Precios con efecto dominó
Así engorda el coste de los alimentos del campo a la tienda. LA VERDAD sigue el recorrido de cinco productos a través de su encarecimiento en los distintos eslabones de la cadena comercial
En el gesto de escoger un producto y echarlo a la cesta de la compra, los ciudadanos han de mover cada vez más peso, al ... del producto se añade el lastre de unas cifras de IPC inéditas desde el año 84 y que se ceban de forma especial con la alimentación. Llenar el carro del supermercado con comida y bebida cuesta ya un 15,4% más que hace un año en la Región de Murcia, y algunos de los productos básicos para el mantenimiento de una dieta saludable acumulan alzas mayores. Los huevos, por ejemplo, se venden un 28,4% más caros; la carne de ave, un 28,1%; los aceites y grasas han subido un 25,5%; las legumbres y hortalizas, un 18,5%; y las frutas frescas alcanzan ya un encarecimiento del 13,1%.
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Con los salarios prácticamente estancados y las facturas de la luz y el gas disparadas desde hace meses, la presión a las economías familiares ha llevado a la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, a lanzar globos sonda al mercado alimentario con propuestas como topar el precio de los productos o la elaboración de cestas básicas de la compra por 30 euros. ¿Se puede detener la subida de los precios de los alimentos? ¿De dónde procede? Para entenderlo, LA VERDAD ha seguido el viaje de cinco productos del campo a la mesa en busca de los motivos que provocan los precios actuales y los distintos incrementos de costes a lo largo de los pasos de la cadena. Los productos elegidos se encuentran entre los más habituales en las neveras y despensas de los ciudadanos de la Región, como el pimiento, los huevos, el aceite de oliva virgen extra, la sandía y la carne de pollo.
Según el Índice de Precios en Origen y Destino de agosto, un pimiento sufre un encarecimiento del 232% desde la primera venta del agricultor hasta la compra final por parte de un consumidor, 3,32 veces más. En el precio del pollo, el incremento es de un 129%, más del doble.
Los piensos se disparan
Producir una docena de huevos cuesta un 40% más
Los profesionales del sector advierten de que las cifras en alimentación cambian día a día y pueden sufrir vuelcos por factores externos, e incluso variar ostensiblemente entre empresas que comparten el mismo negocio. «Esto no es como fabricar tornillos, no hay una verdad absoluta», señalan. Entre las variables pueden encontrarse diferencias en el número de actores que participan en las rutas que unen al productor y al comprador doméstico. En algunos alimentos este recorrido ha tendido a simplificarse para eliminar intermediarios.
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José Clemente, adjunto a la dirección de Huevos La Inmaculada, uno de los grandes productores de huevos de gallina de la Región de Murcia, explica que su empresa asume varios pasos de la cadena buscando una mayor eficiencia. Cargan el producto en las granjas y el huevo sale de sus instalaciones ya clasificado, envasado y listo para la venta a través de su propia distribución a los supermercados. De este modo, la subida de precio solo puede buscarse en dos escalones, y la que más impacto está teniendo es la que ha sucedido en origen.
Clemente destaca que producir una docena de huevos cuesta hoy «un 40% más que hace un año», sobre todo debido a la subida del pienso. Sin embargo la venden solo un 30% más cara: a 1,7 euros antes de aplicar el IVA frente los 1,3 de septiembre de 2021. «Hemos tenido que perder margen de beneficio. A lo largo del año hemos tenido que vender incluso por debajo del coste. Ahora por lo menos no se pierde dinero», señala. El consumidor puede encontrar la docena de huevos a un precio de entre 2,15 y 2,20 euros en el supermercado, cerca de un 25% más, un margen al que hay que descontar gastos.
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El director general de la Asociación de Supermercados de la Región (Asumur), Javier Ruano, recuerda que el encarecimiento de la logística y la electricidad necesarias para proveer un producto a lo largo de la red capilar de establecimientos y llegar al ciudadano «se ha multiplicado por 5 o por 6 en algunos casos», y que se trata de «dos conceptos que suponen más del 40% de nuestra cuenta de resultados». «El margen de beneficio neto de los supermercados es de entre el 1% y el 2%», asegura.
Respecto a la contracción de la oferta, el golpe lo están asestando un virus y la caída de la rentabilidad. «Hay granjas que han ido quitando gallinas porque no les salían los números, y también tenemos el condicionante de la gripe aviar -afirma Clemente-. Hay una granja en Guadalajara que ahora mismo cuenta con 600.000 aves en cuarentena».
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El lastre de la especulación
La sandía y la sombra del comisionista agrario
En cuanto a los vegetales, múltiples factores han incidido este 2022 en el alza de costes. «Ha subido todo», apunta el presidente de Proexport y director general de la alhóndiga Mercagrisa, Mariano Zapata: fertilizantes, semillas, agua de riego, plástico (por la subida del petróleo, de la que es derivado), cartón, coste de mano de obra y combustibles. La factura total es «de en torno al 20% más».
