La maldición de las misses
Muchas se ven sobrepasadas por la presión social y las redes que cuestionan su belleza
En nuestra novela 'La ley del hambre', Ana Ballabriga y yo contamos, entre otras, la historia de una vedette que es perseguida por una maldición. ... Este planteamiento no se aleja mucho de la realidad. Son muchas las misses que han tenido muertes trágicas, como si una oscura maldición las persiguiera: accidentes, suicidios, crímenes salvajes, intervenciones quirúrgicas fallidas... ¿La Ley del Karma les pasa factura por el privilegio de su atractivo?
Ena Kadric, Miss Austria 2013, se precipitó desde una montaña cuando hacía senderismo. No se sabe si fue un suicidio o si cayó por accidente al hacerse un selfi.
Muchas de estas modelos se ven sobrepasadas por la presión social y las redes que cuestionan continuamente su belleza o actitudes. «No puedo llevar conmigo el peso de la tristeza permanente, la desesperación y la soledad ni un momento más... Lloro casi todos los días, como si estuviera de luto. He deseado estar muerta hace años...». Tras escribir esta carta, Cheslie Kryst, Miss Estados Unidos 2019, saltó de la terraza del piso 29 del rascacielos de Manhattan donde residía.
Algunas han muerto por causas naturales, como Yumara López, que sufrió un cáncer cerebral sin cura un par de meses después de ser coronada Miss Mundo 2014.
En Suramérica, muchas modelos son objeto de deseo de los narcos y sucumben a las riquezas prometidas. Liliana Lozano, Reina del Bambuco 1994, fue violada y asesinada junto a su pareja, hermano del conocido narcotraficante Leónidas Vargas, 'El Viejo'.
Pero lo más dramático son las muertes provocadas por las exigencias sin límites que sufren estas mujeres, sometiéndose a una cirugía tras otra, en un intento irracional de asimilar sus cuerpos a referentes falsos y distorsionados.
Anaís Osio, ganadora de varios certámenes de belleza, murió con 24 años cuando se presentaba como candidata a Miss Venezuela. Una restrictiva dieta que le hizo perder 30 kg tras una liposucción le provocó un infarto.
Catherine Cando murió a los 19 años, tras ganar un concurso de belleza en Ecuador. En el lote de premios entraba una operación de estética que se vio obligada a aceptar por la presión de un miembro del jurado. La lipoescultura abdominal pretendía reducir 3 cm de cintura de sus ya escasos 60 cm. Una reacción alérgica a la anestesia acabó con su vida.
Solange Magnano, Miss Argentina 1994, se sometió a una operación de gluteoplastia. La intervención consistía en inyectarle polimetil-metacrilato pero, para abaratar costes, la doctora lo mezcló con silicona líquida que se extendió por todos sus órganos, provocándole una muerte agónica.
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