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A vueltas con los problemas en medio ambiente

GINÉS LUENGO GIL

Martes, 8 de enero 2019, 22:21

El medio ambiente es un concepto tan amplio como lo es la diversidad de profesionales que ejercen en el mismo. Sin embargo, no existe una regulación adecuada que defina qué puede hacer cada profesional y qué no. No existe un reparto de atribuciones según la formación académica de cada titulado. Esto, como pueden imaginarse, puede suponer y supone, muchas veces, un desastre en la práctica. Este problema lo vivimos día a día los biólogos, por ponerles un ejemplo. El abordaje de la parte biótica (la parte viva) debería ser competencia exclusiva de aquel facultado para el ejercicio de la profesión de biólogo (a efectos prácticos, aquellos titulados colegiados en un colegio oficial de biólogos).

Debo hacer un inciso: desde 1980 es obligatorio estar colegiado para ejercer la profesión de biólogo, y da igual si ejerce como profesor, investigador, gestor, etc. No hacerlo se considera ejercicio irregular, una práctica que, lamentablemente, la Administración Pública tolera, a pesar de nuestros insistentes toques de atención. Y muchos me dirán que, por ejemplo, para evaluar flora, fauna o grandes ecosistemas, basta con hacer unos cursillos de formación. Esto permítanme decirles que es una barbaridad y un insulto a la formación de los biólogos. Aceptar tan burdo argumento vendría a ser como aceptar que un titulado distinto a un médico especialista pudiese ejercer en la consulta de Hematología con hacer unos simples cursos de formación.

En medio ambiente, si queremos ser eficaces, cada titulado debe tener sus competencias exclusivas, y que los demás no puedan realizarlas, salvo que hagan la carrera que faculte para ello, que para eso tenemos unas magníficas universidades públicas en esta Región. Eso permitirá un verdadero abordaje multidisciplinar, donde los mejor preparados por derecho formativo ejecuten con precisión sus conocimientos. Igual que un biólogo no va a realizar un proyecto de construcción de una infraestructura, como tampoco una caracterización del componente abiótico, el componente biótico no debería ser evaluado por titulaciones que no puedan acreditar una formación académica mínima en Biología. Y de esta valoración se encarga en este caso el COBRM, y por ello, quienes deberían ejercer la evaluación en medio ambiente del componente biótico son los colegiados en el mismo, de igual forma que ocurre en Medicina y Cirugía. Esto es así porque uno de los fines de los colegios profesionales es la ordenación de las profesiones, un derecho que nos otorga la Constitución Española y la legislación, pero que, en la práctica, la Administración Pública no respeta, quizá por desconocimiento.

Otro de los grandes problemas que tenemos, y en este caso en la Región de Murcia, es la falta de una verdadera Consejería de Medio Ambiente, que englobe todo el Medio Ambiente y nada más, y que esté bien dotada de presupuesto y de medios humanos y materiales. La noticia del hundimiento de la ARCA ha sido una buena noticia para el COBRM, y doy las gracias a todos los políticos que la han tumbado. El camino correcto es justo el contrario a semejante barbaridad. Y, por cierto, la bolsa de empleo para biólogos en medio ambiente está agotada desde hace años, ¿saben que se está contratando a otras titulaciones en lugar de abrir la bolsa para que nuestros jóvenes biólogos puedan concursar? Nosotros hemos denunciado esto y, por lo pronto, hemos tenido poco éxito para que vuelva a abrirse, aunque no vamos a parar de pelearlo. Quizá entiendan ahora un poco mejor porque tenemos tantos problemas en medio ambiente. Ah, y aprovecho para desearles un feliz año.

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