Es vital cuidar el trinomio intelectual, afectivo y físico

En los primeros años de vida el cambio que producimos desde que nacemos hasta la adolescencia es muy rápido y muy evidente. A partir de los 21 años los cambios físicos son más lentos y tenemos un crecimiento más intelectual, más psicológico. Es muy importante estar preparados para ir aceptando este cambio. Llevar un estilo de vida saludable desde que somos niños es importantísimo, mucho más en la tercera edad. Una vida saludable en tres niveles: intelectual, afectivo y físico.

Los seres humanos, como las plantas, necesitamos todos lo mismo, pero en distinta dosificación y, aunque la sociedad nos jubile, nosotros no debemos ni podemos parar. A nivel intelectual tenemos que seguir cultivando nuestro cerebro. Leer, ir al cine, al teatro, hacer crucigramas, aprender a usar las nuevas tecnologías, aprender un nuevo idioma y, en definitiva, actividades que nos mantengan activos intelectualmente. Debemos recordar que no hay edad para aprender, aunque el aprendizaje sea más lento. Es muy común oír a gente mayor decir: «Con la edad que tengo ya no voy a aprender nada». Nuestro diálogo interno es fundamental, porque nuestro cerebro no tiene sentido del humor, y lo que nos digamos a nosotros mismos se lo cree. Decía Henry Ford: «Tanto si piensas que puedes, como si piensas que no puedes, estás en lo cierto».

A nivel afectivo, las personas mayores deben tomar una actitud positiva ante la vida. Es la etapa de mayor madurez emocional y mayor sabiduría. Mucha gente mayor se siente sola, algunos se han quedado viudos y los hijos ya no están en casa. Es el momento de empezar, si no se ha hecho antes, a cuidarse físicamente y empezar a cuidar la alimentación, hacer ejercicio y no estancarse en la monotonía y la rutina sedentaria. En la tercera edad cobra vital importancia la actividad física. Es el mejor ansiolítico y el mejor antidepresivo que existe. Nuestro organismo libera endorfinas cuando hacemos deporte y esto se traduce en cambios en el estado de ánimo y alteración de la percepción del dolor, es decir, que mejora nuestro estado de ánimo en patologías como la depresión, el estrés o la ansiedad y reducen nuestra sensación de dolor. Uno de los 'ingredientes' fundamentales para una vida feliz es el deporte. Estamos viviendo una época de bonanza en este sentido y, si hace veinte años tan sólo los niños y adolescentes hacían deporte, ahora somos muchos los que lo hacemos a diario. A día de hoy, no es raro ver en los gimnasios a gente mayor entrenando. Cuál es la actividad física que más nos conviene lo debe determinar un profesional. También es tiempo de alimentarnos mejor y saber qué necesita nuestro cuerpo. Cuando somos niños, son nuestros padres los encargados de alimentarnos adecuadamente, durante la edad adulta no siempre lo hacemos adecuadamente, por falta de tiempo, por falta de conocimientos, etc. Ahora ya no existen excusas y si no sabemos qué ni cómo comerlo, es hora de ponerse en manos de un buen nutricionista que nos oriente para prevenir enfermedades y promover la salud y el bienestar.

No existe edad para hacer lo que te propongas, lo que sí existen son las excusas. La edad es un número, la actitud lo es todo. Una mente proactiva, tener ilusiones, metas y objetivos, es lo que marca la diferencia sin importar la edad. Albert Einstein definía la locura como aquella persona que siempre hace lo mismo y espera resultados diferentes, quizás sea el momento de empezar a hacer cambios.