La importancia de las zonas verdes urbanas para la salud

Los humanos dependemos, como todos los seres vivos, del medio ambiente. La calidad del mismo impacta directamente en nuestra vida diaria de múltiples formas, pero yo me voy a centrar hoy en contarles una por la cual se interrelaciona este con mi especialidad: el cáncer de mama.

El primer trabajo epidemiológico en el que se estudia la proximidad a zonas verdes urbanas y su asociación con el cáncer de mama tiene sello español y de la Región de Murcia gracias a la financiación, entre otros, de la Consejería de Sanidad de la Región de Murcia (PMID: 30076044). El cáncer de mama es la principal causa de muerte por cáncer en las mujeres y, en este reciente estudio, se ha observado que vivir cerca de zonas verdes urbanas se asocia con un riesgo reducido de cáncer de mama. Por el contrario, la presencia de zonas agrícolas cercanas se asocia con un mayor riesgo de padecer cáncer de mama. Ninguna de las asociaciones que observaron los investigadores se relacionó con nivel de actividad física o contaminación del aire. La conclusión que hacen los autores es que la asociación entre espacios verdes y riesgo de cáncer de mama depende del uso que se hace de la tierra.

De este excelente trabajo obtenemos interesantes conclusiones que podemos ya aplicar, y muchas más preguntas que hacernos. A las múltiples virtudes que nos brindan las zonas verdes urbanas cercanas, parece sumarse el tener menor riesgo de padecer cáncer de mama. Por tanto, quiero invitar a las autoridades competentes de nuestras grandes ciudades a apostar por incrementar nuestros parques urbanos, y ojo, debemos incrementarlos no solo en tamaño, si no que es fundamental la distribución espacial en las urbes, de forma que todos los ciudadanos pudieran disponer de estas áreas cerca de su domicilio (a menos de 300 metros). Deberíamos trabajar para convertir las áreas verdes urbanas en parte de nuestro paisaje en la ciudad. El beneficio no sería solo en la reducción del riesgo de padecer cáncer, sino también en otros aspectos de la salud como podría ser disminuir el riesgo de padecer ciertas enfermedades cardiovasculares, si fomentamos el uso saludable (actividad física) de estos entornos.

Entre las preguntas que podemos hacernos, está la de por qué las zonas agrícolas cercanas incrementan el riesgo de padecer cáncer de mama. Me voy a aventurar a hacer lo que hacemos los científicos día a día, presentar algunas hipótesis y animar a mis colegas epidemiólogos a poner el método científico a funcionar, para intentar ganar algo de luz en esta oscuridad: ¿Ese incremento del riesgo de cáncer de mama en zonas agrícolas podría deberse al uso de fertilizantes, pesticidas y otros compuestos químicos que se utilizan con tanta alegría en las áreas agrícolas? ¿Tiene algo que ver la caída en la diversidad de especies que provocan las mismas? ¿El tipo de cultivo influye? Animo a la Administración a reunir a biólogos y médicos para que trabajen juntos en este campo. Por supuesto, estos resultados deben ser confirmados por otros investigadores de forma independiente, y para comprender los mecanismos implicados en estas asociaciones observadas, necesitaremos grandes esfuerzos de financiación y grupos de investigación competitivos que se encarguen de ello. Si esto se confirma, identificar los factores que provocan este incremento podría permitir no solo reducir la incidencia de cáncer de mama, con el importante ahorro económico que traería, sino también ahorrar a muchas mujeres y a sus familias pasar por el duro trance que supone esta enfermedad y, por tanto, mejorar la calidad de vida de nuestros ciudadanos.