El Mar Mediterráneo 'pierde peso'
La contaminación por metales pesados, como plomo, cadmio y mercurio, se reduce entre un 80% y un 50% en el litoral regional durante las dos últimas décadas, revelan desde el Oceanográfico
Juan Santos está manipulando muestras de mejillón en el interior de uno de los laboratorios del Centro Oceanográfico de Murcia. Con cuidado y con la ayuda de unas pinzas, este científico introduce una muestra de tejido en una máquina, que se encarga de analizar la concentración de mercurio en ese organismo. Mientras tanto, el investigador Juan Antonio Campillo va tomando nota. Pasados unos minutos, la máquina arroja un dato a la baja. Ambos lo celebran.
La contaminación por metales pesados como el mercurio, el plomo y el cadmio en el Mar Mediterráneo muestra una tendencia descendente conforme pasan los años. Según las últimas investigaciones realizadas por científicos del Centro Oceanográfico de Murcia, los datos son «favorables». Desde 1993 hasta 2013 se redujo en más del 75% la presencia de estos elementos químicos tóxicos en las aguas costeras de la Región.
Juan Antonio Campillo y Juan Santos son dos de los cinco científicos titulares del Instituto Español de Oceanografía (IEO) que pertenecen al grupo de contaminación marina. Ambos muestrean y analizan mejillones salvajes, pues, como especie filtradora, sus datos sirven como indicadores del estado de salud del mar. «En los años 90, empezamos a analizar mejillones, ya que esta especie acumula en su organismo este tipo de contaminantes», relatan. «Posteriormente, incluimos el sedimento marino y otras especies como el salmonete de fango. Y, ahora, nos estamos planteando ir más allá. Sabemos que la contaminación llega a zonas más alejadas de la costa, hasta incluso los 300 metros de profundidad. Por ello, hemos seleccionado también el pez gallo como indicador de impacto en el medio», añaden.
«Hay que llevar cuidado con los dragados, ya que pueden provocar efectos negativos»
Las concentraciones de platino han subido por su uso en joyería y en los catalizadores
En el Oceanográfico, este grupo de investigadores cuenta con un laboratorio (llamado 'sala blanca') con presión positiva de aire para evitar así la contaminación a la hora de analizar las especies. Las paredes son de resina y las juntas tienen forma roma para que no se acumule el polvo. «Analizamos mercurio, plomo, cadmio, cobre, zinc y arsénico», apuntan. Tanto Campillo como Santos achacan la disminución de metales pesados en el Mediterráneo a la aplicación de las directivas europeas, a través de las cuales se prohibió el uso del plomo en la gasolina, por ejemplo. «También se han reducido los vertidos industriales y domésticos al medio para dar cumplimiento a estas directivas y se implantaron plantas depuradoras. Todo ello ha propiciado una mejora en la protección de los mares, pues han sido medidas muy efectivas», consideran.
Los investigadores son conscientes de que cada vez se utilizan más elementos contaminantes asociados a las nuevas tecnologías, como platino, paladio, rodio y las llamadas tierras raras (conjunto de 17 elementos químicos).
En el caso del platino, sin embargo, los análisis muestran que se ha incrementado su concentración en mejillones. «El platino es un contaminante emergente cuyo uso se ha incrementado en joyería y, sobre todo, en los nuevos catalizadores de los coches, donde, durante las últimas décadas, se emplea para evitar la emisión de gases de efecto invernadero. Los niveles de este elemento químico en el mejillón salvaje han crecido un 50% desde mediados de los años 90. En el caso de los coches, los catalizadores van arrojando poco a poco este material en las carreteras y, al final, acaba en el mar», relata Santos. Los posibles incrementos en las concentraciones de metales en el medio marino «pueden ser no solo achacados a la presión humana, sino también creemos que pueden deberse a los factores meteorológicos, como las fuertes lluvias -producen arrastres de tierras contaminadas-, ya que las condiciones climatológicas también afectan», apunta.
Afecta al metabolismo
Los metales pesados se utilizan, sobre todo, en los sectores de la agricultura y la industria. «Al final, acaban en el mar, produciendo así una grave contaminación ambiental que afecta al metabolismo de las especies marinas y a su reproducción», puntualiza Campillo. «Todo lo que vertemos a los ríos acaba en los mares. Y muchos peces terminan sobre nuestra mesa. Es una cadena de efectos negativos que puede perjudicar a nuestra propia salud», advierte.
«Tenemos veinte puntos de muestreo a lo largo del litoral mediterráneo, desde Cadaqués hasta el Estrecho de Gibraltar, que forman la red de seguimiento del mejillón. José Benedicto fue el científico que empezó con esta red de seguimiento en los años 90 con el fin de analizar el impacto de la contaminación por metales de las aguas mediterráneas. En la Región, hay dos puntos: uno en Portmán y otro en Cartagena», explican. «Todos los años hacemos muestreos. Portmán es una de las áreas más críticas de esta red como consecuencia de la actividad minera. Allí, los niveles de metales son muy altos, pero aún así los porcentajes han bajado en más del 75% desde 1993 hasta 2013», aseguran ambos científicos.
También las concentraciones de mercurio y arsénico se han reducido a la mitad; y los porcentajes de cobre en aguas murcianas se mantienen estables desde los años 90. Los datos en el resto del Mediterráneo también arrojan cifras alentadoras. «La reducción de la presencia de mercurio oscila entre el 30% y el 75% desde entonces; le sigue el descenso de los niveles de plomo (del 15% al 60%); y, en el caso del zinc, el cobre y el arsénico, la concentración ha caído entre el 5% y el 50%, dependiendo de la zona muestreada y el metal pesado analizado», según revelan los resultados de los últimos muestreos realizados.
Los investigadores alertan de que «esta situación idílica de disminución de los niveles de metales puede verse truncada con los años, si no se tiene cuidado con las actividades humanas en el litoral. Hay que tener especial precaución con los dragados, ya que pueden provocar efectos negativos en el medio marino». En estos momentos, el grupo de contaminación marina se encuentra metido de lleno en los laboratorios para estudiar todos los datos recabados y analizar las muestras de mejillones y otras especies recogidas en los últimos cinco años.
«La idea es terminar con los análisis de las especies y tener, de esta manera, una visión global de la evolución de la contaminación de metales hasta hoy en todo el Mediterráneo y, en concreto, en las aguas del litoral murciano. Está siendo un trabajo muy minucioso, pero estamos convencidos de que merecerá la pena», asegura Santos.
Nueva línea de investigación
Con la incorporación de Juan Santos al Grupo de Contaminación del Centro Oceanográfico de Murcia en 2016, se ha iniciado una nueva línea de trabajo sobre el estudio de la contaminación por metales en aguas costeras y oceánicas. Hasta la fecha, el Oceanográfico centraba sus estudios sobre metales en sedimentos y organismos marinos, ya que estos reflejan la acumulación de metales presentes en el medio. «Ahora, el análisis de metales en el agua complementará la visión sobre la contaminación de los ecosistemas marinos para alertar de forma temprana de los incrementos en la contaminación metálica de las aguas», explica este científico, mientras introduce en la máquina otra muestra de tejido de mejillón.