Es el momento de los centros históricos
Muchas ciudades tienen como reto abordar el deterioro de estos espacios como un todo. Centros urbanos que han perdido su hegemonía y funciones
En tiempo de elecciones, regionales y municipales, en las ciudades de mediana dimensión, los partidos políticos suelen hacer promesas por barrios, mostrando así que comprenden ... la personalidad de esas áreas y que esas zonas no serán olvidadas. A cada uno lo suyo. Con frecuencia estas medidas concretas recogen carencias ya solicitadas y otras mejoras, que aspiran a dejar el sello particular del partido en cuestión. La forma de presentar estas propuestas responde a un fondo psicológico de 'dádiva' y 'reparto', como si se tratara de mostrar la benevolencia y buen hacer del político, que, generosamente, entiende a su gente y ofrece una donación. «Que no quede nadie atrás».
No es mi intención criticar esas medidas, que normalmente son oportunas y necesarias, pero este menudeo de promesas no resuelve los problemas estructurales que tienen las ciudades históricas. Son acciones de visión inmediata, que solo serán eficientes si se insertan en estrategias integrales, que aborden los barrios y la ciudad como un todo.
Tal vez sea el momento de recordar que las ciudades, incluso la más pequeñas y humildes, 'no son de nadie'. No tienen 'dueño'. Por ello, es bueno indicar que el éxito electoral no confiere posesión, requiere responsabilidad, humildad individual y colectiva, y aceptar el éxito de quienes han precedido a los ganadores. La ciudad es de todos y, entre todos, con transparencia y consenso, aceptar los retos de futuro, aunque sean complicados, alejando la tentación de personalizar los fracasos o éxitos. Son demasiados los negocios que fracasan y las esperanzas que se mueren cuando el contexto de la ciudad, sus mercados y calles están deteriorados, sucios y envueltos en la pobreza visual.
Las ciudades con cascos históricos debieran promover un acuerdo transversal con la oposición
Muchas ciudades españolas tienen como principal reto abordar el deterioro de los centros históricos como un todo. Centros urbanos que han perdido su hegemonía y funciones: viviendas y solares vacíos, edificios en ruinas, desaparición del comercio y servicios, falta de equipamientos, basura, mendicidad, pintadas e inseguridad. Los municipios, perplejos, no acaban de acertar en su enfoque del problema. De ahí la urgencia de trabajar y revisar los modelos de gobernanza.
Los problemas estructurales de las ciudades solo se resuelven en el marco de una estrategia de futuro a largo plazo, con objetivos claros que superen los tiempos electorales y los turnos de partidos. Asesorados por equipos interdisciplinares de gran experiencia, sin vínculos locales. Estrategias globales que serán sostenibles si están orientadas a dinamizar la función integral de las ciudades, recuperar su centralidad y restaurar su equilibrio social, económico y cultural. Es preciso trabajar en tiempos largos y duraderos, identificar los problemas y definir un 'modelo común, durable', adaptado a su historia y necesidades.
Modelo y objetivos comunes, pactados con toda la corporación, con sus empresas satélites y empresas subsidiadas. Dando protagonismo directo a los verdaderos actores: comerciantes, placeros, vecinos, restauradores y aquellos que, día tras día, mantienen las ciudades, sufren y compiten con todos los honores y transparencia. Siendo esencial frenar y reorientar las expectativas de los grupos de interés reales, que planean sobre la toma de decisiones inclinando la balanza a su propio beneficio.
Con todo, en estos tiempos, no es fácil gobernar. Una ciudad es un cuerpo vivo y complejo, en constante evolución, cuyo equilibrio es difícil de mantener. Además, los instrumentos que tienen los gobiernos son escasos e inadecuados para resolver problemas estructurales. Un ejemplo es el sistema español de planeamiento, corsé rígido y lento, que reduce la capacidad de adaptación de toda ciudad viva y abierta. Por eso, es necesario un nuevo enfoque de gestión para los centros, como un espacio humano social y económico, cuyo tratamiento ha de ser personalizado.
Desde ahora y pasadas las elecciones, las ciudades con cascos históricos debieran promover un acuerdo transversal con la oposición, sentándose a la mesa para promover una estrategia integral, recuperar las funciones, el bienestar, la dignidad e imagen de sus centros urbanos. Revisando la gobernanza y los instrumentos convencionales pues la innovación institucional es necesaria si se pretende revalorizar los destinos turísticos y mejorar los escenarios más representativos de nuestra historia.
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