El zorro pasa del punto de mira al GPS
Un estudio de la Dirección General del Medio Natural iniciado el pasado verano sigue el rastro de diez ejemplares en tiempo real para conocer su papel en el control de las plagas de conejos
GINÉS S.FORTE
Martes, 9 de febrero 2021, 21:55
En el zorro ('Vulpes vulpes') todo es extraordinario. Empezando por su espesa y definitoria cola. Es extraordinaria su presencia, no solo en la Región de ... Murcia, en la que habita en todo tipo de ambientes, sino en el planeta al completo, donde es el carnívoro silvestre más abundante. Es extraordinaria la fascinación y la mística que rodea a este animal que lleva desde la Antigüedad protagonizando un sinfín de fábulas, en las que se suelen glosar su astucia e inteligencia. Y con frecuencia es extraordinaria la tensión que despierta entre quienes defienden su papel en la naturaleza, a la que además de belleza aporta el control de plagas de conejos y roedores, por ejemplo, frente a aquellos que lo siguen considerando una alimaña que perjudica a la caza menor.
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Para tratar de conocer mejor la implicación de este fantástico animal en la presencia de conejos ('Oryctolagus cuniculus'), este verano arrancó en Molina de Segura una experiencia única. La Dirección General de Medio Natural soltó una decena de zorros dotados con collares GPS para estudiar su comportamiento y evaluar «cómo puede contribuir a reducir los daños del conejo en esta zona de comarca de emergencia cinegética temporal, junto con otros métodos de caza».
En la información facilitada por la Consejería de Medio Ambiente se observa el movimiento de los raposos, incluido el de un ejemplar que ha optado por volver a Totana, donde fue capturado para este estudio en el que colaboran el Ayuntamiento de Molina de Segura, la organización agraria COAG, la Federación de Caza de la Región de Murcia y algunos cazadores voluntarios en la captura de los ejemplares. La experiencia piloto se está desarrollando en un área con «unos daños tremendos en explotaciones agrícolas por conejos», en palabras del secretario general de COAG, Francisco Gil. Ahora está previsto soltar una hembra adicional dentro del proyecto, dotado con 14.800 euros.
Cada kilómetro cuadrado de la Región acoge entre 0,4 y 20 raposos, según la zona
En la actualidad se estima que cada kilómetro cuadrado de los más de 11.300 en los que se extiende la Región acoge a entre 0,4 y 20 zorros, dependiendo de la zona. En total, los técnicos de la Dirección General del Medio Natural calculan una población de 63.400 ejemplares, a partir de las observaciones sobre el terreno que los agentes medioambientales les han transmitido. Son unos 2.000 zorros menos que los computados el año anterior, pero 23.000 más que los de 2018. Antes de ese año no hay cifras. De hecho, las expuestas apenas son aproximaciones a una realidad de la que se tendría un mejor conocimiento con el uso de métodos más eficaces, como un amplio fototrampeo. Y aun así resultaría complicado obtener unos resultados satisfactorios.
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«Es imposible tener una buena estima de población de zorros», explica el profesor de veterinaria de la Universidad de Murcia (UMU), Carlos Martínez Carrasco. Se trata de animales «crípticos, nocturnos», de gran movilidad, a los que resulta complicado seguir la pista. El doctor Martínez Carrasco encabeza una investigación epidemiológica sobre las enfermedades que los zorros comparten con mamíferos domésticos, principalmente perros, para la que se sirve en gran medida del estudio de los ejemplares que acaban atropellados.
«Matar por matar zorros, ¿qué sentido tiene?», sostiene Francisco Gil, de COAG
La Consejería de Medio Ambiente prevé ahora incluir en su presupuesto, y mantenerla durante cinco años, una partida anual de 110.000 euros con la que mejorar el seguimiento de las especies cinegéticas de la Región de Murcia. De este modo podrá proyectarse luz sobre la presencia del zorro. Es una cantidad más que considerable respecto a los entre 12.000 y 17.000 euros que se han dedicado cada año a este cometido entre 2015 y 2019. Con ella se van a poder elaborar los planes de gestión de estos animales, lo que incluye trazar un mapa mucho más certero del raposo.
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En la actualidad, el zorro se sigue cazando, pero cada vez menos. Las últimas órdenes de veda incluyen limitaciones a su persecución. Durante los últimos años se ha restringido su caza en la modalidad de perros de madriguera. Para la temporada 2017/2018 se redujo el periodo en la que está permitida a siete meses, frente a los nueve de la campaña previa. En la siguiente se limitó a cinco meses, y desde la pasada temporada apenas es posible cazarlo durante menos de tres meses.
