Desidia en los Cercanías
Los extremeños se quejan de que sus trenes se averían; los murcianos, de que no tenemos. Desde el 3 de diciembre, los trenes de media distancia con Cartagena han sido sustituidos por autobuses para poder mantener el servicio de Cercanías del núcleo de Alicante-Murcia. Unos Cercanías que se mantienen a duras penas con frecuentes retrasos y cancelaciones en un servicio que es prestado con trenes que se mantienen gracias a lo que en el argot ferroviario llaman canibalización. El uso de piezas de los trenes desechados o en desguace para mantener los trenes en uso que han superado la vida útil.
El resultado de esta situación es una caída impresionante del uso del tren de Cercanías en el núcleo de Murcia-Alicante. Hemos pasado de los 4,6 millones de 2009, cuando el abono mensual de seis zonas costaba algo menos de 90 euros, a 3,56 millones, en 2017, cuando el abono mensual cuesta algo menos de 134 euros. A pesar de la caída de los ingresos, gracias al aumento de los precios del billete, de los más caros del país, los ingresos casi se han mantenido. Si en 2009 se ingresaban 6,9 millones en la línea del núcleo de Alicante-Murcia, en 2017 se ingresaban 6,81 millones. ¡Con una caída de un millón de viajeros desde 2009 el negocio solo había caído en 0,09 millones! Un negocio redondo a costa de los trabajadores que usan el Cercanías.
El negocio es rentable, la infraestructura de un siglo y poco y los trenes con treinta y cinco años de servicio están ya amortizados, por lo que cabe hablar en nuestro caso literalmente de desidia de un Gobierno regional que solo ha sabido hablar de AVE y que es capaz de quejarse de la hora que madrugan los viajeros de larga distancia para coger un Alvia, pero no le hemos oído abrir el pico sobre los retrasos, los viajeros ateridos de frío en el anden o los cambios de horario que hacen que el primer tren de cercanías que en 2009 salía a las 6.45 horas con una periodicidad fija ahora salga a las 6.31 h. con una periodicidad cambiante y que obliga a consultar los horarios. Un cambio que, según Renfe, iba a ser temporal por la adecuación de la seguridad de la vía pagada por los fondos Feder y que luego se ha transformado en definitiva cuando la seguridad ya se ha implementado; y un Gobierno nacional que se le ha llenado la boca de hablar de Cercanías y la necesidad de su priorización, pero que no ha hecho nada ni por la Región de Murcia ni por la vecina provincia de Alicante, por no hablar de la desastrosa situación de Cartagena. Lo único que hicieron tras la movilización ciudadana y sindical fue una operación de maquillaje. Nos enviaron nuevas unidades, más pequeñas y peores que las en uso canibalizadas, lo que lleva a rezar a los viajeros, a preferir los ancianos trenes que los viejos que han mandado sustituir que se rompen con más frecuencia.
Desconozco si la idea que manejan unos y otros es que esta es una situación transitoria que va a durar años, al paso que van las obras, mientras se sustituyen las vías de ancho ibérico por las vías en ancho internacional para lograr mejorar el servicio. ¿Es posible que nos den gato por liebre y nos decidan privatizar el servicio con eso de que hay que 'mejorarlo' dado que serán las primeras Cercanías en ancho internacional de España? Mientras tanto, lo único que le queda a los viajeros hartos de retrasos y de presentar reclamaciones es rebelarse y negarse a validarlo. Pero sobre Renfe y tú escribiré el próximo día.