Derecho a reparar
La labor de todas las personas, y por ende también de los gobiernos municipales y autonómicos, es luchar contra la destrucción medioambiental
Desde el pasado 1 de marzo ha entrado en vigor en la Unión Europea el llamado Derecho a Reparar, que obliga a las empresas de ... electrodomésticos a que sus aparatos puedan ser reparados durante, al menos, 10 años desde la fecha de compra.
De esta manera, la UE garantiza por ley el arreglo de refrigeradores, lavadoras, secadores de pelo o televisores durante ese tiempo y obliga a manufacturar electrodomésticos más duraderos y eficientes energéticamente, reduciendo la ingente cantidad de residuos eléctricos que se generan cada año.
Con esta nueva normativa, influida por la plataforma Right to Repair, los fabricantes tendrán que disponer durante al menos 10 años después piezas para reparar sus aparatos, que, asimismo, tendrán que venderse con manuales de reparación y estar fabricados de forma que puedan desmontarse con herramientas convencionales y ser reparados con cierta facilidad.
Las estadísticas reflejan que cada año las y los ciudadanos de la UE producen más de 16 kilos de desperdicios de material eléctrico por persona. Aproximadamente la mitad de esa basura se debe a aparatos domésticos rotos; y la UE solo recicla un 40% de ellos.
Conscientes del problema que crea esa cantidad de residuos y la incapacidad de los diferentes gobiernos para reciclarlos, desde luego que se puede ver con buenos ojos esta propuesta, aunque todavía no es suficiente: por una parte, estamos hablando de frigoríficos, lavadoras, secadores de pelo o televisores, pero no de teléfonos móviles, ordenadores y otros aparatos electrónicos, que no están afectados por la normativa; por otra, como señala el especialista medioambiental Julen Rekondo en el diario 'Noticias de Navarra', «hoy por hoy la reparación y la reutilización siguen siendo la hermana pobre de la gestión de política de residuos. Si la reparación permite la recuperación del producto con una relativamente baja aportación de materia prima, el reciclaje, más común, se basa en la destrucción de los productos, muchas veces mediante agresivos procesos industriales que inciden en la degradación medioambiental».
Además, las leyes que regulan la obsolescencia programada son nulas en el Estado español. Hay ciertas leyes a nivel europeo que legislan en esa línea, pero no son de obligado cumplimiento.
La labor de todas las personas, y por ende también de los gobiernos municipales y autonómicos, es luchar contra la destrucción medioambiental. Por ello, desde la sección medioambiental de la Intersindical Región Murciana estamos reclamando al Gobierno de la Región de Murcia, de un lado, que promueva políticas activas de reparación, ecodiseño y economía circular, incentivando aquellas empresas que exploren estos 'caminos', y del otro, que realice campañas de concienciación ciudadana que incidan en la conservación y reparación de sus bienes de consumo. En este caso hablamos de electrodomésticos, pero bien podríamos hablar de ropa y otros objetos cotidianos.
De hecho, si hablamos de reparación de pequeños electrodomésticos, debemos mencionar el trabajo continuo y totalmente altruista de las personas que formaron el taller de autorreparación de pequeños electrodomésticos, allá por el otoño de 2019, en torno a la asociación ecologista Extinction Rebellion Murcia y bajo la inspiración de los Repair Cafés que surgieron en Holanda en 2009, lugares de libre acceso donde todo gira en torno a reparar cosas de manera conjunta, que en nuestro planeta se cuentan ya por casi los dos millares repartidos en 37 países y que en nuestro país podemos encontrar en ciudades como Madrid, Toledo o Barcelona.
Este taller de autorreparación de pequeños electrodomésticos, único en la Región de Murcia, se basa en la teoría de la 'alargascencia', es decir, encontrar soluciones frente a la obsolescencia programada, alargando así la vida útil de los productos, y alcanzar no solo un ahorro económico, sino también ambiental. De esta manera, un grupo de voluntarios con conocimientos y habilidades para reparar toda clase de artefactos se reúnen en un local con sus herramientas y ayudan a las personas que se acercan a reparar sus objetos rotos. Así de simple y así de efectivo.
¿Problemas a los que se enfrentan estas personas que gestionan el taller? Fundamentalmente la falta de locales donde realizar su actividad. Antes de la pandemia de la Covid se reunían, entre otros lugares, en los locales de la Asociación Vecinal del barrio de Vistabella, pero ahora, la situación de inseguridad en espacios cerrados les ha hecho tener que buscarse otras ubicaciones.
Ahí es precisamente donde deberían entrar los gobiernos municipales y autonómico murciano. El programa 'Millor que nou (Mejor que nuevo)' del Ayuntamiento de Barcelona, con personal pagado por el propio Ayuntamiento y medios físicos y materiales financiados por el mismo, conecta con tiendas de reparación, ejerce de enlace para intercambiar los objetos que ya no necesitas y enseña a reparar los aparatos estropeados. ¿Podrían promover algo similar nuestros ayuntamientos y nuestra comunidad autónoma? Por supuesto, pero desgraciadamente esta idea se intuye ciencia ficción por nuestras tierras murcianas.
Como digo, es labor de todas y todos cuidar nuestro medio ambiente, y es labor de los distintos gobiernos hacer que se cumplan unas leyes necesarias para el cuidado de nuestro planeta. Por nuestra parte, seguiremos insistiendo en que pongan los medios para tener una sociedad mejor y más limpia.
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