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Macrogranjas y éxodo rural

JUAN DE DIOS MORENILLA

Martes, 23 de marzo 2021, 21:30

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Las grandes explotaciones porcinas generan rechazo entre la población rural. Son instalaciones agroindustriales permanentes, emiten ingentes cantidades de metano a la atmósfera, los purines nitrifican el suelo y contaminan por infiltración las aguas subterráneas, alteran el paisaje, producen desagradables olores en grandes extensiones, proliferan las moscas en sus alrededores y derrochan un recurso escaso como es el agua. El impacto ambiental negativo de las macrogranjas, muy automatizadas hoy, es directamente proporcional a la escasa generación de empleo y hacen desaparecer las pequeñas explotaciones familiares, que son las que asientan población en un entorno rural. Es más, las grandes granjas estabuladas ahuyentan los proyectos de turismo de interior, de actividades en la naturaleza y otras iniciativas rurales. Todo apunta a que el éxodo o despoblamiento rural interesa a las grandes empresas de la agroindustria, pues eliminan testigos molestos, nobles vecinos que estorban para sus devastadoras pretensiones empresariales en el campo.

Antes de aprobar cualquier explotación agroindustrial, las administraciones deben sopesar si apuestan en las comarcas interiores por un turismo rural de calidad o por las impactantes macrogranjas estabuladas y sus malolientes purines. En los despachos del Ayuntamiento de Caravaca hay dos peticiones de autorización de macrogranjas porcinas pendientes de alegaciones vecinales, a quienes solo se han dado diez días de plazo para reclamar. Dos empresas de estabulación de cerdos proyectan su oscura sombra sobre las pedanías de El Hornico y Archivel. En la primera, la petición de explotación no llega a 2.000 cabezas (solicitan 1.990 cabezas de porcino de cebo) por lo que no tienen que pasar evaluación de impacto ambiental. En este caso el trámite administrativo simplificado es competencia exclusiva del Ayuntamiento de Caravaca. Un viejo truco para esquivar los filtros administrativos regionales y solicitar en un futuro ampliaciones que no superen el límite permitido.

En Archivel, la petición de ampliación de explotación de otras 15.000 cabezas de porcino, que requieren unos 50.000 litros de agua al día, huele aún peor. El solicitante de la ampliación de la macrogranja en Las Oicas de Arriba, un reiterativo presunto agresor del medio natural del paraje, siempre sale impune de las denuncias de los agentes medioambientales gracias a algunos despachos fétidos de las administraciones.

Aquí han sido una constante las roturaciones de monte y relleno de barrancos adyacentes al río Argos, la transformación ilegal de unas 40 hectáreas de cultivo de secano a emparrados intensivos de regadío y la afección a suelo protegido y de dominio público hidráulico de la Confederación Hidrográfica del Segura, que hace oídos sordos a estas obras ilegales. Junto a este proyecto de ampliación en las estribaciones de la Sierra del Gavilán, el propietario tiene otras dos explotaciones de porcino, todo ello en suelo protegido declarado por el Ayuntamiento No Urbanizable de Protección Ambiental, una franja de amortiguación del Lugar de Importancia Comunitaria Gavilán. Como agravante, en la catalogación catastral de esa zona no figuran los usos intensivos de emparrados de uva de mesa, casetas, embalses, construcciones, cebaderos de cerdos, etc., por lo que aparentemente no tributan debidamente por ello.

Estos casos vienen a recordarnos la lucha en Yecla contra la instalación de una macrogranja de cerdos en la colindante provincia de Albacete, cerca del emblemático Monte Arabí, monumento natural cargado de historia y con una orografía espectacular. Tras muchos meses de oposición de asociaciones de vecinos y conservacionistas, con pleitos judiciales interpuestos por el Ayuntamiento contra la petición de una influyente firma cárnica, los abogados de la promotora del proyecto, agazapados como felinos, esperaban pacientemente la resolución judicial que avalara las tesis de su empresa defendida. El veredicto les ha sido favorable. Durante ese tiempo de espera, la empresa ha conseguido instalar otra macrogranja entre los límites de Murcia, Almería y Granada, en el campo de Puebla de Don Fadrique, cerca de la pedanía de Bugejar, con una superficie de naves superior a la trama urbana de este pueblo.

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