislatura se adentra a cada paso un poco más en el callejón político y judicial.
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