Otro revés a la protección del arte de construir en piedra seca en la Región

El contratiempo ha causado una mezcla de indignación y sorpresa entre colectivos y expertos que llevan años defendiendo la salvaguarda de este patrimonio. Desde la Consejería de Cultura justifican que el trámite se haya quedado a medias por «el amplio número de elementos materiales vinculados a este arte que debían ser identificados y valorados», indica a LA VERDAD un portavoz. Y añade que «toda esta información estará actualizada en el próximo expediente que se incoará de forma inmediata, por lo que el proceso continuará en marcha en un nuevo expediente».

La Asociación para la Conservación de la Huerta de Murcia (Huermur) parece haber tomado la delantera y ha registrado ya una solicitud pidiendo que se active el procedimiento. Lamenta el «tiempo perdido» y recuerda que la protección como BIC de carácter inmaterial debe preceder al reconocimiento de la Unesco. La Consejería dice que hay tiempo suficiente para adherirse a esa distinción internacional. Pero Huermur considera «muy preocupantes las reiteradas caducidades de expedientes de protección cultural que se repiten demasiadas veces». Según Sergio Pacheco, presidente de dicha asociación, «esto puede hacer que Murcia una vez más se quede descolgada de las candidaturas transnacionales y que nuestra Región no pueda ser incluida en la ampliación de la protección en la Unesco sobre la piedra en seco».

Nadie se explica todavía hoy cómo en 2018 la Región quedó fuera de la candidatura conjunta que se alzó con el sello de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Tiempo después, la Comunidad expresó su intención de poner remedio a aquel olvido, y fue cuando comenzó con los trámites. Entonces se activó el mecanismo para cumplir el primer paso: la declaración del arte de la piedra en seco como Bien de Interés Cultural (BIC) de carácter inmaterial. Técnicos de Patrimonio Histórico empezaron a recopilar documentación y recabaron la ayuda de investigadores, directores de museos y cronistas oficiales para que ningún elemento quedara fuera.

La arquitectura en piedra seca (esto es, sin ningún otro material para armar la obra) recoge un saber transmitido de generación en generación que se mantiene a duras penas gracias al trabajo de entidades como el Museo Etnográfico de los Puertos de Santa Bárbara (Cartagena). La Región conserva un variado conjunto relacionado con estas construcciones tradicionales: desde pozos de nieve a presas contra las escorrentías, hornos o simples muros (hormas) que sirven para frenar la erosión del suelo. De ahí también su valor paisajístico y ambiental en plena lucha contra la desertización.

En este catálogo destacan algunos elementos especialmente singulares, como los 'cucos', extendidos por el Altiplano: unos refugios en mitad del campo, para uso de los agricultores, que datan de los siglos XVIII y XIX. O los caminos de herradura de Sierra Espuña y las sendas militares que conducían a las baterías de costa de Cartagena. El expediente que ha caducado recopilaba más de un centenar de elementos y entornos.