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Que la comida sea tu alimento...

CIENTÍFICAS A PIE DE CALLE ·

Sabemos que existe una estrecha y recíproca relación entre el estado global de salud de las personas y su estado nutricional

Sábado, 21 de marzo 2020, 01:23

Desde hace tiempo sabemos que existe una estrecha y recíproca relación entre el estado global de salud de las personas y su estado nutricional y que este es un fiel reflejo de la alimentación e hidratación que llevamos. Ya Hipócrates expresó hace más de 2.500 años que «la comida sea tu alimento y el alimento, tu medicina» e incluso documentos del antiguo Egipto de más de 5.000 años a. C. recogen el uso de determinados alimentos para tratar diversas enfermedades.

La Fundación Española de la Nutrición (FEN) y la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) han presentado el Libro Blanco de la Nutrición de las Personas Mayores en España. Este documento aporta un análisis global y multidisciplinar que recoge, con la mayor evidencia científica disponible, las debilidades y fortalezas de la nutrición de nuestros mayores.

No podemos perder de vista que, como consecuencia del envejecimiento fisiológico, se producen alteraciones funcionales y estructurales en los distintos órganos que pueden condicionar la conducta alimentaria. Se reduce tanto la variedad de grupos de alimentos ingeridos como el número de comidas debido a los cambios que se producen en los órganos de los sentidos: papilas gustativas y olfatorias, visión, etc. El apetito también tiende a disminuir de manera importante. En muchas ocasiones, la mala nutrición es consecuencia de problemas articulares en las manos que impiden utilizar los cubiertos adecuados. La presencia de caries, enfermedad periodontal, ausencias dentarias, problemas en la deglución, etc., puede condicionar una masticación adecuada obligando a la sustitución de los alimentos crudos (frutas, hortalizas) por otros más blandos o muy cocinados, repercutiendo en la calidad de nutrientes que se ingieren.

A veces un estado anímico deprimido puede inducir a un consumo excesivo de alimentos o por el contrario al rechazo de estos. Además, debido a la pluripatología que presenta esta población de mayor edad, es frecuente la toma de múltiples medicamentos, produciendo alguna pérdida del apetito o interfiriendo en la adecuada absorción de los alimentos.

Por otro lado, la reducción de la actividad física es uno de los factores que más afectan al estado nutritivo de las personas mayores provocando, en muchas ocasiones, disminución del consumo de energía.

Los factores socioeconómicos también influyen, bien porque la falta de motivación para cocinar, en aquellos individuos que viven solos, les lleva a consumir comidas fáciles de cocinar o ya preparadas, o bien porque la pérdida de poder adquisitivo les impide llevar una nutrición adecuada.

No podemos olvidar que aproximadamente un 40% de nuestros mayores de 70 años consumen dietas con un contenido energético de menos de 1.500kcal/día, las cuales les permiten la «supervivencia», pero hacen muy difícil que se puedan vehiculizar los nutrientes necesarios, principalmente micronutrientes como la vitamina D, el ácido fólico o el zinc entre otros. Por ello, se deben elegir alimentos ricos en nutrientes, como los cereales y los panes integrales enriquecidos, o las frutas y hortalizas muy coloreadas (fresas, melocotones, brócoli, espinacas, calabaza, etc.). Sin embargo, deberán consumirse juiciosamente determinados alimentos con un alto contenido en grasas y azúcares pero bajo en vitaminas y minerales, como la bollería industrial, galletas, golosinas o las bebidas alcohólicas.

En los países occidentales los expertos coinciden en que son fundamentalmente las personas mayores las que padecen problemas de malnutrición y que esta favorece la formación de úlceras por presión, provoca caídas por debilidad muscular, entre otras. Además, determinadas enfermedades como las demencias, la enfermedad de Parkinson o las infecciones favorecen el desarrollo de una desnutrición proteico-calórica, debida a diferentes mecanismos como la pérdida de apetito, el mayor consumo energético y el hipercatabolismo que se genera en las mismas.

Actualmente no podemos hablar de los mayores de 65 años como un grupo homogéneo. Debido al aumento de la esperanza de vida ha surgido un nuevo grupo de población, los mayores de 80 años ('very old'), siendo este el grupo de mayor crecimiento, muy desconocido en cuanto a sus necesidades y retos en alimentación y nutrición.

La nutrición junto con la práctica de ejercicio físico, la eliminación de los hábitos tóxicos y el mantenimiento de estilos de vida saludable, constituyen uno de los pilares fundamentales de la salud. Hipócrates expresó así su importancia: «Si pudiésemos dar a cada individuo la cantidad adecuada de nutrición y ejercicio, ni muy poco ni demasiado, habríamos encontrado el camino más seguro hacia la salud».

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