En la subida de precios de algunos productos, especialmente en el sector hortofrutícola, juegan también un papel determinante los intermediarios. Los agricultores murcianos apuntan a la figura del «comisionista» como uno de los responsables de «distorsionar el mercado». El secretario de Organización de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA), Marcos Alarcón, afirma que «estos agentes, que trabajan con compañías de distribución, se llevan comisiones cuando no le aportan valor alguno al producto, por lo que los precios empiezan a aumentar en esos eslabones de la cadena».
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Según explican fuentes del sector, el comisionista compra un producto a un precio más bajo de lo que cuesta, aprovechándose de las necesidades de los productores. «Un ejemplo claro ha ocurrido este año en la campaña de la sandía. Los productores venden el kilo a 0,60 euros. El comisionista negocia con ellos y adquiere esa fruta a 0,40 euros. Después, se pone en contacto con una empresa distribuidora, y le vende el kilo de sandía a 0,60 euros. Y esa mercantil es la que coloca los alimentos en los supermercados, que pagan unos 0,80 euros el kilo de media. Sin embargo, la cadena de establecimientos pone esa fruta a 1,50 euros, que es lo que paga el consumidor final», explican agricultores, que prefieren mantenerse en el anonimato.
«Los comisionistas nos complican la vida, ya que abusan y especulan para aprovecharse», apuntan. Todo esto sucede en un negocio con unos márgenes cada vez más apretados por la inflación. Llenar los depósitos de gasoil de los tractores ha costado este año el doble que en la campaña anterior; también es más caro regar.
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El presidente de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (Coag) en la Región, José Miguel Marín, reconoce su preocupación por lo que pueda pasar «a corto y medio plazo». «Si los costes de producción siguen al alza y descienden los precios, será una trampa mortal para los productores -asegura-. Este año, por ejemplo, los agricultores de sandía han ganado menos que otras veces. Han vendido más cantidad y a un precio mayor, pero también era notorio el aumento de sus costes». En este punto, Alarcón recuerda que «hay que tener en cuenta que la formación de precios está muy supeditada a los contratos que se establecen con las distribuidoras agroalimentarias». Ruano, de la Asociación de Supermercados, señala al extranjero: «Más del 70% de la fruta y verdura que se produce aquí va a clientes internacionales, a las grandes cadenas de supermercados alemanas, británicas y de todo el mundo, mientras nosotros solo comercializamos un 7%. Su peso a la hora de fijar los precios es superimportante».
Los costes de productores y distribuidores suben entre un 20% y un 40%. La caída de los márgenes contiene su traslado al precio final
Costes disparados
El pollo, de 2,30 euros a 3,20el kilo en un año, un 40% más
Otro producto de la cesta de la compra que ha experimentado una clara subida de precios ha sido el pollo. Los consumidores pagaban el año pasado 2,30 euros por un kilo de esta ave, cuando ahora cuesta 3,20 euros. Desde UPA puntualizan que «el precio que reciben los avicultores no ha variado. En cambio, sus costes de producción se han visto incrementados hasta un 40% en los últimos meses».
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Benito Carrasco es un avicultor de Alhama de Murcia. «Nosotros ponemos las instalaciones, la mano de obra y la energía, mientras que las empresas integradoras traen los pollos para que los criemos. Ellas se encargan del pienso y de los animales», apunta. El producto, por el que un avicultor recibe unos 40 céntimos por animal (0,15 euros el kilo), se encarece cuando la firma llega a la granja para recoger a los animales y conducirlos al matadero. Una vez que son sacrificados por los operarios y preparados para su venta, la integradora se pone en contacto con los supermercados (previamente ya hay establecidos contratos). Según ha podido saber este diario, los establecimientos compran el pollo a la integradora por 1,40 euros el kilo. Y el supermercado es el que se encarga de servirlo al consumidor final, que acaba pagando 3,20 euros.
La variable climatológica
El pimiento y el golpe de cinco semanas de lluvias
En la producción hortofrutícola, el tiempo no ha ayudado. «Este año, de marzo a abril, hubo unas cinco semanas de lluvia. Eso, que para otra persona solo es una molestia, para nosotros ha supuesto quedarnos sin cuaje de producto, es decir, que no ha habido flores, y sin flores no hay pimiento», se lamenta el responsable de una cooperativa que comercializa entre 25 y 30 millones de kilos de esta hortaliza cada año.
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Según cifras ofrecidas por Proexport, los agricultores han pasado de recolectar en torno a 10-11 kilos de producto por metro a recoger únicamente unos 8. Esto supone una caída de cerca al 20% de su producción y por tanto de sus ingresos, a lo que hay que sumar, una vez más, el incremento de costes.
