La contratación de víctimas de violencia de género no despega en la Región de Murcia
Cruz Roja reúne a representantes del Servicio de Empleo y Formación y de 16 firmas para abordar la complejidad de la integración de estas mujeres. Sólo en junio, los centros de atención especializada (CAVI) atendieron 1.975 casos
Cruz Roja ha organizado este miércoles un debate que busca dibujar el mapa de la contratación de mujeres víctimas de violencia de género en la Región de Murcia. Para ello ha invitado a 16 reclutadores y representantes de firmas y del Servicio de Empleo y Formación (SEF), que han destacado debilidades y fortalezas de la inserción laboral de un colectivo cada vez mayor. Un dato que se puede interpretar como que cada vez hay más violencia de género o, por el contrario, que cada vez, más mujeres se sienten seguras para dar un paso importante en sus vidas y en las de sus familias. En ese encuentro, el SEF reconoció su «impotencia» tras el «fracaso» en la integración de las víctimas en el mercado laboral y no es por falta de dinero. En todo caso, quieren cambiar las cosas y por eso acudieron a este encuentro.
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Lo explicó María Fuensante Munuera, subdirectora general de Empleo: «La posición nuestra es de impotencia. Estamos manejando mucho presupuesto para mujeres víctimas de violencia; con mucha flexibilidad, con equipos con experiencia para acompañarlas y estamos fracasando. No conseguimos involucrarlas en el proceso de salida. Les ofrecemos empleo de calidad y no lo aceptan o no quieren. Tal como estamos diseñando los proyectos, no funcionan», dijo.
Gloria Moreno, dinamizadora del debate, con 25 años de experiencia en Recursos Humanos, aprovechó para recalcar que hay que partir de reconocer que trabajan con mujeres que tienen «un problema muy grande, que no es fácil de solucionar buscando un empleo. Necesitamos trabajar las conciencias individuales», señaló.
Sólo en junio los 23 Centros Especializados en la Atención a Víctimas de violencia de género (CAVI) de la Región de Murcia atendieron a 1.975 mujeres. En el primer semestre del año, esta cifra ascendió a 4.575. De ellas, 1.579 son casos nuevos, según explicó a LA VERDAD Ana Belén Martínez, directora general de Mujer, de la Consejería de Política Social. En todo 2023 se atendieron 8.011 víctimas, lo que apunta a que, de mantenerse el ritmo actual, este dato puede ser superado.
Para las empresas, uno de los puntos flacos de la contratación de víctimas de violencia de género es que no saben qué vía utilizar para contratar a una mujer en esta situación y temen que a la hora de publicar una oferta de trabajo, discriminando a favor de una persona con discapacidad o víctima de violencia de género, esto pueda tener algún tipo de repercusión e incluso, reprimenda por no respetar la igualdad entre todos los candidatos a ocupar la vacante.
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De este encuentro han salido sabiendo que el SEF tiene una bolsa de empleo de víctimas de violencia de género y que no pasa nada por colaborar con la discriminación positiva porque para eso se han elaborado estas políticas.
Entre los problemas menos conocidos, las empresas mencionaron el hecho de que muchas mujeres rechazan el empleo porque el clima laboral no les ayuda y los compañeros, en ocasiones, no entienden por qué una persona que entra última en la empresa tiene una plaza de aparcamiento asignada. Desconocen su situación personal y que la empresa les asigna el parking para que, en caso de sentirse amenazada, vayan directo a su plaza y no tengan que dar vueltas y vueltas alrededor del trabajo buscando dónde dejar el coche y con miedo a ser vigiladas o perseguidas.
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También preocupa a las empresas cómo actuar en caso de que una trabajadora que ya está contratada esté siendo víctima de violencia de género y es algo que sus compañeros conocen, pero nadie se mete y la empresa no sabe qué hacer ante esta situación.
Asimismo, pusieron sobre la mesa casos en los que las mujeres no aceptan un trabajo porque tienen una paga pública por su condición de víctima de violencia de género o lo aceptan y lo dejan enseguida. Y es en este punto donde radica la frustración del SEF.
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Hay más o menos unanimidad en que si bien hace falta empatía dentro de la plantilla, también es necesario no revictimizar aún más a las víctimas, señalándolas o poniéndoles las etiquetas de mujeres maltratadas. También asumen de manera general, la necesidad de entender que este perfil de mujeres no hay por qué asociarlo al absentismo laboral porque en estos momentos hay mucho absentismo y no es de este colectivo en particular.
Todas las compañías invitadas al debate coincidieron en reconocer la dificultad que enfrentan para cubrir puestos de trabajo por la escasez de candidatos y, por tanto, están abiertos a recibir formación para colaborar con la integración laboral de estas mujeres, sobre todo, ahora que las empresas están muy concienciadas con la importancia de los planes de igualdad y con la transparencia que deben tener ante sus clientes.
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Una de las propuestas las hizo Estefanía Chacón, de Yohumanize, un centro especial de empleo que presta servicio a las empresas, que destacó la necesidad de ayudar a estas mujeres, una vez contratadas, a desbloquear su miedo y para ello propuso charlas constantes durante un año, no sólo tres sesiones.
La representante de la empresa pública, Aguas de Murcia, Pilar Megía, destacó que en su compañía tienen punto violeta, ayudas a las mudanzas, facilidades para movilidad geográfica y tarifas especiales para mujeres víctimas de violencia de género, pero animó a «actuar con valentía» y ser «políticamente incorrectas» para que dentro del entorno laboral, en ocasiones muy masculinizado, no se vea a la mujer víctima de violencia de género como una «enchufada».
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En cualquier caso, las empresas piden capacitación para actuar ante dos tipos de mujeres maltratadas, las que ya han salido y se están adaptando a la nueva vida y las que están por salir y tienen por delante el reto de enfrentar su problema.
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