Un referente olvidado de la arquitectura moderna

En la obra de Enrique Sancho Ruano en Espinardo, «cada una de las piezas arquitectónicas cobra un alto grado de autonomía, entendidas como elementos singulares, pero nunca sin desvincularse de una idea global de morfología urbana moderna». Así describe Juan Pedro Sanz, actual vicedecano del Colegio de Arquitectos de Murcia (Coamu), el conjunto residencial en la ficha que aparece en el inventario de la Fundación Docomomo, una entidad que vela por la conservación y difusión del patrimonio del Movimiento Moderno. Este equipamiento ubicado junto al campus universitario, frente a la glorieta de la isla Grosa, es una de las pocas obras de los años sesenta que gozan de protección en la Región. Su catalogación llegó en 2016. La Consejería de Cultura declaró bien inventariado el complejo residencial, aunque dicha salvaguarda se limitaba a cuatro de los inmuebles del complejo: el edificio administrativo, la iglesia, el teatro y la unidad residencial mixta. Forman lo que Ruano ideó como la plaza mayor del conjunto. Arte y arquitectura se dan la mano en este núcleo, donde se conservan obras de González Moreno, Francisco Toledo, Carmen Escorial y Vicente Viudes.

Pese a esa reconocida relevancia, las instalaciones han sufrido el abandono y los daños avanzan por varios de los edificios. El proyecto de restauración emprendido ahora por la Consejería de Hacienda vendría a remediar ese olvido, dando cumplimiento a lo dispuesto por Cultura cuando aprobó su catalogación: que la Comunidad Autónoma, como propietaria de las dependencias, debe «conservar, custodiar y proteger los bienes, asegurando su integridad y evitando su destrucción o deterioro».