El encarecimiento en la agricultura sucede desde que se da el primer paso. «Las semillas las venden grandes multinacionales -señala un productor que prefiere no revelar su identidad-. En total, habrá unas diez o menos que dominan el 90% del mercado mundial. Y ahí ya tenemos una subida de un 20% o un 30% que es inevitable. Aprovechan su posición dominante. Luego, la turba también ha subido muchísimo».
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En 2021, el coste de producir un kilo de pimiento se estimaba en 6 euros por metro de plantación. En 2022, se han superado los 7 euros por metro, un 20% más.
«Respecto a las empresas comercializadoras, los incrementos más importantes de los costes dependen de la energía, con subidas del 80% en la factura; el combustible, con un 65%; y materiales como las cajas, donde se acumula un 20% más», cuenta Zapata. El transporte también supone un 15% más. El incremento medio de los costes de confección y comercialización, calcula Proexport, está entre el 20% y el 30%.
El año, marcado por dos meses de precipitaciones seguidos de olas de calor, ha penalizado las cosechas hortofrutícolas
Oro líquido a precio de oro
El litro de aceite virgen extra alcanza los 4 euros en origen
Uno de los básicos en las cocinas de la Región con mayores subidas es el aceite de oliva virgen extra. Ya es imposible encontrar el litro por debajo de 4,25 euros, llegando en algunos casos a rozar los siete. La explicación hay que buscarla en varios puntos de la cadena. El primero, la subida de los abonos. Lo cuenta Mateo Fernández, un pequeño productor con seis hectáreas de olivar en Bullas: «La factura del abono, que en 2021 fue de 400 euros, ha sido este año de casi 900. Las grandes productoras, ¿qué están haciendo? No abonar, porque es insostenible, a costa de tener menos producción, lo que también repercute en el precio».
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Pepi Gabarrón, encargada de la almazara Frusemur, explica que una cisterna de aceite virgen extra a granel se paga ya a entre «3,89 y 4 euros el litro. Hace un año no llegaba a los 3 euros». De la almazara, el aceite pasará a grandes envasadoras, que tendrán que aplicar sus márgenes. En la campaña 2020-2021, este paso supuso un incremento de más del 45% en el precio del producto, según el estudio de cadena de valor realizado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. De ahí, va a las cadenas mayoristas; y de estas, a las casas. Las cuentas no salen este año. De aplicar la misma subida, el precio final sería mayor. Por lo que las envasadoras deben estar estrechando su beneficio. En el sector temen que las familias opten por productos alternativos si no se contienen los precios. La próxima campaña no va a ayudar. «Las olas de calor llegaron cuando los olivos estaban en plena flor y las quemaron». UPA ya alerta de que la merma en las cosechas en Murcia y Valencia puede alcanzar hasta el 85%. «No va a haber aceitunas en España», advierte Pepi Gabarrón. Otro ingrediente más para la subida de precios.
La «difícil» aplicación de la ley de la cadena alimentaria
La ley de la cadena alimentaria aprobada en diciembre de 2021 llegó para intentar dotar de transparencia a las operaciones comerciales con los alimentos y evitar abusos de poder. Su desarrollo completo sigue estando pendiente, y el ministro Luis Planas dio pistas el pasado jueves de dónde considera el Gobierno central que se pueden producir esos desequilibrios de poder. Planas solicitó públicamente a los actores de la cadena alimentaria esfuerzos para contener los precios, pero «especialmente de la distribución», apostilló.
Sin embargo, algunas de las medidas estrella de la ley que llegaba para proteger a los productores, como la obligatoriedad de que toda transacción figure en contratos por escrito y la prohibición de que cualquier eslabón cierre sus ventas a pérdidas, generan dudas en algunos de los supuestos beneficiarios. «Hay cosas de difícil aplicación. Ni siquiera los funcionarios saben cómo hacerlo, y también hay aspectos que vemos mal resueltos.
La ley viene a decir que si se vende por debajo del coste de producción, la operación no se tendría que rematar -explica Fernando Gómez, director general de Proexport-. Pero a veces la oferta supera a la demanda y ese producto, o se remata a precio de coste o se perdería entero. Puedes preferir vender y cubrir el 80% de las pérdidas que asumirlas al 100%, eso puede salvar una ruina». Insiste Gómez en que «nadie defiende las ventas a pérdidas, pero en este sector hay días en que hay que perder a cambio de ganar otros», asegura. Por otra parte, la llegada del registro de contratos el mes que viene añadirá, en su opinión, «burocracia e inseguridad jurídica, porque se hacen miles de operaciones a precios distintos a lo largo de un día».
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