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El ladrón oculta su cara con un chaleco, junto a las pistas de pádel. LV

Si roba, mejor con chaleco reflectante

Investigan si un antiguo empleado de una concesionaria municipal saqueó un polideportivo de La Manga

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Jueves, 1 de enero 1970

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Parecía que en el mundillo de los amigos de lo ajeno ya estaba todo inventado a la hora de ocultar la identidad durante la ejecución de un golpe: desde el clásico pasamontañas al pañuelo al más puro estilo bandido del Oeste, incluso máscaras y cascos de motocicleta. Sin embargo, un ladrón acaba de 'patentar' en el polideportivo de La Manga un nuevo método, consistente en colocarse sobre la cabeza un chaleco reflectante. Así lo atestiguan las cámaras de videovigilancia de las instalaciones deportivas, situadas en playa Mistral, que filmaron, paso a paso, el asalto perpetrado por un individuo que ocultó su rostro recurriendo a tan estrambótico sistema.

La secuencia comienza con el sospechoso paseando junto a las pistas de pádel del polideportivo, ataviado con un chaleco reflectante, como si estuviese disfrutando de una saludable caminata. Igual que tantos que practican la marcha deportiva por esa zona. Pero nada más lejos de la realidad. Al llegar a la puerta de las pistas, frena en seco y fuerza el acceso. Una vez dentro, y para evitar que la cámara de seguridad revele sus facciones, se coloca el chaleco sobre la cabeza, como aquel que se pone una sábana para disfrazarse de fantasma en Carnaval.

No es la única sorpresa que se han llevado los investigadores sobre el peculiar estilo delictivo de este ladrón, ya que las cámaras muestran cómo el sospechoso corretea por el recinto con un estilo que solo cabría calificar como patizambo. Durante el excéntrico robo, incluso se le ve botando una pelota de baloncesto. Y, curiosamente, en vez de emplear un par de guantes para desterrar el riesgo de dejar huellas, solo lleva uno en la mano izquierda.

La Policía Local de San Javier y la Guardia Civil sospechan que el ladrón, que bien podría ser bautizado como 'el caco del chaleco reflectante', es un antiguo empleado de una empresa concesionaria del Ayuntamiento, debido a que recorre y registra las instalaciones como si las conociera palmo a palmo. De hecho, localizó un juego de llaves para abrir las estancias.

A los investigadores también les llamó la atención que cada vez que salía de una de las habitaciones que había desvalijado, cerraba cuidadosamente la puerta. Las cámaras le llegaron a grabar entrando y saliendo con material hasta en ocho ocasiones. El botín de este robo, que se perpetró a finales de septiembre, superó los 1.400 euros, traducidos en un reloj, un altavoz, un equipo de música, una bicicleta de 'spinning', un compresor, cinco raquetas de pádel, balones, pesas de gimnasio...

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