El final del verano
Si lo de fuera (Gaza, Putin, Trump) duele, lo de dentro nos duele más porque lo sentimos más cerca. Duelen los hechos, y duelen más que sucedan en esta España mía
No podía ser de otra manera. La voz de tenor del Dúo Dinámico se ha ido al final del verano, como vaticinaba la letra de ... su famosa canción de 1963. «El final del verano llegó y tú partirás...». Eso es lo que le ha pasado a Manuel de la Calva, uno de nuestros iconos de la lejana juventud de muchas muchas generaciones. El partir de aquella famosa balada era un partir circunstancial: el amor que se va y que no volverá. El de ahora, el de Manolo, es para siempre. La edad no perdona. Y aquel muchacho risueño de chaleco rojo es ya un recuerdo. Un estupendo recuerdo.
La mitad del dúo se ha ido en plena semana de preparativos para el regreso de las vacaciones. No hace tanto, esa operación estaba acompañada por cambios de tiempo, chaparrones y tormentas que bajaban las temperaturas, y hacía que los bañistas empezaran a empaquetar ropas y enseres hasta el próximo año. Ahora, con el cambio climático que muchos niegan porque sí, aparecen cruentos atentados contra la naturaleza. Te llega una dana cuando menos te lo esperas, o un montón de incendios en lugares que no hace mucho necesitaban la rebeca o el chubasquero para salir por la tarde. En las playas de nuestro entorno, había que tener a mano una sabanica por si refrescaba por la madrugada. Todo es ya de otra época. Aquélla en la que los del Dúo Dinámico nos decían que querían «ser un águila real para poder volar cerca del sol». Representaban otros tiempos. No sé si mejores o peores, pero otros.
Entonces se oía decir el refrán 'En agosto, frío en rostro', sobre todo en regiones lejos del Mediterráneo. En la ancha Castilla, por ejemplo; por no hablar de la lluviosa Galicia o su hermana Asturias. En este tiempo en que estamos, tiempo de maletas, cierre de llaves de agua y gas, consumación (y consumición) de cosas comederas que habitan frigoríficos, limpieza general, viene bien dejar un espacio para valorar lo que está pasando, si es que merece la pena valorar lo que está pasando. Sobre todo, lo que está pasando ahí fuera. Las vacaciones serían más completas si no pasara nada. Sin embargo, aunque ni oigas la radio, ni veas los telediarios ni compres la prensa, pasan cosas que no deberían pasar. Una posibilidad es meter la cabeza en el hoyo, como el avestruz, y ahí te las den todas. No creo que sea lo mejor. En agosto, en vacaciones, también pasan cosas terribles. Por ejemplo, que sigan matando con bombas y hambre a gazatíes de todo género, edad y condición ante la indiferencia del mundo mundial. Por ejemplo, que el nuevo zar de las Rusias se empeñe en acabar con todo el este de Ucrania en una operación napoleónica, o hitleriana, de ocupación de territorios por narices. Por ejemplo, que hayan dejado que se quemen bosques y campos ante la inutilidad de una clase política que no nos merecemos. Por ejemplo, que ya no oigamos más la voz de Manuel de la Calva cantándonos «si algo cambió desde ayer». Claro que ha cambiado, Manolo.
Todo esto ha pasado en este verano que se nos va entre los dedos. Todo esto, y muchas cosas más que nos duelen, y que parece mentira que lo que llamamos civilización llegue a tales extremos de mezquindad. Pero si lo de fuera (Gaza, Putin, Trump) duele, lo de dentro nos duele más porque lo sentimos más cerca. Duelen los hechos, y duelen más que sucedan en esta España mía, esta Espala nuestra que cantaba Cecilia, «de las vendas negras sobre carne abierta». Se abren las carnes cuando, ante una tragedia así, priman más las interminables rencillas políticas que las urgencias de quienes ven perder casas y haciendas. «Prefiero una mentira», que decía el Dúo Dinámico, a esta terrible verdad. La culpa de los incendios, como de las inundaciones valencianas, son del otro. Se creen que los españoles de a pie nos chupamos el dedo. Y que no sabemos que todas las desgracias que pasen en esta legislatura están presididas por la máxima de 'al enemigo ni agua'. La nación que dicen que somos les importa una higa.
Por eso, y siguiendo con el recuerdo al Dúo Dinámico, y a la mitad perdida del emblemático grupo, diremos, con ellos, que no nos queda otra que resistir. Bien que tenemos que agradecer a Pedro Almodóvar que recuperara 'Resistiré' para acabar su película 'Átame'. No nos queda otra.
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