Un supuesto capo mafioso afincado en Lorca logra escapar de una operación antidroga

En situación de busca y captura desde hace unos años, debido a su resistencia a ingresar en prisión para cumplir lo que le queda de una condena de ocho años de cárcel por tráfico de drogas y blanqueo de capitales –se la dejó a medio purgar porque, sí, se escapó durante un permiso penitenciario–, en la madrugada del miércoles volvió a sortear el cerco que le habían montado los agentes de las más reputadas unidades policiales españolas contra las mafias del narcotráfico: la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco y Udyco Central), el Grupo de Respuesta especial para el Crimen Organizado (Greco Levante) y la Unidad de Policía Judicial –todos ellos por parte de la Policía Nacional– y el Equipo contra el Crimen Organizado (ECO), el Equipo de Delincuencia Organizada y Antidrogas (Edoa) y la Policía Judicial, por el lado de la Guardia Civil.

Cansados de que les llegaran noticias de que Giuliano Velo andaba paseándose tan campante por Lorca y su comarca, y sospechando que no había abandonado su conocida querencia por negocios tan ilícitos y rentables como el tráfico de drogas, comenzaron hace unos meses a seguirle el rastro y a reunir pruebas de su presunta implicación en el contrabando de hachís y en la producción y tráfico de marihuana. Hasta que este miércoles, con las bendiciones de la titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Mula, se desencadenó la denominada 'Operación Mago' y un nutrido grupo de agentes rodearon la vivienda lorquina en la que Velo, en apariencia, venía residiendo junto a su madre. Pero erraron en el cálculo, ya que para ese momento el pájaro había volado.

Suerte o intuición, lo cierto es que el italiano «se libró por un pelo», según confirman fuentes próximas a la investigación. Su habitual letrado en estas lides, Manuel Maza Ruiz, quizás jugando al despiste, comentó ayer que «me consta que estaba entre los objetivos de esa operación policial, pero las noticias que yo tengo es que se encuentra actualmente en su tierra, en Italia».

La redada, en la que se practicaron media docena de registros en Lorca, Águilas, San Javier, Los Alcázares, Mula y Murcia, se saldó con al menos cuatro detenidos y la incautación de cantidades de marihuana no demasiado relevantes, hachís, algún arma de fuego y cientos de litros de gasoil repartidos en garrafas, que apuntan a que la organización se dedicaba, entre otros asuntos, a botar planeadoras para trasegar resina de cannabis entre el norte de África y las costas españolas.

Esta operación no pasará a la historia, en cualquier caso, como sinónimo de éxito, pues, al margen de que no se logró el objetivo de atrapar a Velo, se produjo otro incidente poco afortunado, como fue el de penetrar por la fuerza –reventando la puerta– en una vivienda del carril de los Valera de Los Garres que nada tenía que ver con los implicados en la red de presuntos narcotraficantes. La familia afectada por tan brusca y estremecedora irrupción de funcionarios armados, cuando apenas había amanecido todavía, tendrán que llevar durante una temporada una estricta dieta a base de infusiones de tila y tortilla de ansiolíticos para recuperar el ánimo y la calma.

Aunque se haya apuntado este tanto, Velo debe ser consciente de que Policía Nacional y Guardia Civil no van a descansar hasta atraparlo, de manera que no puede permitirse el menor desliz si quiere seguir disfrutando de su preciada libertad. Nacido en la localidad de Citadella, al norte de Italia, los especialistas en la persecución del crimen organizado siempre lo han vinculado al grupo mafioso 'Mala de Brenta', nacido en Veneto en los años setenta y también conocido como 'Mafia veneta' o 'Mafia del Piovese'.

Como supuesto líder o capo de uno de los brazos de esa organización criminal, Vela se instaló en el litoral mediterráneo español y, hace dos décadas, ya fue investigado en Málaga por su presunta implicación en un asesinato, del que salió exculpado por falta de pruebas.

Unos años más tarde, ya establecido en la comarca del Guadalentín, fue arrestado por un alijo de 2.600 kilos de plantas de marihuana –uno de los más relevantes de cuantos se han incautado en la Región– y acabó siendo condenado por esos hechos a ocho años de prisión. Cumplió en torno a seis, pues aprovechó su primer permiso penitenciario para escapar del país. Y fue esa huida, que coincidió con el asesinato en Yecla del también italiano Giuseppe Nirta, lo que hizo recaer sobre su persona la sospecha de que estaba implicado en el crimen.

Acabó siendo localizado y arrestado en Albania y extraditado a España, aunque una vez más salió exculpado del asesinato y tampoco se le pudo reingresar en prisión por el quebrantamiento de condena, ya que –como puso de manifiesto el letrado Maza Ruiz– se le había repatriado por los cargos de asesinato y no por la fuga de prisión.

Cuando la Audiencia de Murcia estableció hace un par de años que debía retornar a vivir entre rejas para cumplir lo que le resta de aquella pena de ocho años de prisión por narcotráfico, el presunto mafioso se encontraba ya en paradero desconocido. Como volvió a estarlo este miércoles, cuando ganó otra ronda en ese eterno juego del ratón y el gato que mantiene con las fuerzas del orden.