Andrés García: «Esta pandemia nos hará entender que respetar el medio ambiente es respetarnos»
«Me dedico a la industria turística porque no encontré otra forma de ganarme la vida en un entorno natural como Sierra Espuña», confiesa Empresario hostelero
GINÉS S. FORTE
MURCIA
Jueves, 23 de abril 2020, 21:22
En 1994, Andrés García (Alhama de Murcia, 1964), un amante de los deportes de montaña, abrió el Camping Sierra España en El Berro, con lo ... que pudo desarrollar su labor profesional cerca de la naturaleza que tanto ama. Trece años después amplió el negocio turístico con la creación del alojamiento hotelero rural Hospedería Bajo el Cejo. «Durante estos últimos años he cambiado mi forma de relacionarme con el espacio natural de Sierra Espuña, que tanto me ha dado, y estoy intentando devolver a la naturaleza lo que de forma inconsciente le haya podido quitar», confiesa. Con este propósito, el empresario, que además preside una asociación de agentes sociales del entorno de Sierra Espuña, busca «generar el equilibrio necesario para que las generaciones futuras la disfruten como yo lo he hecho».
–Que el actual estado de confinamiento le pille en un hotel rural, ¿es más una bendición por la ventaja de disfrutar del campo o una maldición por las dificultades que se abren para su sector?
–Realmente me siento un privilegiado, toda mi vida lo he sido haciendo lo que me gustaba. Posiblemente mi inconsciencia me ha llevado a exprimir mis condiciones físicas en el deporte y a hacer inversiones turísticas donde parecía imposible que funcionaran. Quizás la edad me hace ver la realidad del momento tan dramático que estamos padeciendo, y tengo sentimientos encontrados. Realmente ahora estoy disfrutando, junto con mi familia, de nuestro alojamiento, en un espacio natural impresionante, cuidando la tierra, cultivando y preparando las hortalizas, plantando una zona de viñedo, leyendo cada anochecer junto a la chimenea, sin televisión... Ni en mis mejores sueños me lo podía imaginar. Pero todo esto pasará y tendremos que volver a la rutina del trabajo diario. Vivimos de la demanda turística, y es evidente que nos va a costar volver a coger el ritmo. Me preocupa el porvenir económico de mi empresa y dudo de la capacidad del sector turístico para reconvertirlo en algo que ni siquiera aún conocemos.
«Dudo de la capacidad del sector para reconvertirse en algo que aún ni conocemos»
–¿Su especial sensibilidad con el medio ambiente se incrementó tras abrir su negocio de hospedería rural o precisamente lo abrió por esa sensibilidad?
–Claramente me dedico a la industria turística porque no encontré otra forma de ganarme la vida en un entorno como el que disfruto y donde está ubicada la Hospedería Bajo el Cejo. Aunque tengo que reconocer que esta profesión me ha dado mucho más de lo que esperaba: la relación con las personas, con nuestros huéspedes, es especial, siempre encuentro algo que aprender. Y, por supuesto, también ha aumentado mi sensibilidad por el medio ambiente. No me veo trabajando en un polígono industrial o en una ciudad, ni mucho menos viviendo allí. Me parece imposible prescindir de los sonidos de la naturaleza, el olor de las distintas estaciones del año, los colores, el silencio...
–¿No echa de menos nada de la ciudad?
–Sinceramente no, aunque tengo que reconocer que todavía, cuando mi pareja me regala una entrada para ir a un concierto, una obra de teatro o la degustación de algún buen restaurante, aunque al momento reniego un poco, finalmente acabo sintiéndome muy bien y pensando que debía hacerlo más a menudo.
«Estos días echo de menos charlar con 'el tío Diego', que sigue cultivando con más de 90 años»
–¿Percibe un cambio en la visión de la naturaleza en los clientes a lo largo de los años que lleva abierto su actividad?
–Hay un cambio de tendencia. Cada vez estamos más sensibilizados y conocemos cuál es nuestra relación y qué puesto ocupamos dentro de la cadena natural, sobre todo entre las personas más formadas. Hay un respeto a la sabiduría campesina, a la agricultura y ganadería extensiva y tradicional. El turista entiende que debe conocer y disfrutar del espacio que visita, respetando al máximo a la población local, sus cultivos y sus tradiciones, a la vez colabora consumiendo producto local y de temporada. Igual que respeta a la fauna y flora silvestre. Básicamente, el turista es observador de todo lo que sucede a su alrededor a la vez que intenta pasar lo más inadvertido posible.
–¿Esta pandemia nos va a hacer más sensibles con el cuidado del planeta, el cambio climático y demás o cree que ocurrirá lo contrario?
–Quiero pensar que así será. Viviendo en un espacio natural tienes más a mano los recursos de los que disponemos, y sabes que no son infinitos, que no puedes consumir por encima de lo existente. Si cultivas sabes del agua que te toca, si abonas o fumigas debes de tener en cuenta los residuos que dejas, por lo tanto tienes que ajustar el modelo de agricultura a los recursos necesarios. En nuestra misma Región tenemos ejemplos de no haber entendido nada en cuanto a la gestión medioambiental. Es posible que en una pandemia como esta, que nos afecta de forma generalizada a todos, tomemos más conciencia y actuemos sabiendo que el respeto del medio ambiente es respetarnos a nosotros mismos.
–¿Qué actividades de cuidado del planeta lleva a cabo en su día a día (reciclaje, uso de renovables, etcétera)?
–Conozco personalmente a uno de los naturalistas más emblemáticos de nuestro país, Joaquín Araujo. No hace mucho tuve la suerte de estar en su casa de Extremadura. Hablábamos precisamente de esto, del uso de renovables, reciclaje,... Es una obligación para todos. Joaquín me decía que nuestra principal aportación debía de ser no consumir más de lo que generamos: llegar a conseguir la autosuficiencia. Y en ello estoy, a nivel individual y como empresa. Empezamos por cultivar, junto con mis vecinos, lo que necesitamos. Es el consumo de proximidad y la economía circular. Esto se ve reflejado en un trabajo que venimos haciendo junto con la dirección del Parque Regional de Sierra Espuña y la Mancomunidad Turística de Sierra Espuña, desde el 2012, y la Carta Europea de Turismo Sostenible. Desarrollamos un turismo respetuoso con el medio ambiente y que colabora con la economía de la población local.
–¿Qué rincón natural de la Región al que no puede ir estos días echa más de menos?
–Estoy en él: Sierra Espuña, aunque ahora no puedo pasear hacia las zonas altas. La sensación de libertad según vas ascendiendo a una cumbre es algo indescriptible para mí y que aún sigo disfrutando. También echo de menos las conversaciones en la zona de huerta de El Berro con 'el tío Diego', que aún sigue cultivando con más de 90 años a sus espaldas.
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