Dante censurado
JARABE GIGESTIVO ·
Ni una obra maestra como la 'Comedia' se puede librar hoy de la psicosis demente de la corrección políticaConmemorar a golpe de calendario (lo mismo que dedicar un día del año a una cosa específica) no me gusta porque implica reconocer que eso ... que se celebra le importa un bledo al personal, y que la conmemoración es un lavado de conciencia. Por eso hay Día Internacional del Anciano, pero no un Día Internacional del Fútbol o de la Prensa Rosa. Pero si el hecho de que 2021 sea el septingentésimo aniversario de la muerte de Dante Alighieri ha ayudado a que se publiquen nuevas e interesantes ediciones y traducciones de su principal obra, la llamada escuetamente por el autor 'Comedia', y por su biógrafo y comentarista Boccaccio 'Divina Comedia', bien está.
Y lo está porque indudablemente la 'Comedia' es la obra literaria más ambiciosa, perfecta, acabada y rotunda jamás escrita. El viaje alegórico de Dante por el Infierno, el Purgatorio y el Paraíso que en ella se describe es más que una simple descripción de la topografía de ultratumba. Es teología hecha literatura, una obra furiosamente intelectualista que nace para hacer inteligible la fe. Dante dedicó diecisiete años de su vida, los que permaneció desterrado de Florencia, a componer sus tres partes, cien cantos y catorce mil doscientos treinta y tres endecasílabos, pero ni una obra maestra de semejante envergadura se puede librar hoy de la psicosis demente de la corrección política.
Podía haber sucedido en cualquier lugar, pero tenía que ser en los Países Bajos, la más necia de las generalmente necias naciones septentrionales de Europa, en la que es más fácil comprar drogas, ejercer la prostitución o liquidar a un niño mediante la eutanasia que ver en la televisión un western de John Wayne. En efecto, la editorial Blossom Books se ha subido al carro de los fastos dantescos y nos deleita con una traducción al neerlandés perpetrada por Lies Lavrijsen con el texto mutilado. Todos sabemos que Dante imaginó un infierno burocrático, en el que cada pecado se castiga en una zona determinada y de un modo específico. Los causantes de cismas están alojados en la novena fosa del octavo círculo, dedicado a los falsarios. Allí coloca el autor a Mahoma, al entender que el islam constituyó una desviación del cristianismo, y a su yerno Alí, responsable de la división de los musulmanes entre suníes y chiíes, acuchillados sin cesar por las espadas de los demonios: «Nunca vi un barril tan reventado / como un ser que allí andaba partido / del mentón al agujero por el que se escapan las flatulencias: / le colgaban las tripas entre las piernas / con las asaduras y el triste saco / en el que lo engullido se convierte en excrementos».
Estos versos y los siguientes (del 22 al 33 del Canto XXVIII) han sido suprimidos en la nueva traducción neerlandesa «para no herir susceptibilidades innecesariamente», según los editores. Poco importa que Dante esté fuera de toda sospecha de islamofobia, desde el mismo momento en que sitúa en el Limbo, junto a las demás almas de virtuosos que no han recibido el Bautismo, a musulmanes ilustres como los sabios Avicena y Averroes o el sultán Saladino. Tampoco que ninguna voz desde el islam se haya alzado contra el fragmento citado del Canto XXVIII.
Es Occidente el que, una vez más, se autocensura de oficio y mide las posibles ofensas de forma selectiva. Porque en el Infierno Dante sitúa a varios papas (Anastasio II, en el círculo de los herejes, y Nicolás III en el de los simoníanos, donde se espera además a Bonifacio VIII y Clemente V). Los editores no parecen preocupados por «herir susceptibilidades innecesariamente» entre los católicos, pero sí entre los cientos de miles de lectores musulmanes de lengua neerlandesa que seguro que tiene la 'Comedia'. Y así nos va en Occidente, demoliendo desde dentro nuestra propia cultura. Supongo que ahora apuntarán al magnífico grabado de Doré en el que se representa a Mahoma destripado, o al impresionante fresco de Giovanni da Modena en la basílica de San Petronio de Bolonia, que reproduce también el fragmento dantesco. Todo sea por el multiculturalismo alienante.
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