Atención Primaria, ¿cómo la salvamos?
Según la OMS, la inversión en AP debería suponer el 25% del total del presupuesto en sanidad, siendo la actual de un 14,6%
Por si alguien tenía dudas previas, la pandemia nos ha confirmado que la Atención Primaria es el pilar fundamental en nuestro sistema sanitario, la principal ... puerta de acceso a este y la que cubre mayoritariamente las necesidades de la población. Sin embargo, aún llegamos a 2022 con malestar por parte de profesionales y ciudadanos con respecto a los recursos en este nivel asistencial. Que la Atención Primaria está en crisis no es noticia y las manifestaciones por su mejora han sido convocadas en diversos puntos del territorio nacional antes y durante esta crisis por Covid-19 que, no olvidemos, aún no ha terminado. Sin embargo, ¿es posible hacer tangible esta mejora por la que tanto abogamos?
Un aspecto indiscutible es que se invierta en una mayor dotación de recursos humanos a los centros de salud. Las ratios actuales regionales nos muestran que cada médico de familia tiene asignado un cupo medio de 1.451 personas, número que se incrementa hasta 1.733 para las enfermeras, siendo lo recomendado que cada equipo asistencial médico-enfermera tuviera asignado un máximo de 1.250 personas. Asimismo, sería imprescindible la contratación de trabajadoras sociales y pediatras en las 85 zonas de salud. Solo con equipos de Atención Primaria completos y con adecuadas ratios profesional/número de habitantes conseguiremos reducir listas de espera (una de las principales preocupaciones de profesionales y usuarios) y mejorar no solo la asistencia sanitaria al paciente enfermo en consulta, domicilio y residencias, sino también la promoción de salud, la prevención de la enfermedad, la atención comunitaria y la investigación, todas ellas funciones de la Atención Primaria. Pero, para ello, no solo basta con ofrecer contratos a los sanitarios: debemos luchar por la estabilidad de los mismos. Una de las principales características que definen la Atención Primaria es la continuidad, algo que no conseguiremos con contratos poco atractivos que solo empujan a los profesionales a emigrar y generan desigualdades territoriales.
El cuidado de la salud mental es otro aspecto cuya relevancia ha puesto en evidencia esta pandemia y por lo que urge reforzar la comunicación entre los servicios de atención a la salud mental y la Atención Primaria, así como mejorar las ratios de psiquiatra, psicólogo, enfermero de salud mental y, una vez más, trabajador social por número de habitantes, consiguiendo la reducción de la demora actual para conseguir una primera cita en salud mental.
Mejorando los contratos laborales en el servicio de salud, adecuando ratios entre profesionales y pacientes y favoreciendo la coordinación con otros niveles asistenciales conseguimos que la Atención Primaria sea más accesible, al igual que lo hacemos manteniendo abiertos los consultorios de salud, invirtiendo en mejorar las áreas de admisión u ofreciendo atención en horario de tardes.
Y, por supuesto, cualquiera puede preguntarse cómo vamos a costear estos cambios. Según la OMS, la inversión en Atención Primaria debería suponer el 25% del total del presupuesto en sanidad, siendo el actual presupuesto asignado de un 14,6% según propone en su informe la Consejería de Salud a la Asamblea Regional. Presupuesto que, como ya ha reflejado la Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública de la Región de Murcia, es irreal e insuficiente. Además, los presupuestos deben enfocarse no solo a programas de salud pública, como ocurre en este caso, sino que deben existir partidas concretas dirigidas a mejorar la coordinación entre Atención Primaria y otros niveles asistenciales (Salud Pública y Salud Mental incluidos), favorecer la orientación comunitaria de la Atención Primaria y la participación de la ciudadanía en esta. Sin embargo, debemos entender que desarrollar presupuestos específicos para la mejora de la Atención Primaria no es tarea fácil manteniendo el modelo actual en el que existen gerencias únicas de área ubicadas en los hospitales de la Región. Por tanto, debemos plantearnos si este modelo es el idóneo o si, por el contrario, realizar cambios estructurales y recuperar las Gerencias de Atención Primaria daría una mayor visibilidad y mejor adecuación presupuestaria a las necesidades de nuestras zonas básicas de salud.
Profesionales y usuarios tenemos el deber de hacer un uso racional de los recursos del sistema sanitario, pero también tenemos el derecho a que se escuchen nuestras necesidades, como las que han quedado reflejadas en el Manifiesto en defensa de la Atención Primaria apoyado por más de 90 asociaciones y colectivos, y a que se sigan las recomendaciones que la evidencia científica nos ofrece desde hace tiempo: una Atención Primaria fuerte se traduce en mejores resultados en la salud de la población y en una mayor eficiencia en el sistema sanitario.
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