Cultura y editores se reúnen para desbloquear el préstamo digital

«En un corto plazo de tiempo la implantación de los libros digitales va a suponer un cambio razonablemente llamativo», afirman técnicos del Ministerio de Cultura, que estiman que la apertura de este mercado al préstamo de novedades literarias en bibliotecas «es más cuestión de meses que otra cosa, porque la venta ya está creciendo» y lo justifican con los datos de un informe reciente: «En EE UU más del 60% de los préstamos se realizan ya a través de una web y el libro digital deja de ser accesible una vez ha finalizado el plazo, que en algunos casos determina el propio usuario». A este respecto, apunta el director de la Biblioteca Regional, Javier Castillo, que «Amazon ya anunció que vendía más novedades editoriales en electrónico que en papel; y, en enero, que el 'e-libro de bolsillo' había superado al tradicional».

De hecho, desde el Ministerio de Cultura se está cerrando una reunión para «las próximas semanas con los representantes más importantes del sector editorial» con el fin de llegar a un acuerdo de cara a los préstamos. Una petición que partió del último Consejo de Cooperación Bibliotecaria -celebrado en enero-, en el que se instó al Ministerio a que negociara con los editores la posibilidad de poner en marcha una plataforma de descargas en préstamo para las bibliotecas, recuerda Castillo.

La cuestión de fondo es que en España el desarrollo del mercado del libro digital no es suficientemente amplio, pero los editores son conscientes de que es una nueva vía para promocionar su producto y tendrán que desarrollarlo, al margen de la venta individualizada, porque las bibliotecas siempre han sido un buen soporte para el sector, apuntan desde el Ministerio.

Un recorrido por hacer en el que el sector editorial se mueve con pies de plomo y en el que cada uno de los agentes implicados lucha por mantener su parcela de negocio. De hecho, este fin de semana los 120 editores y libreros independientes iberoamericanos y españoles, reunidos en Zaragoza, se mostraron convencidos de que el soporte papel y el digital «coexistirán en el futuro», pero quieren evitar que la producción y comercialización del libro electrónico «caiga en manos de monopolios» y piden a la Administración que contribuya a preservar sus empresas frente a la crisis económica y a la irrupción del formato digital.

Por su parte, al tiempo que pequeñas editoriales han decidido posicionarse cuanto antes al lado de las nuevas tecnologías para no quedar descolgados del mercado, el librero Diego Marín ha volcado sus esfuerzos en mantenerse al día. «Hace un año que puse en marcha la venta de libros digitales a través de internet», explica. Y adelanta que entre sus objetivos está también el préstamo y «hasta la venta por capítulos». Una iniciativa que no arrancará «hasta que las editoriales lo autoricen». «Mi deseo es que sea rápido», añade Diego Marín. Pero reconoce que existe un problema legal que exige «ajustar la ley de Propiedad Intelectual a nueva modalidad de alquiler y que se revisen y varíen los contratos con los autores».

Además, Castillo advierte de que si no se busca una salida rápida a este problema y «el sector editorial no cambia su modelo de negocio, va a crecer de un modo alarmante el pirateo de libros digitales, como ya ha ocurrido con el cine y la música, porque la demanda existe».

De momento, «desde las bibliotecas vamos a intentar que los modelos de relación que hasta ahora hemos tenido con los editores se puedan mantener y los precios no se graven por el nuevo formato, que no les genera un gran coste adicional», explican desde el Ministerio.