Multinacionales políticas
La democracia está derivando hacia un sistema distinto. ¿Autocracia? Lo vemos en el proceder de gobernantes de todo el mundo
Curiosamente, en tiempos en los que la diversidad, la pluralidad, la variedad, la identidad, la multipolaridad, los derechos de las minorías, los sentimientos nacionalistas o ... los climáticos se convierten en movimientos políticos generalistas con el objetivo de constituir fuerzas de poder, a través del activismo, en defensa de derechos basados en percepciones calculadas e interesadas por su dependencia económica y financiera, el ejercicio político se va simplificando de tal manera que en estos momentos solo hay dos presuntas tendencias reconocidas y en lucha: la multinacional progresista y la multinacional conservadora. Nadie sabe muy bien en qué consiste tal simplicidad, pero a los propagandistas les gusta creer que, con una idea, una frase o un eslogan, por obtuso que sea, es suficiente para mantener la pendencia. Puestos a simplificar mejor, hacerlo del todo: solo hay una corriente ideológica clara, la multinacional populista. Está claro que los políticos no nos tienen en mucha consideración. Quizás tengan razón y seamos solo meros instrumentos de su codicia, estúpidos a los que manipular y enfrentar.
La realidad es evidente: son lo mismo, siempre han sido lo mismo, pues su único objetivo es, ha sido y será el poder y, en el ejercicio del mismo, acaparar todos los privilegios que el mando alberga. Aun lado y al otro es lo mismo. Ellos y sus partidos, y sus ideas, y sus corrupciones, y sus indultos, y sus tribunales especiales. Y se ríen, qué digo... se descojonan. Y les pagamos con nuestro trabajo y nuestro salario sus juergas, sus viajes, sus televisiones, sus empresas, sus bisnes, sus cátedras, sus parlamentos y sus asesores. Los más belicosos quieren que salgamos a la calle a protestar, porque somos un pueblo adormecido y drogado por el bienestar. A protestar unos contra otros, a defender la democracia que ellos se van cargando día a día. Pero lo único que sentimos es vergüenza, desesperanza y miedo. Han convertido, entre unos y otros, la corrupción en bien de interés político y cultural, las prebendas en decreto ley, la indecencia en programa político electoral y la manipulación en lenguaje académico. De lo que no nos damos cuenta es de que el mundo está en transición.
La democracia está derivando hacia un sistema distinto. ¿Autocracia? Lo vemos en el proceder de gobernantes de todo el mundo y España no iba a ser una excepción. El mundo se desliza hacia sistemas autoritarios. Las Constituciones solo sirven para voltearlas en beneficios de líderes peligrosos, autoproclamados y con escasa vergüenza, dispuestos a acaparar el poder mediante la manipulación y la propaganda. USA, Rusia y China, esa tripolaridad de la que tanto se habla, no creen en la vieja democracia europea e intentan imponer un nuevo sistema de control popular. El socialismo español del siglo XXI sigue sus pasos, tan solo es la revelación, el ejecutor del cambio, la anunciación del nuevo tiempo, a modo de esperpento entre la tradición y el progreso.
Con la desaparición de la vieja idea de separación de poderes y el Estado de derecho quedará un solo poder omnímodo, aunque con apariencia democrática. Pero, cuidado, esto no quiere decir que en esta pugna pseudoideológica se imponga el socialismo del siglo XXI, ni mucho menos. Como decía, creo que fue Gramsci, entre un modelo viejo y otro nuevo en el intermedio se crean monstruos. Y la ultraderecha puede imponerse y encontrarse con el trabajo hecho y las instituciones a su servicio. Incluida la monarquía, que para cualquier bando es útil, cubre su espacio y da buena imagen.
Conquistar, proteger y retener el poder es la idea fundamental. El pueblo está siendo devorado por las fuerzas en conflicto. Y aquí será importante y definitiva la elección de los apoyos, la persuasión y los favores requeridos. La UE se irá diluyendo en disputas internas hasta su disolución, pues sin unión política, sin un claro objetivo común y sin defensa propia quedará a expensas de los deseos de los autócratas y me temo que ya es tarde para rearmarse. Mientras USA se repliega y Rusia busca su lugar en Europa, China va sustituyendo a las antiguas potencias a base de deuda, tecnología, defensa y apoyo disuasorio. En este entramado geopolítico parece que es quien lleva más ventaja y sin utilizar la fuerza, más que sobre su propio pueblo, con discreción y una capacidad productiva y económica brutal va conquistando países, mercados y hasta continentes. El mundo parece preparado para el nuevo modelo geopolítico. Las diferencias entre Putin, Trump, Xi Jinping, Sánchez o Abascal son escasas. Autócratas sin filiación democrática alguna, sin respeto por los derechos políticos y la libertad de sus gobernados.
Podemos salir a la calle y protestar, pero... ¿en nombre de quién? Si protestamos contra el Gobierno, supuestamente progresista, nos aplastará con la excusa de vencer a las fuerzas demoníacas del fascismo, y quizás sea lo que esté esperando: un motivo para revertir el orden constitucional con la Constitución en la mano. Si salimos a defender la democracia en paz no será más que una mañana soleada de domingo, de cerveza y marinera, y de exaltación de la libertad al punto de perderla. Este es el resultado de la bien ideada política de bloques, muros y enfrentamiento. Fachas contra progres. Nunca españoles defendiendo su Democracia, su Libertad y su Constitución.
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