En los municipios de Abanilla, Abarán, Albudeite, Blanca, Campos del Río, Fortuna, Molina de Segura, Mula, Totana, Ulea, Villanueva del Río Segura y Yecla, la última orden de vedas (2020/2021) prohíbe la caza del zorro en cualquier modalidad en las zonas agrícolas de regadío, y también en cualquier otro municipio que acabe incluyéndose en la denominada comarca de emergencia cinegética temporal por daños de conejo. «Sería un contrasentido cazar zorros en áreas con daños por conejo», explica un experto que prefiere que no aparezca su identidad en este reportaje.
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«Matar por matar ¿qué sentido tiene?», añade Gil, que también es cazador, en alusión a que no es un animal del que se pueda aprovechar su carne, por ejemplo. Lo que realmente juega en su contra es su «mala fama, sobre todo por parte de cazadores que piensan que el zorro va a acabar con la caza menor», apunta el biólogo Chema Catarineu, presidente de la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE). «Pero no solo come conejos y perdices», aclara, «sino que también se alimenta de ratones», entre otros, lo que indirectamente beneficia al ser humano. «Hay estudios que dicen que hay menos garrapatas porque los zorros controlan las poblaciones de roedores», con lo que se mantiene a raya por ejemplo la enfermedad de Lyme que transmiten estos ácaros, de graves consecuencias para las personas.
De otra parte, y como ocurre con otros mamíferos silvestres, al zorro se le atribuye a su vez la causa de enfermedades que afectan a animales domésticos, como los perros. «Es una visión antropocéntrica», advierte el profesor Martínez Carrasco, cuya investigación con zorros trata precisamente de determinar cómo se transfieren esos patógenos. «Las publicaciones de hace 20 años acusaban normalmente a la fauna silvestre de propagar enfermedades a los animales domésticos, pero estamos viendo que se transmiten en ambos sentidos».
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Al final, la oportunidad que se esgrime para cazar al zorro está ligada ante todo con la visión del animal como competidor cinegético. Y esa es precisamente la cualidad que lo convierte en un buen recurso para impedir las plagas de conejos. «Estamos probando con todo», insiste Gil sobre la lucha que han emprendido en Molina de Segura para controlar un exceso de lagomorfos al que los disparos de los cazadores no logran poner freno. «En cuanto oyen un mínimo ruido se ocultan; hay que cambiar el sistema para controlar la especie». Una parte de la solución, como trata de evaluar el proyecto iniciado en agosto, puede ser el 'Vulpes vulpes', pese a la mala fama que despierta en algunos. «Aquí resulta útil, pero en otras zonas el zorro es dañino», afirma Gil, que aboga por analizar cada caso «y si hay demasiados, que se autorice a matar un número determinado».
Depredadores
«No estoy a favor del control de depredadores», se manifiesta Catarineu, antes de admitir que «vendría muy bien que llegara el lince» para controlar la población de raposos. En la misma línea, José Manuel Zamora, del Departamento de Zoología de la UMU, cree que «no tiene sentido considerar al zorro alimaña y controlarlo y luego quejarse de que hay plagas de conejos». Zamora, que forma parte del Proyecto Encebra, con el que se trata de determinar la distribución y la conservación de los mamíferos en el Sureste, reconoce que el 'Vulpes vulpes' es capaz de expandirse hasta en paisajes tan alterados como los del corazón contaminado de estériles de la Sierra Minera de Cartagena-La Unión. «Es prácticamente la única especie que aguanta en zonas así», añade. En todo caso, concluye, «los depredadores al final se regulan solos, es una noción básica de ecología».
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De momento, las limitaciones en la caza del zorro están reduciendo el número de animales abatidos, pero tampoco es fácil determinar en qué cuantía, porque no todos los cotos entregan las correspondientes fichas de capturas a las que están obligados. Para la temporada 2019/2020, por ejemplo, únicamente 290 cotos han facilitado esta información, con un balance total de 1.856 ejemplares cazados. Quedan por saber los datos de los alrededor de 800 cotos restantes que hay en la Región, a los que la Dirección General de Medio Natural ya ha abierto expediente exigiendo su entrega.
En todo caso, la Subdirección General de Política Forestal, Caza y Pesca Fluvial estima, a partir de las cifras que ya le han llegado, que las capturas de zorros en la Región oscilan entre los 4.000 y los 7.360 animales por temporada. Es una diezma literal de la especie cada campaña, atendiendo a que se estima en unos 63.400 los ejemplares que merodean por nuestra geografía.
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La caza en ningún caso va a poner en peligro a una especie que de otra parte sabe aprovechar bien la presencia de los humanos, de los que extrae comida en sus vertederos e incluso directamente de los contenedores de basura. Pero, como ya se comentó, matar por matar zorros no tiene ningún sentido.
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