Robos en panaderías y confiterías, «el pan nuestro de cada día» en la Región de Murcia
Profesionales del sector claman contra la oleada de asaltos que están sufriendo en sus establecimientos desde el mes de noviembre
«Estamos sufriendo una oleada salvaje de robos desde hace meses». Javier Moreno, de la confitería La Madrugada, en Beniaján, denunció hace tres semanas el ... sentimiento que se palpa en panaderías y confiterías de la Región tras ser víctima de un intento de robo en su local.
Los numerosos asaltos que se están produciendo concretamente en estos establecimientos desde al menos el pasado mes de noviembre han provocado una gran inquietud y angustia entre los profesionales del sector. «Es ya el pan nuestro de cada día. Se hace muy cuesta arriba levantarse un lunes por la mañana para ir a trabajar después de haber perdido 12.000 euros porque te han robado la máquina de autocobro, ya que las compañías ya no las aseguran», lamenta Raúl Ferre, presidente del gremio de panaderos de la Región.
Entre los profesionales del sector hay una honda inquietud y malestar, y la asociación anuncia que van a pedir próximamente una reunión con el delegado del Gobierno, José Vélez, para trasladar la «gran preocupación que hay en el sector» y pedir que se implementen medios para atajar la avalancha de robos que están sufriendo.
Uno de los primeros asaltos y que las cámaras de seguridad captaron con gran detalle, se produjo en la confitería Pedrín, en San Pedro del Pinatar, en la madrugada del 14 de noviembre.
Tras este caso, se han contabilizado más de una docena de asaltos hasta este mes de marzo en distintos puntos de la Región. Y algunos de esos locales han sufrido más de un asalto.
Cazados por las cámaras
Arrancan en tres minutos la caja en San Pedro del Pinatar
Fue uno de los primeros asaltos que se conocieron en esta oleada de robos en negocios de panaderías y confiterías. En la madrugada del 14 de noviembre, cuatro encapuchados se llevaron 2.500 euros de la caja de autocobro, que reventaron a base de tirones. Uno de ellos llegó a subirse al mostrador para liberar el cajón anclado al mostrador. Tras varios tirones y golpes, liberaron la máquina y huyeron ante la inminente llegada de la Guardia Civil.
Tres asaltos en la confitería Fina de Santiago El Mayor
La confitería Fina, en Santiago El Mayor, ya acumula más de 20.000 euros en pérdidas tras sufrir tres golpes en cuatro meses. El primero fue en noviembre; el segundo, en febrero y el último, el pasado martes. «Es desesperante y produce mucha impotencia», afirmó el encargado del negocio, Juan Antonio Consuegra, en la puerta de su negocio, aún con la puerta de cristal de la entrada al local fracturada y con la caja de autocobro destrozada.
A golpes con un marro en una confitería de la pedanía de Alquerías
Las cámaras de seguridad captaron a dos encapuchados tratando de reventar, mazo en mano, una máquina de cobro automático de la panadería Masabia, en la pedanía murciana de Alquerías. Los ladrones no lograron su objetivo, pero el asalto se produjo en el contexto de una oleada de robos y atracos en viviendas y comercios localizada en la población y que movilizó a los vecinos que exigieron más seguridad en una protesta.
«Sabía que más pronto que tarde me iba a tocar a mí»
El dueño de la panadería La Madrugada, Javier Moreno, no se sorprendió cuando su móvil le avisó de que alguien había asaltado su negocio, en la pedanía murciana de Beniaján. Varios compañeros del sector los habían sufrido ya, y esa noche del 21 de febrero entraron en su local. No se llevaron el cajón con el dinero, pero sufrió daños valorados en miles de euros. «En mi caso, para llevarse 100 euros destrozaron mobiliario por valor de 10.000».
A finales de noviembre destrozaron una ventana y se llevaron la caja registradora del obrador Otón, en la barriada Hispanoamérica. «En mi caso se llevaron la máquina de autocobro, una balanza, impresora, rompieron la luna de la tienda, del mostrador al arrancar la máquina... Total de pérdidas, más de 20.000 euros. Y lo peor de todo es que lo hicieron delante de gente que pasaba por allí con una tremenda violencia. Y mi padre también viéndoles desde su ventana, que está encima. Total, un espectáculo», explica Pencho Otón, el propietario.
Días después le tocó el turno a Masabia y Victoria, dos confiterías de las pedanías murcianas de Alquerías y Santo Ángel; la panadería San Fernando del barrio murciano del Infante; La Cruz, en El Ranero; Fina, en Santiago El Mayor; y El Horno de López Giménez, en la calle Marqués de Corvera de Murcia, también sufrieron robos a finales del año pasado. «Fue en mitad de la noche, en una calle rodeada de casas y ventanas a dos metros. Solo tuvieron que forzar un palmo la persiana y pasar por debajo para llevarse el cajón cerrado con el cambio, pero dejaron rota la máquina. Unos 280 euros sustraídos más el arreglo de la persiana fueron las pérdidas», recuerda Amparo, de El Horno.
Las bandas, en apariencia, se tomaron el mes de enero libre y volvieron a actuar en febrero. Regresaron a Masabia y a Fina y atacaron La Madrugada, en Beniaján, aunque en estos dos casos no pudieron hacerse con botín alguno. En La Colegiala de Puente Tocinos no encontraron efectivo y sustrajeron botes de cerveza y comida. «Ya les da igual lo que llevarse, pues al ser cantidades pequeñas, y no tener penas, les compensa entrar aunque sea por 100 euros. Si roban esa cantidad al día, echa cuentas si merece la pena o no», explica el dueño de La Colegiala. Los dos últimos asaltos, los más recientes, sucedieron esta semana, el pasado martes de madrugada, en la confitería Agustín de la pedanía murciana de Churra y de nuevo en la confitería Fina.
Varias bandas, mismo objetivo
El 'modus operandi' de la riada de asaltos es similar en todos los casos, al igual que el número de ladrones que actúan. No obstante, desde la Policía Nacional, cuerpo que asume la investigación de varios casos, aseguran que por ahora no han establecido conexión entre los robos. Es decir, no confirman que se trate de una única banda que tienen el foco puesto en estos locales.
Se trataría de grupos que actúan de forma independiente, pero cuyo objetivo sería el mismo: las cajas de autocobro, una máquina que se ha extendido para la gestión de las ventas en muchos negocios, y que está sustituyendo a las antiguas cajas registradoras, por la agilidad a la hora de realizar las compras y por la seguridad que ofrece.
El cajón es un aparato electromecánico que ejecuta la gestión de efectivo de un negocio de manera automática y almacena el efectivo en una caja de seguridad especial. Puede llegar a guardar hasta 50.000 euros en ese pequeño 'búnker'. Pero además, según algunas fuentes consultadas, se sospecha que existe un mercado negro de venta de estos aparatos, motivo por el cual algunos ladrones se han llevado la caja para poder venderla. Su precio ronda los 15.000 euros.
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