Devoradores de placentas
PARALELO 37 ·
«¡Si se la comen los animales, nosotros también!», gritan algunos«¡Hay gente pa 'to'!», exclamó Rafael el Gallo, para muchos el más genial de los toreros habidos, cuando le presentaron a Don José Ortega ... y Gasset y el madrileño le contó que lo suyo era la filosofía. Gente también hay para comerse la placenta de un bebé recién nacido. Placentófagos, que sois unos placentófagos y que sepáis que solo con visualizaros con el plato encima de la mesa se me revuelven las tripas. Hay quien se la zampa cruda; imagino que otros la fríen vuelta y vuelta o la hierven con una pastilla de Avecrem para que quede más blandita y menos insípida. Los de más dinero he leído que pagan un buen puñado de euros a un sofisticado laboratorio donde la convierten en cápsulas para tomar con el zumo verde y saludable del desayuno.
«Si se la comen los animales, nosotros también», gritan algunos. Joder, los buitres se acicalan con su propia orina y el cachalote pigmeo expulsa por su ano una sustancia asquerosa para defenderse del enemigo y nosotros no vamos así por la vida. Que si aporta gran cantidad de nutrientes y vitaminas, que si contribuye a la lactancia, que si regenera el hígado, mejora el estado de ánimo, combate el cáncer y es mano de santo para las arrugas. Me importa un pepino: gusanos, hamburguesas de cocodrilo, hormigas culonas, iguanas, vísceras, hasta con alacranes fritos me he atrevido, pero de una placenta, ¡Dios me libre! Enterrarla junto a un árbol como es tradición en algunas culturas podría, pero llevármela a la boca ni por todo el oro del mundo.
En Francia, tras el parto, deja de ser propiedad de la madre y se destruye como material de riesgo biológico o se emplea para la investigación, previa autorización escrita. En España todavía no hay ley que valga y seguimos en el limbo porque nadie ha dado todavía el paso y no me extraña: la placenta es un órgano temporal que se forma durante el embarazo y por el que el bebé recibe nutrientes y oxígeno y devuelve las sustancias de desecho que hay en su organismo. Avisados estáis, que no se diga.
La última que se ha tragado tan ricamente la placenta de su hija de nombre Índigo ha sido Evaluna. Su esposo, Camilo, la estrella del pop latino de bigotes imposibles, lo contó tan pancho hace unos días en el programa televisivo de Broncano que casi echa la pota ahí mismo. Y tantas náuseas le provocó al de 'La Resistencia' la noticia que se le olvidó preguntarle al colombiano a qué sabe y si estaba rica, información de gran utilidad para quien se plantee probar este órgano de textura fantástica y recubierto de vasos sanguíneos.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión