En busca de la felicidad

Por lo que he leído, parece que hay dos causas principales. La primera es la pandemia por covid, que ha pasado factura a jóvenes y adultos y ha provocado un aumento de hasta el 47% en los trastornos de salud mental en menores. También ha afectado a muchos mayores que tras quedar recluidos en sus casas, han perdido la forma física y ahora les cuesta mucho salir y moverse. Son innumerables los titulares como: «Los suicidios crecen en España desde 2018 y la pandemia agravó el problema».

La segunda causa son los móviles y las redes sociales. Esta afecta a los jóvenes en mayor medida. «Hay un crecimiento alarmante tanto de autolesiones como de prácticas suicidas entre adolescentes». «Las grandes tecnológicas, denunciadas por provocar la crisis de salud mental de los jóvenes en Estados Unidos».

Las redes sociales merman la autoestima de los jóvenes y despiertan en ellos mucho miedo y otras emociones negativas como la ira al sentirse continuamente valorados. Ahora la autoestima va en función de los 'likes' que consigas.

¿Cómo podemos combatir esta nueva epidemia? ¿Hay alguna medicina efectiva? Después de leer mucho, de practicar yoga y de asistir a cursos y conferencias, he llegado a la conclusión de que el control de estas emociones negativas pasa por la práctica de la relajación y la meditación.

Si te acaban de despedir del trabajo y alguien te insulta, responderás con ira y agresividad porque te sientes mal y estás enfadado. Sin embargo, si te acaba de tocar la lotería, lo más probable es que no te importe y no le hagas ni caso.

El que te despidan del trabajo o te toque la lotería (también los 'likes' de las redes sociales) son agentes externos que no podemos controlar, pero influyen en nuestras emociones y nuestro estado de ánimo.

El objetivo de la relajación y la meditación es conseguir una paz interior permanente, de forma que las causas externas no afecten a tus emociones. Ese estado de calma es la verdadera felicidad.

¿Es esta la solución a todas las enfermedades mentales que asolan la sociedad?

Lo bueno de este remedio es que no necesitas creer, no necesitas tener fe, solo tienes que probarlo. Pero requiere una constancia y una práctica diaria que no todo el mundo es capaz de mantener.