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Que digan que viví en los tiempos de Villegas

Hombre menudo, de amable sonrisa, que construyó un modelo basado en la rápida adaptación del terreno al enemigo

Miércoles, 1 de abril 2020, 02:00

«Si alguna vez cuentan mi historia que digan que caminé con gigantes, los hombres vienen y van como el trigo en el invierno, pero estos nombres jamás morirán... Que digan que viví en los tiempos de Héctor, domador de caballos; que digan que viví en los tiempos de Aquiles» (Odiseo, 'Troya')

En la historia de la Región, la pandemia Covid-19 será recordada como los tiempos del consejero Villegas, hombre menudo, de amable sonrisa, que construyó un modelo basado en la rápida adaptación del terreno al enemigo. Conseguir reunir y conectar cerebros que hablan un mismo lenguaje es un don, podríamos llamarlo '#InteligenciaColectiva en acción'.

Los humanos tienen un pensamiento 'lineal' de la vida; el covid-19, 'exponencial'. Villegas y su círculo más intimo e influyente entendieron desde el primer momento la necesidad de pensar y actuar como uno solo: instituciones, profesionales y sociedad civil. Las redes sociales eran amplificadores. Dan coherencia a los mensajes del consejero, sentido común.

En la semana del 8-14 marzo, la rápida adaptación para ganar terreno en la batalla sabiendo que no somos coreanos fue decisiva para adquirir posición de ventaja. Hubo acuerdo ágil entre filosofía y determinación. El arte de la guerra se convirtió en manual de cabecera desde el día 8: #EstamosEnGuerra.

La #InteligenciaColectiva sabía que ejércitos derrotados en otras áreas, primero llenaron los centros de salud y hospitales, y luego pretendían ganar la batalla. Nuestra mejor estrategia era una buena defensa, propia de los tiempos de escasez (escasez de casi todo, pruebas, materiales,...). Objetivo principal de la #InteligenciaColectiva, alejar el terreno de batalla de los centros sanitarios –ley de Murphy: si no vas al médico (físicamente), no te contagias, no ingresas–. Asegurando a distancia el diagnóstico clínico y seguimiento (telefónico, redes...). Esas herramientas de cita previa y la cadena social de 'llamaleydile' han contribuido a acordonar el coronavirus (de momento).

Desde el 10 marzo, la #InteligenciaColectiva campaña de miedo, máxima tensión a la población en alerta máxima, con miedo a ir al médico, distanciamiento creciente y en sus casas. A falta de estado de alarma político, se generó en la sociedad. Colocando frente al exterminio a la población, sería capaza de sobrevivir. Algún día pediremos perdón. Sacrificio y autorresponsabilidad, evitar sufrimiento. Disciplina es cadena de mando y organización. Desde el consejero y el presidente hasta el más alejado de los habitantes de la Región han actuado y pensado como si fuésemos un solo individuo. Algunos hitos:

1. Asegurar la cadena de contagio y sus contactos desde el primer paciente.

2. Campaña social para no ir físicamente al médico (por una seudogripe...) y de máxima tensión desde el 9-10 marzo.

3. Coherencia en mensajes institucionales.

4. Teletrabajo y bases para la cita previa telefónica del SMS. Seguimiento efectivo de casos y contactos estrechos, primero personales y luego masivos a distancia telefónica, cita previa activa. La batalla se ha librado en la calle y en todos nuestros hogares, donde un ejército de Atención Primaria y las propias familias han mantenido la defensa estoica del sistema. #QuedateEnCasa.

5. El confinamiento, alertas y determinación del presidente de la Comunidad.

6. El estado de alarma en la nación ayudó mucho.

7. No somos coreanos, pero somos murcianos, nuestra 'mejor prueba' son los diagnósticos y seguimientos telefónicos de AP. Y en la sociedad civil el 'llamaleydile' de casos que avisan a sus contactos y que tejen una red invisible de salud comunitaria y de autorresponsabilidad.

8. Residencias: gran tristeza en la #InteligenciaColectiva ha causado. Aquí, hay murcianos/as que ya vivieron una guerra. Red de apoyo, respetar deseos y preferencias, hacer del amor una fuerza terapeútica, poderosa y a veces sanadora.

9. Hoy, en los hospitales la batalla ya es cuerpo a cuerpo. Y sabemos que aquí el adversario nos aventaja. Días difíciles.

La armadura de la Región ha llegado al límite. Sin intervención divina no queda otra: o pruebas (no llegan) o confinamiento estricto. Asegurar la cadena de contagio, y que los sospechosos cumplan el confinamiento y sus contactos la cuarentena debe ser ahora lo estratégico. Nuestra mayor fortaleza, a estas alturas no renunciamos a perseguir a la cadena de contactos. Olvidar que el virus tiene un pensamiento 'exponencial', y que muy pocos enfermos y sus contactos asintomáticos salgan por víveres estos días hace que en 10 días sean miles los afectados.

En tiempos de escasez la mejor estrategia es una buena defensa. Ganar tiempo para tener test, EPI y la red social de contagio del virus completamente controlada. La estoica colaboración de las gentes, todavía decisiva para evitar el colapso.

Que digan que viví en los tiempos de Villegas.

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