Acolchado en pleno proceso de degradación en un ensayo de la solución propuesta por la Asociación Ambiente Europeo. AAE

Todos unidos contra el mal del plástico agrario

La organización ecologista Ambiente Europeo ensaya, con la implicación de los productores agrícolas, vías alternativas para acabar con los excesos de este insumo sin perjudicar al sector

GINÉS S.FORTE

Miércoles, 1 de diciembre 2021, 00:05

Hace no mucho, dentro de uno de los sondeos que la Asociación Ambiente Europeo realiza en la Región para estudiar el impacto de la agricultura ... en la costa, encontraron más de 28.700 fragmentos de plásticos en apenas seis metros cuadrados. «El 75% eran trozos de poliespán», explica Daniel Rolleri, máximo responsable de esta organización conocida por las siglas AAE. Se trata del material con el que se fabrican los semilleros empleados para plantar cultivos, que acaban en el terreno junto a otros muchos derivados del petróleo consumidos con igual frecuencia en el campo.

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Lo que sigue no es el relato de una denuncia medioambiental, sino la crónica de la singular búsqueda de una vía de solución a un problema indiscutible. Por ella transitan viejas tomateras y hongos para fabricar alternativas al corcho blanco, plásticos que se convierten en abono y futuros sostenibles para menores desamparados. Estas son algunas de las sagaces salidas ensayadas por una iniciativa que tiene su mayor crédito en la implicación que en todo momento busca del sector agrario. «Sabemos que los agricultores se enfrentan a muchas presiones de todo tipo y desde todos los lados, y como nos interesa remediar el problema queremos tender puentes y trabajar con ellos», explica Rolleri, exabogado argentino con un largo currículo de lucha contra las basuras en el mar (ha trabajado, entre otros, en el grupo de defensa ambiental Ocean Conservacy en Washington –EE UU–).

Esquema de semillero de micelio

Un semillero biodegradable sigue este proceso de elaboración. AAE

Lo más llamativo del trabajo de AAE tiene lugar probablemente en una finca de Pulpí propiedad de uno de sus socios, el alemán Pino Brenner. En ella han construido un taller de reciclaje en el que las ideas se convierten en prototipos. Seguidamente, su utilidad se valida en empresas agrícolas reales antes de lanzar al vuelo las campanas de una nueva solución. En este taller, «que no es una instalación industrial pero que tampoco se queda en algo artesanal», han desarrollado, por ejemplo, unos semilleros fabricados a partir de las tomateras que se arrancan cuando acaban su ciclo de vida. Una vez trituradas y limpias de patógenos, estos desechos orgánicos acogen hongos para generar micelio, unos filamentos que dan firmeza a todo el compuesto.

«A diferencia de otras organizaciones, trabajamos con los cultivadores y no contra ellos», explican en AAE

El resultado es un material de consistencia similar al corcho blanco (poliespán). «No lo hemos descubierto nosotros», aclara Rolleri. Ikea, por ejemplo, ya comienza a usarlo en sus embalajes. Lo que sí han logrado en esta asociación basada en Murcia y Almería es sustituir con su preparado biodegradable los semilleros convencionales, que de este modo acaban incorporándose como compost al suelo, en vez de contaminar los terrenos y, en último término, el mar. De paso han hallado una salida para las viejas tomateras, que de otra manera acabarían quemándose y emitiendo CO2 a la atmósfera. De momento ya hay varias productoras de la Región que se han apuntado a ensayar la solución, e incluso se ha enviado en paquetes a una compañía colaboradora en Reino Unido para calibrar su comportamiento en distintas circunstancias.

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Menores de la Asociación Engloba en plena faena. AAE

Antes ha sido necesario acertar con una alternativa a la alta presencia de plásticos en los desechos de las tomateras, llenas de anillas, hilos y pinzas de injertos que acaban entremezcladas con las propias plantas en enormes marañas cuando acaban su vida útil. «Hemos encontrado tremendos manojos con cientos de miles de estos hilos negros», ejemplifica el responsable de la organización ambiental. En este reto han contado con la ayuda de la compañía catalana especializada en bioplásticos Novamont, desarrolladora de una materia prima «verdaderamente compostable».

Su directora comercial, Rosa Puig, detalla que son productos certificados «asimilables para los microorganismos, que no generan microplásticos y se convierten en agua, CO2 y biomasa». De este modo, se posibilita que las bandejas semilleras ideadas en el taller de Pulpí procedan exclusivamente de desechos biológicos, sin ningún elemento plástico en su composición. Una presencia mucho más notable de plástico agrícola es la que se encuentra en los cultivos acolchados, una modalidad que se extiende por más de 14.400 hectáreas de campos de la Región.

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Varios productores ya prueban semilleros, acolchados y otros compostables biodegradables que sustituyen al plástico

Se trata de una fuente inmensa de contaminación de los terrenos que en ocasiones, con el paso del tiempo, desaparece incorporada al suelo. En realidad es una mera ilusión óptica, porque sigue presente en forma de microplásticos. De ahí la importancia de obtener un material verdaderamente biocompostable como el que ensaya la AAE, que se sustenta en gran medida por aportaciones de empresas interesadas en derivar su responsabilidad social corporativa a proyectos sostenibles, apuntan sus responsables.

