Las ayudas europeas contra el coronavirus
La financiación acordada no es un verdadero mecanismo de solidaridad, ni tampoco involucra un volumen de créditos acorde con la gravedad del problema
El pasado jueves los ministros de economía y finanzas de la Unión Europea (UE) acordaron un paquete de 540.000 millones de euros para ayudar ... a los Estados miembros a sufragar los costes sanitarios de la Covid-19. Se movilizarán a través de: a) créditos blandos del Mecanismo Europeo de Estabilización Económica (MEDE), sin más condicionalidad que financiar gastos sanitarios; b) préstamos y avales del Banco Europeo de Inversiones (BEI) para ayudar a las empresas, y c) créditos de la Comisión Europea (CE) para reducir el desempleo. Se trata de un acuerdo de gran trascendencia porque demuestra capacidad de los países miembros para luchar conjuntamente contra los efectos de la pandemia. Sin embargo, la financiación acordada no es un verdadero mecanismo de solidaridad, ni tampoco involucra un volumen de créditos acorde con la gravedad del problema.
No es un mecanismo de solidaridad porque no contempla transferencias de dinero desde unos países a otros, y no evita que cada país tenga que aguantar su vela por pesada que sea. Explicado brevemente, los organismos europeos recaban fondos en los mercados internacionales, y los ceden a continuación a los países miembros en condiciones de vencimiento y de tipos de interés muy favorables. Pero los créditos conseguidos no dejan de engordar la deuda pública total de los países prestatarios.
La insuficiencia de estas facilidades crediticias, en comparación con los daños que genera la pandemia, es muy patente en los países periféricos de la zona euro. Las cifras para el caso de España son muy elocuentes. Por un lado, el volumen total de créditos para nuestro país no superará, razonablemente, el del 5% del PIB español si nos atenemos a la reglamentación oficial. Por otro lado, el socavón económico de la Covid-19, el más grave que ha sufrido la Humanidad desde la Gran Depresión de los años 30, está creando unas necesidades muy superiores e imposibles de atender de manera individual. El investigador el instituto Bruegel, Zsolt Darvas, ha calculado que, en un escenario de gravedad intermedia, el PIB español caerá un 10% en el presente año, abriendo una brecha del 12% en el déficit público, y una escalada de la deuda pública hasta del 119% del PIB. El deterioro que indican estos datos se aprecia directamente recordando que en 2019 el crecimiento del PIB español fue un 2%, el déficit público un 2,7% del PIB, y la deuda pública un 97% del PIB.
A la luz de las cifras anteriores, los préstamos de las fuentes europeas aligerarían un poco la deuda pública con la que España ha de lidiar en los mercados internacionales, 114% del PIB en lugar de 119%, pero sin rebajar el volumen del endeudamiento total. Las cifras serían mucho peores en caso de darse el escenario más grave que contempla Darvas, en el que el PIB de España de 2020 caería un 20%, y la deuda pública subiría al 140% del PIB. Son, en cualquier caso, volúmenes de endeudamiento que podrían levantar sospechas de sostenibilidad y encender las primas de riesgo si no se ponen en práctica respuestas europeas solidarias y de suficiente entidad.
La creación de 'coronabonos' es la solución solidaria invocada insistentemente por Francia, Portugal, España e Italia para hacer frente a los gastos ocasionados por la Covid-19. La institución que gestionaría los 'coronabonos', tal vez un MEDE readaptado, funcionaría como un organismo asegurador frente a los daños de la crisis, contribuyendo, así, a reducir la deuda de los países más afectados. Pero esa demanda es rechazada por los gobiernos de Holanda, Alemania, Finlandia y Austria, temerosos de que la transferencia de fondos que generaría este mecanismo perjudicaría seriamente a sus contribuyentes. Por eso, aunque en la pasada reunión del Eurogrupo se dejó la puerta abierta para constituir un fondo de esta naturaleza, la probabilidad de que eso ocurra es prácticamente nula.
En esas condiciones, si los estragos económicos del coronavirus se acentúan o duran mucho más de lo esperado, solo el BCE podrá sacarnos a flote comprando bonos nacionales en el mercado primario mientras no se consolide la recuperación económica, a semejanza de lo que están haciendo los bancos centrales de Estados Unidos, Japón y el Reino Unido. El dinero creado comprando los nuevos bonos 'caería' en las arcas de los gobiernos como lanzado graciosamente desde un helicóptero. Y el ascenso de la deuda pública de los países más afectados quedaría cortado si el BCE congela los nuevos bonos en su balance de modo indefinido. En el momento actual, el 'dinero helicóptero' está explícitamente prohibido en los estatutos del Banco Central Europeo. Pero no es descartable que llegue a ser autorizado –mediante la debida reforma del reglamento del BCE– si la crisis económica se alarga mucho.
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