Comportarse como adultos
PERMÍTAME QUE INSISTA ·
Hay debates que no se sostienen en la radicalidad, ni el ruido; asuntos esenciales que solo se pueden afrontar desde el sentido comúnEl indulto del Gobierno a María Sevilla, presidenta de la asociación cercana a Podemos Infancia Libre y condenada por el secuestro de sus hijos, proporciona ... un buen momento para reflexionar sobre la figura del indulto. Cierto es que lo han utilizado todos los gobiernos y es plenamente legal, aunque a juicio de algunos expertos podría considerarse una clara intromisión del poder Ejecutivo en el Judicial. En cualquier caso, eso era mucho esperar y meramente se ha aprovechado la decisión gubernamental para jalear en el patio de las redes y que la propia ministra Irene Montero acusara de maltratador al exmarido de la indultada que, precisamente y siempre según los jueces, es junto con sus hijos la víctima de esta historia.
Hay debates que no se sostienen en la radicalidad, ni el ruido. Asuntos esenciales que solo se pueden afrontar desde el sentido común, huyendo del relato forzado por repetitivo y comportándonos como adultos.
Exactamente así, 'Comportarse como adultos', se titula el último film que dirigió Costa Gavras y en el que cuenta la intervención europea en la Grecia de Syriza del año 2015, por boca de su protagonista, el ministro de Finanzas Varufakis. Al margen de que la película sea lentísima y aburrida (la historia nos la sabemos y el director parece más intentar catequizarnos sobre las bondades del opaco protagonista que contarnos una trama), sí tiene un excelente título. Parece ser que Christine Lagarde fue quien pronunció: «Señores, compórtense como adultos». Presuntamente, los miembros de la troika ya eran víctimas del imberbismo dominante.
Pensemos las consecuencias antes de caldear los ambientes o nos arrepentiremos. Y si no, al tiempo
Ha llovido algo desde aquellos años de los 'señores de negro' –ojo que por ahí siguen– y de las intervenciones europeas sobre los países más afectados por la crisis de Lehman Brothers de 2008. Más aún, hemos mejorado sustancialmente la imagen de la UE gracias a la gestión compartida ante una durísima pandemia y una terrible guerra, pero pese a todos estos acontecimientos y en términos generales, hemos madurado poco. Necesitamos políticos que nos recuerden la frase de Lagarde a toda la sociedad y en primer lugar a ellos mismos, como hizo recientemente Feijóo ante todos los senadores y diputados populares. Porque un poquito de madurez, templanza, sensatez y paciencia no nos vendría nada mal a todos.
Hace unos días escuchábamos a una representante del Gobierno de España en la Comunidad Valenciana preguntar qué les pasa a los hombres.
Es cierto que las últimas noticias sobre posibles violaciones en grupo cometidas por niños y adolescentes nos dejaban en 'shock', pero precisamente por lo terrible de los hechos y la edad de sus protagonistas es preciso mantener la calma y no buscar el titular rápido o el tuit con más repercusión y mucho menos por parte de una representante del Gobierno de España en la Comunidad Valenciana.
Señora delegada: a la mayoría de los hombres no les ocurre nada... o sí. En ese caso, lo mismo que a nosotras: el transcurrir de la propia vida con sus vaivenes perfectamente habituales. Es lógico que muchos se hayan sentido especialmente molestos con este comentario y con su autora. Generalizar en este asunto es tan absolutamente injusto como negar que exista una violencia específica contra las mujeres. Y culpabilizar a los presuntamente implicados sin proceso judicial mediante, atenta contra nuestro propio Estado de derecho. Claro que en ese sentido son algunos políticos los que embarran permanentemente, saltándose la separación de poderes y declarando culpabilidad, inocencia o su contrario a través de sus canales de comunicación.
Caso nuevamente del indulto a María Sevilla y la demonización de su exmarido. Contra el maltrato y la violencia, tolerancia cero. Nadie en su sano juicio negaría la evidencia de la violencia de género ni se opondría a continuar luchando sin tasa contra ella, pero de ahí a culpabilizar permanentemente a los varones hay un abismo que solo alimenta a quienes pretenden radicalizarnos y conducirnos a escenarios intolerantes e intolerables. Pensemos las consecuencias antes de caldear los ambientes o nos arrepentiremos. Y si no, al tiempo.
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