Entre las compañías que ya están ensayando la solución biodegradable propuesta por la organización, en este caso para sus «cultivos de melón, sandía, lechuga y apio orgánico», se encuentra el grupo G's, uno de los mayores productores hortofrutícolas de Europa. Su gerente técnico de la unidad de negocio Iceberg, Ángeles Lozano, confirma que los acolchados compostables «funcionan perfectamente, igual que los plásticos convencionales; tanto en el manejo para la mecanización, como en la duración en cultivo». Esta última es una de las variables más delicadas, como recuerda Rolleri, ya que el material debe ser lo suficientemente consistente para cumplir su labor durante la vida del cultivo, y a la vez resultar rápidamente compostable en el suelo una vez que ha concluido su cometido.

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En este punto, Lozano señala la necesidad de «conseguir un plástico con un poquito más de durabilidad para evitar los restos en la cama». Ahora «estamos trabajando en ello», añade la ejecutiva de G's, compañía que también prueba sobre el terreno con los clips y las cuerdas de material biodegradable que les ha facilitado Ambiente Europeo para el cultivo de tomate. «Además los estamos probando en Elegido, Almería, con una productora de berenjenas», ejemplifica Rolleri.

«Nosotros estamos introduciendo poco a poco este material», explica Juan José Sánchez, de la compañía agrícola Precieux Select. Aún es pronto para sacar conclusiones, añade, «puesto que solo lo hemos hecho este año», aunque «sí podemos decir que el suelo donde lo empleamos queda más limpio». Solo una queja, de momento: «Lo que los agricultores necesitan es que se les pueda suministrar a un precio razonable», se lamenta Sánchez, y reclama «que la Unión Europea ponga más recursos para ayudar a los agricultores con este material, que resulta más beneficioso: no contamina y a su vez percola los suelos».

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Encuentro el pasado día 19 con agricultores para explicarles las soluciones de Ambiente Europeo para un sector más limpio. AAE

Puig, de la productora de estos plásticos Novamont reconoce que el precio «de entrada puede ser del doble para u acolchado realmente biodegradable en suelo certificado, respecto al convencional». Pero, advierte, ese no es el coste real, «ya que una vez que se pone en la balanza el ahorro final de no tener que retirar del suelo el acolchado ni tener que gestionar un residuo, el coste se equipara y no hay grandes diferencias».

Economía circular

«Lo que queremos es desarrollar soluciones de economía circular para la agricultura que puedan ahorrar agua, emisiones de CO2 y reducir la contaminación marina», señala el exabogado argentino. De paso, también se han propuesto «aportar dentro de nuestro proyecto un ingrediente de tipo social», lo que han logrado a través de un acuerdo con la Asociación Engloba. Miembros de esta organización almeriense, especializada en ayudar a la infancia y la juventud, entre otros ámbitos de exclusión, coincidieron con activistas de Ambiente Europeo en una jornada de recogida de basuras y reciclaje, apunta el presidente de la ONG, Pedro Carricondo Guirao. De ahí surgió una alianza que ha facilitado a un grupo de menores inmigrantes no acompañados, tutelados por Engloba, desarrollar una labor que les abre un camino de trabajo e integración. Tras su paso por el proyecto, en el que han participado fabricando distintos elementos biodegradables con los que trabaja Ambiente Europeo, «los menores están muy concienciados», apunta Carricondo, que califica a la organización de Rolleri de «referencia» de la que «nuestros usuarios aprenden y se enriquecen con estas experiencias».

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«A diferencia de la mayoría de las organizaciones ecologistas, AAE considera que responsabilizar a los cultivadores es una actitud sin perspectiva, injustificada y poco productiva», explican desde la organización: «Por lo que trabajamos con ellos y no contra ellos». Así trataron de dejarlo patente el pasado 19 de noviembre, en un encuentro con miembros del sector que celebraron en un restaurante próximo a Cabo Cope, en Águilas. Su objetivo era ampliar la red de profesionales del sector agrario que conocen y se implican en sus proyectos de reducción del impacto de la agricultura comercial en el medio ambiente.

Para estrechar aún más estos lazos, la AAE está realizando una encuesta entre distintos agentes del sector (agricultores, supermercados y empresas de reciclaje, de distribución de material, de gestión de residuos y de agroplásticos, entre otros) con el objetivo de «identificar oportunidades para nuevas sinergias y soluciones que sean realistas, prácticas y económicamente viables para los agricultores, en un esfuerzo por reducir el uso de agua, los insumos químicos, los residuos plásticos y la contaminación ambiental». La encuesta pregunta sobre agua, influencias del mercado, gestión de residuos, reciclaje y medio ambiente, entre otros elementos que la organización murciano-almeriense analizará para guiar sus nuevos pasos en su cruzada por mejorar el medio ambiente con la implicación de uno de los ámbitos que más lo han degradado: el sector agrario.

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