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Leer algo que no nos gusta, pero leerlo con otros, transforma el desagrado en descubrimiento

Sábado, 28 de junio 2025, 07:38

Hay quienes mantienen que la felicidad no tiene escritura, ni discurso, que no se narra, solo se goza, de ahí que los cuentos infantiles, siempre ... con un feliz final, terminen con la conocida frase de «fueron felices y comieron perdices». Es decir, la felicidad sucede como un relámpago, como un parpadeo largo, como una siesta en domingo. Otros, entre los que me encuentro y no es que pretenda fundar una corriente filosófica, aunque si se fundara tampoco me opondría, sostenemos con terquedad gozosa que pocas cosas producen tanta felicidad como sumergirse en un libro. Que puede que la felicidad no se compre, pero sí los libros, y eso, queridos lectores, es lo más parecido a la felicidad que el dinero puede financiar.

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