En diez meses, Ana Martínez Vidal ha pasado de tenerlo casi todo en política a presentar su dimisión como coordinadora naranja, y usando la puerta ... de atrás: por Twitter y horas después de celebrar una jornada de convivencia con los militantes que le queda a Ciudadanos, que se despertaron al día siguiente con el portazo en diferido de su lideresa. Ha dilapidado el crédito del partido en la Región, a lo que hay que añadir los efectos extramuros de la fallida moción de censura, como la desaparición de Cs en la Comunidad de Madrid y los destrozos en la cúpula nacional, que han puesto a Arrimadas contra las cuerdas. Martínez Vidal se ha ido antes de que la despidan. Dice que no se arrepiente de la moción contra el PP, un partido con el que convivió y gobernó, hasta que ambicionó la Presidencia de la Comunidad. Todo incongruente. El gran error de Vidal es que la operación pactada con el PSOE produjo justamente el efecto contrario. Queda para los manuales de la política.
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