Alfonso Chico Guzmán, en la finca La Junquera. CEDIDA
Alfonso Chico Guzmán | Agricultor regenerativo

«No quiero que mis hijos hereden un desierto paisajístico y social»

«Hay que evitar ver la agricultura como si fuera minería, donde se extraen todos los recursos en poco tiempo y después solo quedan rocas»

G. S FORTE

MURCIA.

Martes, 1 de febrero 2022, 21:02

La finca caravaqueña La Junquera lleva casi 200 años en manos de la familia de Alfonso Chico Guzmán (Madrid, 1988). En 1829 Diego Chico de ... Guzmán Figueroa la adquirió en parte tras la desamortización de bienes de la Iglesia que impulsó Riego. Desde entonces, la finca pasó por diferentes transformaciones hasta convertirse, según sus responsables, en una de las mayores fincas regenerativas de toda Europa.

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–¿Qué es la agricultura regenerativa y la restauración de paisajes agrícolas?

–Creo que cada persona tiene una interpretación distinta de lo que quieren decir estos conceptos. Para mí la agricultura regenerativa es una agricultura que mejora claramente el suelo, el agua y la biodiversidad del lugar donde se practica. Yo concibo que la agricultura regenerativa además debe ser ecológica. La restauración de paisajes agrícolas va en la misma línea que la agricultura y cada paisaje se puede restaurar de infinidad de maneras distintas. En nuestro caso intentamos adaptarnos no solo a cada finca sino también a cada parcela, aplicando diferentes técnicas y prácticas de restauración. Por ejemplo para restaurar el suelo aplicamos compost en las parcelas de arbolado, además de dejar cubiertas vegetales (pueden ser sembradas o espontáneas) los meses de otoño e invierno y reducimos las labranzas. En el cereal cultivamos especies como trigo chamorro y centeno gigantón, que tiene una caña muy alta, son bastante resistentes a la sequía y al cosechar incorporamos al suelo toda la biomasa de la paja. No la empacamos, y de esta manera añadimos varios miles de kilos de biomasa al suelo en cada parcela cada año. Estamos notando los resultados incluso a corto plazo. En las zonas donde hay bastante erosión y escorrentía construimos zanjas que siguen las curvas de nivel y charcas que retienen agua. Esas zanjas y charcas a su vez nos sirven de corredores para la biodiversidad, y las que consiguen mantener agua en verano se convierten en pequeños oasis. Tenemos ya más de 15 kilómetros de zanjas y más de 70 charcas. El 99% de nuestra agricultura es secano y vemos como tanto al construir esas zanjas y charcas como al aumentar la materia orgánica del suelo aumentamos la capacidad de retención de agua del suelo en algunas, y del acuifero en otras.

REGENERACIÓN

«Trabajar una finca sostenible no se reduce a dejar de contaminar, hay que mejorarla»

–¿Qué ventajas tienen estas prácticas para un agricultor?

–Cuando se quiere trabajar en una finca de manera sostenible no vale solamente con no contaminar o con degradar menos, debemos de mejorar la situación actual, ya que en la mayor parte de los casos la perdida de fertilidad, de biodiversidad y de agua en los acuíferos ha sido muy notable, especialmente en los últimos 40 años. Estas prácticas permiten que las siguientes generaciones puedan seguir dedicándose a la agricultura y producir alimentos y vivir en estas tierras. En nuestro caso, con terrenos de varias generaciones, la visión a largo plazo es muy importante.

–¿Estamos demasiado volcados en la búsqueda de beneficio económico y nos perdemos otras variables que deberíamos tener en cuenta, como la medioambiental?

–Totalmente, muchas veces buscamos el beneficio económico a corto plazo destruyendo la posibilidad de obtenerlo a largo plazo. Hay muchas técnicas que permiten compaginar perfectamente las dos, y no ver la agricultura como si fuera minería, donde se extraen todos los recursos en poco tiempo y después de unos años solo quedan rocas. De hecho, en nuestro caso, nuestra explotación, además de haber mejorado claramente la cantidad de biodiversidad, de fertilidad de los suelos, de retención de agua en el terreno y crear puestos de trabajo de calidad, también es más rentable que antes.

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–¿Qué le lleva a meterse en el lío de cuidar los aspectos paisajísticos y medioambientales en sus prácticas agrícolas? ¿No le resultaba ya lo suficientemente difícil el mercado?

–Desde pequeño me ha gustado mucho la parte paisajística y ver abundancia de animales en el campo al pasear, y he visto que, con la tendencia que llevábamos de degradación de ambos, mis hijos iban a heredar un desierto, no solo paisajístico, sino también social, donde casi nadie quiere vivir en las pedanías de nuestra zona y mucho menos en los cortijos.

VISIÓN

«Si buscamos beneficios a corto plazo, destruimos la posibilidad de obtenerlos a largo»

–¿Por dónde debe ir el futuro de la agricultura?

–Creo que debe hacia donde se valoren prácticas que además de un retorno económico supongan también un retorno medioambiental y social. Una forma de hacerlo puede llamarse agricultura regenerativa, pero cualquier tipo de agricultura que ayude en esos tres aspectos a la vez es la decisión correcta.

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–¿Es optimista con estas cosas?

–Veo cómo van saliendo muchísimos proyectos no solo en nuestra zona, sino también en el resto de España y Europa, que son buenos ejemplos de cómo hacer este tipo de agricultura. Creo que está creciendo a una velocidad altísima y que la Unión Europea claramente quiere incentivar este tipo de prácticas. A pesar de todo, me gustaría que fuera aún más rápido, porque sigue siendo una pequeña minoría.

SOSTENIBLES

«Además de mejorar la biodiversidad, el suelo y el agua y crear trabajo de calidad, ahora somos más rentables»

–¿Póngame un ejemplo de buenas prácticas en la agricultura que no estamos sabiendo vender bien?

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–Hay prácticas que se practican en terrenos privados, pero son servicios públicos, y eso se debe de recompensar económicamente al agricultor en el mercado privado o en pagos públicos. Se trata de servicios como la captura de CO2, la reducción de la erosión (con su consecuente ahorro en mantenimiento de caminos, carreteras, embalses) y la mejora de la biodiversidad, que en muchos casos disfruta el resto de la población. En nuestro caso, con las almendras hemos conseguido que nos paguen un precio por encima del ecológico que nos comprometemos a reinvertir en las parcelas en prácticas regenerativas (charcas, setos de biodiversidad, zanjas, siembra de cubiertas vegetales, etc.). De esta manera, nuestros clientes nos ayudan financieramente en la regeneración de esas tierras.

–¿Qué rincón natural de la Región de Murcia es su preferido?

–Me encanta toda la zona que va desde Periago al embalse de Valdeinfiernos. Creo que de todas las veces que he hecho una excursión, nunca me he cruzado con nadie, y son más de 60 kilómetros por caminos y pistas forestales. Me parece un paraíso salvaje al lado de casa.

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