¿Cabe mayor irresponsabilidad?
La realidad es tozuda y nada estaba previsto, como han venido a demostrar los hechos
Que por mayo era cuando yo escribía en este periódico una reflexión sobre la situación italiana al hilo de la discusión iniciada por la ministra de Educación. Que por junio fue cuando la negociación italiana dio lugar a que cambiaran las tornas y se abandonara la semi-presencialidad escuchando a los sindicatos y a los padres para aumentar el número de profesores. Mientras, en España, se reunía la conferencia sectorial para acordar unos mínimos que algunas comunidades autónomas se negaron a firmar. En Italia, a diferencia de España, el Ministerio tiene cierta capacidad de negociación y jerarquía que aquí no existe. Lo vimos cuando Murcia y otras tantas regiones se negaron a firmar el acuerdo de final de curso sin que nadie se quejara por la diferencia. La telegénica federación de estudiantes se había disuelto ese mes de junio en medio de la Covid.
Que por mayo era, cuando canta la calandria y responde el ruiseñor, cuando yo y los compañeros de los claustros coincidíamos en que tenían que aumentarse las plantillas, sin perder derechos, ni cambiar el sistema de acceso, mientras aumentábamos las infraestructuras.
Que era por mayo cuando algunos decíamos que las soluciones de semipresencialidad dependían de la edad del alumnado y que solo eran útiles para los cursos más altos; que si la cuestión era el aforo se podían articular, en los cursos más altos, turnos de mañana y tarde.
Que era por mayo cuando diversas avecillas avisábamos de la necesidad de preparar un plan de contingencia. Que era por julio cuando algunos veíamos con ilusión la discusión entre sindicatos, profesorados y padres en Italia que ha terminado con la contratación de más profesorado mientras se buscaban espacios en cualquier lugar, incluso en los salones parroquiales.
Que por mayo era cuando la ministra dijo de mantener la separación de 2 metros, que luego fue de un metro y medio, y al final acabó transformada en que, si no se puede mantener, todos con mascarilla. Todo ello por la resistencia de las comunidades autónomas que aducían falta de presupuesto, lo que dio lugar a nuevos fondos para la educación.
Que fue por junio cuando la Consejería dio orden a los equipos directivos de recoger datos de las aulas y espacios disponibles, datos que no son públicos y que deberían serlo, pero uno ya no sabe si pedirlos por transparencia porque esta Consejería es capaz de negar los informes del 'pin parental' publicados por los medios de comunicación con la excusa de que no tiene obligación de darlos, un absurdo.
Empezó julio, cuando arrecia el calor, sin instrucciones de principio de curso, manteniendo las ratios, mientras, en la ciudad de Murcia, no sé si en mociones replicadas en otros ayuntamientos, la oposición presentó sendas propuestas para aumentar los espacios, ofertar los existentes o conocer cuántos eran necesarios para coordinar la respuesta entre administración autonómica y municipal. La respuesta del actual gobierno de coalición, Partido Popular, Ciudadanos y Vox, es que todo estaba previsto, aunque la realidad es tozuda y nada estaba previsto, como han venido a demostrar los hechos y las quejas de padres asociados o no a las Ampas, federaciones diversas, la Marea Verde, docentes asociados o no a un sindicato... Todos han ido de la mano para llevar sus quejas y gracia a alguna avecilla cantante, que hemos visto lo que nadie quería ver y menos todavía algunos socios del Gobierno que han sido incapaces de dotar de enfermería a los centros, mejorar las condiciones de los profesores o articular la gratuidad de los libros de manera decente. Pero claro, más útil resulta matar al mensajero y retrasar las discusiones a después del comienzo de los primeros exámenes del curso a principios de septiembre.
Que agosto viene estando ya para terminar y seguimos igual que cuando yo escribía en el mes de mayo. ¿Cabe mayor irresponsabilidad?